Imagina por un momento que estás en tu casa y prendes la chimenea, la temperatura empieza a aumentar demasiado, de tal forma que empiezas a sentirte estresado, incómodo y con ganas de salir a respirar un poco aire fresco. Seguramente lo que harías sería apagar la chimenea, abrir una ventana y dejar que se refresque la habitación. ¿Cómo te sentirías si en lugar de poder hacer eso, tuvieras que quedarte sentado en el sofá, no pudieras moverte a ningún lado y nadie pudiera tampoco abrirte una ventana o apagar la chimenea?
Esta es la situación que están atravesando los corales, uno de los animales más importantes para el planeta, y también uno de los más vulnerables en este momento. Cuando nos acercamos a una colonia de coral, podemos distinguir los pólipos, que son los animales que componen al coral. En el tejido de estos pólipos vive en simbiosis unas algas microscópicas llamadas zooxantelas, a través de las cuales los corales obtienen energía para realizar su metabolismo, además de darle el color que los caracteriza. En contrapartida, los corales les dan protección y un hogar a estas algas microscópicas. Esta relación simbiótica es probablemente la responsable del éxito de los corales como organismos constructores de arrecifes.
(Ver: importancia de los arrecifes de coral)
Cuando la temperatura del agua aumenta por encima de 28 grados Celsius, las zooxantelas producen compuestos dañinos para el coral. La única forma de aliviar el daño es expulsando a las zooxantelas; al hacer esto, se perderá el color característico y la colonia se verá blanca que corresponde al color del esqueleto que es carbonato de calcio, puesto que los pólipos son transparentes. Además, y que es lo más grave, perderá su fuente principal de alimento, haciendo que se debilite y esté más expuesto a enfermedades. Sin embargo, si la temperatura vuelve a su rango normal, el coral es capaz de reabsorber las zooxantelas y volver a adquirir su color normal y recuperar sus salud.
Una colonia de coral con blanqueamiento no necesariamente ha muerto, solamente está pasando por un periodo de estrés, y aunque el coral es capaz de alimentarse por sí solo – atrapando pequeños animales del zooplancton y materia orgánica a través de sus tentáculos – si pasa mucho tiempo y la temperatura del agua no disminuye, los corales sin zooxantelas se debilitarán demasiado y, eventualmente, morirán de inanición.
¿Y qué podemos hacer nosotros? Hoy en día la comunidad científica está restaurando los arrecifes de coral por medio de dos técnicas: fragmentación y microfragmentación (reproducción asexual) y cría de larvas (reproducción sexual). Ambas se complementan, pues mientras la primera garantiza que haya acciones más a corto plazo y a gran escala, la segunda ayuda a que los nuevos corales tengan una variabilidad genética que aumentará las posibilidades de que pueda ser más resistente a cambios en el ambiente.
Esta segunda técnica es en la cual un grupo de biólogos y organizaciones se está concentrando en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo. Cuando los corales se reproducen, lo cual sucede una vez al año y es conocido como el desove de coral, estos héroes se ponen su equipo de buceo para recolectar los huevos y la esperma de estos corales. Luego, los llevan a un laboratorio para fertilizarlos, criarlos y monitorearlos mientras crecen los corales, para que un día, cuando estén de un tamaño adecuado, puedan trasplantarlos al arrecife. Es algo tan mágico como aprovechar la naturaleza y sus eventos para conservar los ecosistemas marinos.
(Ver más: Con cría de larvas buscan restaurar los corales de las Islas del Rosario)
(Ver más: Así es el desove coralino)
Es en esa parte de la ecuación donde entras tú, que estás leyendo este artículo, que puedes hacer un cambio enorme apoyando a estos científicos a que sigan realizando esta restauración por reproducción sexual. Lanzamos una Guía de Peces Óseos, con muchas de las especies que dependen de estos arrecifes que están restaurando. La hicimos pensando en ti, para que aprendas más de la vida marina y para que ser un guardián de los océanos esté a la mano.
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Conoce al alma detrás de este proyecto: Dra. Elvira Alvarado