Buceo y Salvamento, Armada Nacional.
Estos roles se ocupan de manera permanente y se rotan, excepto el de los supervisores, quienes son responsables de dirigir las maniobras y el mantenimiento del vehículo.
Cada uno de estos roles es crucial para el éxito de las operaciones. El supervisor coordina las actividades del equipo, asegurando que todos estén alineados con los objetivos de la misión y que se sigan los protocolos de seguridad. El piloto es quien controla el ROV, maniobrando el vehículo a través de las complejas condiciones del fondo marino, mientras que el copiloto asiste en la operación y se encarga de monitorear los sistemas del ROV en tiempo real.
La persona encargada de registrar en minuta, documenta cada paso de la operación, lo que es vital para el análisis posterior y para mantener un historial de las actividades realizadas. Esto no solo ayuda en la evaluación de la misión, sino que también proporciona información valiosa para futuras operaciones.
Además, el técnico de mantenimiento juega un papel fundamental en la preparación del ROV antes de cada inmersión, asegurándose de que todos los sistemas funcionen correctamente y realizando ajustes o reparaciones cuando sea necesario. Por último, el operador de LARS, que significa Launch and Recovery System (Sistema de Lanzamiento y Recuperación), es responsable de la operación de lanzamiento y recuperación del ROV, garantizando que estas maniobras se realicen de manera segura y eficiente.
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La colaboración entre todos estos roles es esencial, ya que cada miembro del equipo aporta su experiencia y habilidades específicas, lo que permite enfrentar los desafíos del entorno submarino con confianza y efectividad. Juntos, forman un equipo cohesionado que trabaja hacia un objetivo común: realizar operaciones exitosas y seguras.
Durante las exploraciones submarinas, el personal especializado en robótica se convierte en las manos y los ojos de científicos, investigadores y demás interesados. Ellos operan el ROV de manera segura y precisa, incluso en entornos oscuros y fríos con profundidades de hasta 1500 metros, donde la luz del sol no alcanza. A pesar de lo aparentemente sencillo, las condiciones meteomarinas fluctúan, lo que a veces requiere ajustes en el modo de operación para garantizar la seguridad tanto del ROV como del buque plataforma.
En estas inmersiones, el equipo se enfrenta a diversos riesgos inherentes al ambiente submarino. Es común encontrarse con una amplia gama de especies de vida marina que, por curiosidad o instinto territorial, se acercan o incluso embisten el ROV. Por ejemplo, durante una exploración, les sorprendió el encuentro con un pez espada que no dudó en atacar al extraño intruso. Afortunadamente, el único resultado fue un impacto en el vehículo sin ocasionar daños ni al pez ni al equipo.
En otra ocasión, se vieron obligados a detener temporalmente una operación de exploración del lecho marino, ya que un majestuoso tiburón de aproximadamente 5 metros bloqueó momentáneamente la navegación del ROV. Tras unos minutos, el animal se apartó, permitiendo reanudar las actividades con normalidad.
El entorno del fondo marino donde se llevan a cabo las operaciones con ROV es sumamente dinámico, influenciado por factores como las corrientes marinas, la sedimentación y la diversa fauna marina que habita en estos lugares. A pesar de estas variaciones, la sinergia entre los equipos del buque, el equipo de Survey y el ROV se fortalece día a día, evidenciando resultados exitosos gracias a la colaboración y coordinación efectiva entre todos los involucrados en la operación.
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El personal de mantenimiento desempeña un papel clave al preparar meticulosamente los sistemas del ROV antes de cada inmersión, garantizando su óptimo funcionamiento para alcanzar los objetivos propuestos. Su dedicación se centra en minimizar posibles fallas en componentes críticos como el sonar, las cámaras HD, el brazo manipulador y otros elementos fundamentales que podrían interferir en el desarrollo de la operación.
La comunicación fluida entre los diferentes equipos es esencial para el éxito de cada misión. La diversidad de experiencias y conocimientos aportados por cada miembro enriquece el proceso y permite una rápida adaptación a las condiciones cambiantes del entorno submarino. En el ámbito de las operaciones con ROV, la resolución de eventualidades y la atención a posibles fallos operativos forman parte integral de la actividad, enriqueciendo el bagaje de experiencias y conocimientos que serán fundamentales para futuras maniobras.
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Cada desafío enfrentado representa una oportunidad para mejorar y perfeccionar nuestras técnicas, asegurando que cada operación sea más eficiente y efectiva que la anterior. El trabajo en equipo, la dedicación y la constante búsqueda de la excelencia son la clave para navegar con éxito en este apasionante mundo submarino.