¿Estás buscando el regalo perfecto para los amantes del mar? Construimos una guía de ideas de obsequio para que sorprendas a los que amas en estas fiestas.
A lo largo de sus 33 años, la Agenda del Mar no solo ha sido una publicación, sino un punto de encuentro que ha permitido forjar vínculos significativos entre personas y organizaciones que comparten una misión común: proteger los océanos.
Cada año la Agenda del Mar se reinventa como un vehículo de información única y valiosa para acercarte a los océanos durante los 365 días del año. Descubre las sorpresas y la magia que esta nueva edición trae para sorprender a los amantes del gran azul.
La región donde la cultura, la biodiversidad y la unión de las comunidades ocurre, es el Pacífico colombiano, un lugar en el que el mar es testigo del impacto que ha producido la contaminación de residuos plásticos que llegan a playas como Timbiquí y Buenaventura.
La bahía de Cartagena es el corazón y alma de la comunidad insular de Tierra Bomba. Para sus habitantes, el mar es tanto un sustento cultural como económico, basado en la pesca y el turismo. Sin embargo, esta relación ha sido afectada por la contaminación y prácticas destructivas, como la pesca con dinamita, que dejaron secuelas físicas y emocionales en la comunidad. A pesar de las resistencias iniciales, ha surgido una creciente conciencia ambiental en torno a la restauración de la bahía y de las prácticas que giran en torno a ella.
En el Pacífico colombiano, las antes temidas ballenas jorobadas han cambiado el destino de las comunidades de este territorio. Gracias al trabajo conjunto entre la ciencia y las comunidades locales, la protección de estos cetáceos se ha convertido en un motor de desarrollo sostenible que beneficia tanto a la biodiversidad como a las personas que dependen del mar.
El vínculo entre las comunidades costeras y las tortugas marinas potencia el esfuerzo colectivo para proteger el territorio y las tradiciones ancestrales de cada región.
La conservación de los tiburones es crucial para el equilibrio marino. En Colombia, las alianzas con las comunidades costeras del Pacífico están marcando la diferencia, a través de la educación ambiental y la ciencia ciudadana.
“Llega la agallona y llega la producción pesquera”, afirma Ana Zita Pérez Serna, lideresa comunitaria miembro del Grupo Interinstitucional y Comunitario de Pesca Artesanal de la Costa Chocoana (GIC-PA), quien ha dedicado su vida a fortalecer las asociaciones de pescadores y la cadena productiva de pesca artesanal en el Pacífico chocoano, además de velar por la seguridad alimentaria de quienes desempeñan este oficio ancestral.
En el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, las mujeres lideran la conservación de los recursos marinos, fusionando tradición y ciencia para proteger su maritorio.
Mauricio Arbeláez, nativo de las islas del Rosario y biólogo de la Universidad de Cartagena, es un apasionado por el mar, sus especies y la conservación de aquellos ecosistemas que se encuentran bajo riesgo inminente.
En la península norte de nuestro país, encontramos la Guajira, un departamento influenciado por su diversidad de hábitats, que van desde el mar hasta las zonas desérticas, y la pluralidad de tradiciones y legados que convergen en un mismo territorio.
En la comunidad de San Bernardo del Viento, desde el 2015, se ha estado llevando a cabo un proceso transformador en torno a la relación de los habitantes con el manglar, un ecosistema vital para la biodiversidad local y la subsistencia de las familias que lo rodean.
La bahía de Cartagena es el corazón y alma de la comunidad insular de Tierra Bomba. Para sus habitantes, el mar es tanto un sustento cultural como económico, basado en la pesca y el turismo.
Los científicos consideran que la invasión del pez león en el Atlántico occidental, además de ser la más rápida que se conoce, alterará la estructura y función de ecosistemas de gran biodiversidad como los del mar Caribe.