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Octopus y su despedida de la vida pública

Foto: Santiago Estrada, Fotoconcurso Agenda del Mar
Foto: Santiago Estrada, Fotoconcurso Agenda del Mar
Octopus, la fascinante criatura del mar, se despide tras dos años de encuentros mensuales. En su última entrega, comparte detalles sobre el proceso de reproducción de su especie, Octopus vulgaris, y reflexiona sobre su corta pero intensa vida. Acompáñanos en este emotivo adiós lleno de aventuras, conocimientos y gratitud.

Hola, sí, soy yo, nuevamente… Octopus. Hoy no tengo invitados porque voy a dedicar este espacio a mi despedida… Sí, leíste bien: ¡MI DESPEDIDA! Recuerda que la esperanza de vida o la longevidad promedio, si lo quieres llamar de otro modo, de mi especie no supera los dos años. Tú y yo llevamos desde abril del 2022 encontrándonos, cada mes, sin falta; eso son casi dos años, además porque cuando nos conocimos, yo ya llevaba varios meses de vida. Es claro que estoy muy próximo a dejar este mundo… por lo menos con esta apariencia.  

Voy a dividir mi charla en dos partes; en la primera, te contaré como es el proceso de reproducción de mi especie, Octopus vulgaris, y, en la segunda, haré unas reflexiones sobre mi vida.

Foto: Fernando José Mancera, Fotoconcurso Agenda del Mar

En nuestro primer encuentro, aquel mes de abril de 2022, te conté sobre cómo mi madre, a la que nunca conocí, se esforzó y hasta dio la vida por cuidar sus huevos, donde estábamos mis hermanos y yo. Hoy quiero contarte, con más detalle todo el proceso de la reproducción de nuestra especie.

Estas últimas semanas he sentido con mucha intensidad el llamado a la procreación, el llamado a la contribución a perpetuarnos en la historia de la vida de este planeta. Principalmente, porque en estos días estoy viendo más hembras de lo usual y eso me está alborotando las hormonas.

Aunque hay suficientes hembras, uno tiende a escoger a la que siente que puede ser la mejor madre para sus hijos, por cierto, hijos a los que nunca voy a conocer. Pero hay competencia, hay competencia, habrá que luchar por la preferida. Espero ser, a la vez, suficientemente, atractivo para conquistar a la escogida y, suficientemente, persuasivo para ahuyentar a otros machos. Pero bueno, ese es mi problema, ya el instinto me dirá qué hacer. Por ahora, te cuento cómo es el proceso. Mi curiosidad me lleva a preguntar sobre todo, no solo lo que pasa a mi alrededor sino, también lo que pasa en mi cuerpo; esto no lo puedo ver, pero sí lo puedo preguntar, por eso, los siguientes párrafos son, básicamente, una transcripción de lo que me contó mi amigo biólogo.

Como todos los animales, tenemos órganos reproductivos, llamados gónadas. Tenemos sexos separados, como ya te pudiste dar cuenta y, algo que llama mucho la atención, es que aunque maduramos, sexualmente, más o menos a los 12 meses de vida, solo nos reproducimos 1 vez, al final de la misma; es lo que los científicos llaman animales semélparos: se reproducen una vez en la vida y luego mueren, supongo que, desde el punto de vista reproductivo, ha sido exitoso, ya que llevamos millones de años habitando este maravilloso planeta. A diferencia de los animales iteróparos, que se reproducen en varias o numerosas ocasiones durante sus vidas… creo que tú, amigo lector, calificas para esta definición.

Foto: Juan David Valencia, Fotoconcurso Agenda del Mar

Los machos almacenamos los espermatozoides en unos sacos llamados espermatóforos y se los transferimos a la hembra a través de uno de nuestros tentáculos adaptado para ello, que se desprende de mi cuerpo, ¡auchh! quedando al interior de la hembra, lo que quiere decir que hay copulación. Esta parte como que no me va a gustar mucho. Pero sigamos: los espermatozoides, contenidos en esos sacos, irán siendo liberados, poco a poco para fecundar los huevos que van saliendo de la hembra. Estos, envueltos en una masa gelatinosa, que les brindará protección, serán fijados y colgados del techo de la cueva que ella haya escogido, en forma de racimos blanquecinos (entre 10.000 y  50.000 huevos). La madre cuidará de sus huevos el tiempo que sea necesario hasta que nazcan sus crías y luego morirá.

Es en este momento que cierro el ciclo de mi historia de vida, esa que comenzó por allá en el año 2022 y que puedes revivir en el primer capítulo publicado en el Correo de Ultramar en abril del mismo año.

Ahora las reflexiones…

Me gustaría vivir más tiempo, 2 años son como poquito, ¿no?, la biología es asi, la evolución de nuestra especie nos ha traído hasta aquí. Pero ¿sabes?, no me siento del todo triste, es más, siento mucha alegría por haber podido disfrutar de una corta pero maravillosa vida, llena de aventuras, de amigos, llena de conocimientos, de exploraciones, también de sustos en los cuales pensé que mi vida iba a terminar más pronto de lo esperado, pero, bueno, afortunadamente, se quedaron solo en eso, en sustos. De resto solo fueron satisfacciones.

Tal vez por el hecho de vivir tan poco tiempo, es lo que, por lo menos a mí, me movió a tener una vida plena, aprovechando cada día, cada minuto. Mi curiosidad me llevó a recorrer un mundo maravilloso, pasando de un lugar a otro, de mi arrecife de coral a las vastas praderas verdes de pastos marinos y las intrincadas raíces sumergidas de los mangles. Me permitió conocer a criaturas fantásticas que compartieron con nosotros sus historias, sus experiencias, sus formas de vida, los problemas que están enfrentando, etc, me permitió recorrer el arrecife de coral, mi hogar, de un extremo a otro. En fin.

Además, hay algo que me encantó, y es que todo esto que descubrí y viví durante casi 2 años, los pude compartir contigo y con cada lector del Correo de Ultramar; además, estoy seguro que cada uno de ustedes llevó y compartió mi mensaje a otras personas, a sus familiares y amigos. Eso, para mí, no tiene precio.

Tal vez, algunos de mis amigos pulpos o, por qué no otra especie tome mi bandera de llevarle al mundo de los seres humanos, las maravillas que se pueden encontrar por debajo de la superficie.

Hasta siempre y pasa feliz, donde quiera que te encuentres.

¡BUEN VIENTO Y BUENA MAR!

Lee toda la saga: primer encuentro

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