Región Caribe
1. Navegando en la cultura anfibia: Navegar la ciénaga más grande de Colombia es una experiencia que vale la pena vivir. La visita comienza en el municipio de Pueblo Viejo, Magdalena, en la vía entre Barranquilla y Santa Marta.
Inicialmente hay que navegar una hora y media por la Ciénaga Grande del Magdalena, luego, los visitantes entran en pequeñas canoas a los canales naturales que se forman por entre el manglar y, finalmente, se llega a los pueblos palafitos, que están conformados por casas coloridas sostenidas por pilotes o estacas, que las hacen ver como si flotaran sobre las aguas.
El particular paisaje y la singularidad de las costumbres de esta “cultura anfibia” hacen que la visita resulte impactante e inolvidable. La imagen del vuelo de bandadas de cormoranes, garzas y otras aves; acompaña el recorrido, que permite conocer una forma de vida que para muchos resulta, por lo menos, curiosa, pues los habitantes de estas comunidades viven desde hace siglos entre el agua y se han adaptado a ello.
2. Tardes de ranchería al lado de los flamencos: Este es un recorrido que incluye dos experiencias fascinantes. La primera es un acercamiento a una parte de la exótica naturaleza de la Guajira, con el avistamiento de aves del bosque seco tropical y los flamencos, justamente en el Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos.
La segunda experiencia es el contacto con la cultura wayúu. En una ranchería, que es un asentamiento pequeño en el que conviven varias familias indígenas, los visitantes son recibidos por un intérprete local que habla de la historia, las leyendas, los mitos y la cosmogonía wayúu. El plan incluye además una muestra del baile “yonna”, a la que son invitados los turistas, recorrido por las artesanías, aplicación del maquillaje tradicional y el vestuario propio de la comunidad, y hasta la posibilidad de comer el friche, plato típico de la zona, que consiste en una buena porción de carne de un chivo joven, cocida y frita, acompañado del bollo de maíz. La ranchería de Loma Fresca está ubicada a solo 25 minutos en carro del centro de Riohacha.
Región Pacífico
3. La Cumbancha, un recorrido para los turistas de naturaleza: El Golfo de Tribugá es uno de los lugares más biodiversos del planeta y por eso visitarlo, siempre con guías locales y de forma responsable con los ecosistemas, es una excelente opción para que el viajero se conecte con la naturaleza. En Tribugá hay de todo, termales cerca del mar, cascadas de agua fresca, formaciones coralinas, amplias playas, ríos cristalinos, manglares y selvas.
Acompañados por las comunidades que se han organizado para ofrecer actividades turísticas, los visitantes pueden disfrutar del senderismo, paseos en kayak, avistamiento de flora y fauna, incluyendo ballenas en temporada, y la posibilidad de disfrutar de la gastronomía ancestral de la región.
4. Nuquí, el color vive hasta en murales: Los viajeros encuentran vistosas imágenes de gran tamaño en cada rincón de esta población, a la que solo es posible llegar en avión o en lancha. Gracias a el Colectivo Florece, una iniciativa local, el color del mar y de la selva saltó a las viviendas en forma de murales y le dio vida al paisaje urbano del municipio.
Además, de la mano de las jornadas de pintura que le cambiaron la vida a las calles de Nuquí, vinieron festivales Florece, que buscan resaltar la megadiversidad que tiene esta zona del Chocó; además de la riqueza cultural de sus comunidades por medio de la música, los bailes, la ancestralidad de las plantas, la medicina, el viche (bebida natural preparada en la región) y muchas otras formas.
