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Tejiendo saberes para proteger la Guajira

Sandra de Bedout
En la península norte de nuestro país, encontramos la Guajira, un departamento influenciado por su diversidad de hábitats, que van desde el mar hasta las zonas desérticas, y la pluralidad de tradiciones y legados que convergen en un mismo territorio.

En este lugar tan diverso y rico por su mar y la calidad de su gente, nace una iniciativa entre el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras – INVEMAR y la Corporación Autónoma Regional de La Guajira – CORPOGUAJIRA, dedicado a la investigación científica y a la apropiación social del conocimiento, proponiendo una estrategia para fortalecer el sentido de pertenencia de la sociedad guajira referente a la conservación del recurso hídrico y de los ecosistemas marinos y costeros que conforman este territorio; todo esto con la sabiduría, conocimientos y apoyo de la comunidad Wayuu que lo habita. El proyecto #PALAA: «Fortalecimiento de las destrezas de la comunidad de la Media y Alta Guajira en la apropiación del recurso hídrico marino y costero de la región. La Guajira”, es el resultado de la unión entre la ciencia y las comunidades locales.

Foto: INVEMAR

La comunidad Wayuu ha sido la protagonista en esta labor, pues se ha dedicado a co-crear las diferentes herramientas pensadas por el proyecto PALAA a partir de su participación en diversos encuentros dentro de su territorio por más de dos años, generándose en cada encuentro diálogos de saberes honestos e inclusivos; lo cual los han llevado a ser voceros del cuidado y la atención que necesitan las praderas de pastos marinos, los manglares y las especies que pertenecen a estos ecosistemas, a través de su cosmogonía y cosmovisión representados en relatos, mitos y su cotidianidad.

En este orden de ideas, desde el Cabo de la Vela hasta Riohacha, los locales se han dedicado a construir los talleres y participar en las actividades y módulos propuestos por INVEMAR. Su participación activa no solo ha fomentado la protección de los ecosistemas, sino que ha puesto en valor sus propios relatos, mitos y cosmogonías, lo que ha permitido que sean voceros del cuidado que estos espacios necesitan.

Este trabajo comenzó a materializarse en 2019, cuando se lanzaron las primeras convocatorias de ciencias financiadas con recursos de regalías. El departamento de La Guajira decidió apostar por la conservación de su recurso hídrico, y lo hizo de una manera integral: uniendo a la academia con las comunidades locales a través de una red de apropiación social del conocimiento.

Desde el inicio, la premisa fue clara: abordar la problemática del agua desde los ecosistemas marinos y costeros, entendiendo que el ciclo del agua afecta tanto a las comunidades locales como a los hábitats que dependen de ella. Así, el proyecto se dividió en cinco etapas, comenzando con un diagnóstico exhaustivo para determinar los problemas más urgentes y las temáticas a trabajar, el cual fue fundamental para que los locales se identificaran con la iniciativay entendieran la importancia de reconocer la riqueza natural que conforma su territorio.

Una de las observaciones clave durante el diagnóstico fue que, los niños de la región no comprendían la relevancia de corredores biológicos como manglares y praderas marinas. Para abordar este problema, se desarrolló una metodología educativa que integraba los saberes tradicionales con el conocimiento científico, la cual incluyó talleres que no solo enseñaban sobre la biodiversidad de los ecosistemas marinos, sino que también incorporaban la oralidad wayuu, usando cuentos, relatos y mitos para transmitir el conocimiento de una manera que resonara profundamente con los estudiantes y sus familias.

Fotos: INVEMAR

El proyecto se implementó a lo largo de un año y medio, y su metodología, dividida en 17 módulos, fue revisada y ajustada constantemente con el apoyo de las comunidades y la academia. Se buscaba que las comunidades wayuu no solo adquirieran conocimientos sobre los ecosistemas, sino que también los integraran en su vida cotidiana, reconociendo el valor de proteger los recursos que los rodean.

Durante el proceso, surgieron desafíos, como la adaptación del material educativo a la lengua wayuunaiki, para lo cual se trabajó con un lingüista indígena que ayudó a crear un glosario con términos nuevos, respetando la estructura lingüística de la comunidad. Esta labor permitió que los docentes, muchos de los cuales no tenían formación especializada en ciencias naturales, también pudieran aprender sobre los ecosistemas y compartir este conocimiento con sus alumnos.

Con la participación de alrededor de 700 personas pertenecientes a la comunidad Wayuu y que representan a 15 de sus territorios costeros de la Media y Alta Guajira, se han propuesto a entender la naturaleza como un servicio que si no es cuidado puede acabarse, y con ello, el legado del contexto en el que se ha hecho su historia y la de sus ancestros. José Manuel Gutiérrez-Salcedo, biólogo marino e investigador principal del proyecto PALAA, habló sobre el sentido que lo motiva: “Armonizar y transmitir el conocimiento científico combinado con los saberes y conocimientos locales de las comunidades que habitan el territorio, siento que es el paso a la dirección correcta para lograr un mejor sentido de pertenencia por nuestra naturaleza y por ende, por su conservación”. 

A través de este enfoque integral, el proyecto #PALAA ha logrado tejer un diálogo entre el saber científico y el conocimiento ancestral, que se dirige hacia un mismo objetivo: proteger el lugar al que pertenecen y que los hospeda. Los esfuerzos de conservación de los ecosistemas marinos y costeros en La Guajira no solo buscan salvaguardar el medio ambiente, sino también preservar el legado cultural de la comunidad wayuu.

Y así, es como desde el territorio de Camarones hasta el de Bahía Honda, pasando por los territorios de Musichi, Manaure, El Cardón, Cabo de La Vela, entre otros, la prevención de la pérdida o deterioro de las praderas de pastos marinos y manglares se ha vuelto un tema de conversación con el objetivo de seguir tejiendo diálogos de saberes que se dirigen a un mismo objetivo: el de proteger el lugar al que pertenecen y los hospeda. 

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