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Salvar al arrecife: ciencia y compromiso contra una enfermedad implacable 

la enfermedad de pérdida de tejido vivo de corales pétreos o duros (SCTLD, por sus siglas en inglés) ha estado causando graves pérdidas en los arrecifes coralinos del Caribe desde su detección inicial en 2014, en las costas de la Florida. Afecta a más del 50% de especies de corales duros formadoras de arrecifes y está presente en, al menos, 30 países.

Los corales son considerados los mayores arquitectos naturales de la Tierra, construyendo enormes estructuras vivas llamadas arrecifes de coral, que albergan más del 25% de las especies marinas y benefician a mil millones de personas a través de servicios ecosistémicos como seguridad alimentaria, protección costera y turismo, entre otros. 

Sin embargo, así como presentan una altísima biodiversidad, estos ecosistemas son extremadamente frágiles. Desde hace décadas, han venido enfrentando amenazas significativas como huracanes (cada vez más frecuentes), contaminación, sobreexplotación de recursos pesqueros, desarrollo costero y cambio climático, lo que ha generado blanqueamiento (la pérdida del alga simbionte debido a las altas temperaturas del agua), enfermedades y degradación de hábitat que han llevado a la reducción de más del 50% de su cobertura viva y que ha sido particularmente fuerte en el mar Caribe. 

De lo anterior, ya hemos hablado con detalle en el pasado; hoy queremos contarte sobre una enfermedad que, junto al blanqueamiento, se constituyen en el mayor problema que afectan a los arrecifes del Caribe: la enfermedad de pérdida del tejido blando de los corales pétreos (SCTLD, por sus siglas en inglés). Es una afección altamente destructiva que ha estado causando graves pérdidas en los arrecifes coralinos del Caribe desde su detección inicial en 2014, en las costas de la Florida. Afecta a más del 50% de especies de corales duros formadoras de arrecifes y está presente en, al menos, 30 países. Se caracteriza por la aparición de lesiones blancas que avanzan rápidamente sobre el tejido vivo del coral, provocando su muerte en cuestión de días o semanas. Esta enfermedad se transmite por contacto directo y transmisión por agua y por sedimento. Debido a su duración, letalidad, amplio rango de especies afectadas y rápida propagación, la SCTLD es considerada el brote de enfermedad coralina más devastador jamás registrado. 

Uno de los principales retos que enfrentan los científicos es que, hasta ahora, no se ha podido identificar con certeza qué microbio o conjunto de microbios causa esta enfermedad. Esta falta de claridad ha dificultado el desarrollo de pruebas de diagnóstico precisas y tratamientos totalmente efectivos. El diagnóstico actual se basa en la observación directa de los corales enfermos en el mar, pero esto puede ser complicado, ya que la forma en que la enfermedad se manifiesta puede variar según la especie de coral, la región y las condiciones ambientales. 

El tratamiento más exitoso hasta ahora ha sido el uso de una pomada especial que contiene amoxicilina de uso veterinario, un antibiótico. Esta se aplica directamente sobre las lesiones del coral y ha mostrado buenos resultados para frenar el avance de la enfermedad en los sitios tratados. Sin embargo, existen preocupaciones sobre los posibles efectos secundarios de usar antibióticos en el ambiente marino, como la alteración de las bacterias que viven de forma natural en los corales (su microbioma), la disminución del crecimiento de los corales y la posible aparición de bacterias resistentes, entre otros. 

Dado estos riesgos, se están explorando otras alternativas. Una opción prometedora es el uso de probióticos, es decir, bacterias «buenas» que se pueden aplicar a los corales para ayudarlos a combatir a los patógenos. En estudios recientes, una bacteria llamada Pseudoalteromonas mostró ser capaz de reducir la propagación de la enfermedad y proteger completamente a corales sanos de la infección. 

No obstante, aplicar cualquiera de estos tratamientos en mar abierto presenta enormes desafíos. El agua diluye rápidamente cualquier sustancia aplicada, y aún no se comprende del todo cómo se transmite la enfermedad. Además, la evolución del patógeno y las diferencias entre especies de corales complican aún más la situación. 

Es tal la preocupación por parte de la comunidad científica que se optó por una línea complementaria para tratar de salvar a nuestros arrecifes coralinos de esta devastadora enfermedad: es el proceso de rescate de corales, que implica colectar colonias saludables de áreas no afectadas por enfermedades y corales sobrevivientes estratégicos de zonas afectadas por enfermedades, en especial SCTLD. Estos corales se mantienen en instalaciones en tierra para protegerlos de infecciones, mantener la diversidad genética y reproducirlos para la restauración durante sus eventos de desove de gametos. 

En territorio colombiano, la SCTLD solo se ha confirmado en el Archipiélago de San Andrés y Providencia, que está a 700 km de la costa continental colombiana, donde aún, misteriosamente, no se han reportado signos, y digo misteriosamente porque ya está reportada para las islas del Caribe como Curazao y Bonaire muy cerca de la costa de Venezuela y en Panamá, es decir, muy cerca del Caribe continental colombiano.  

Desde el año pasado, un equipo del Perry Institute for Marine Conservation, liderado por la doctora Valeria Pizarro, viene aplicando tratamiento a las colonias de las especies afectadas por la enfermedad en San Andrés. Este año, con la Fundación Ecomares y el Perry Institute a través del proyecto CoralTheca, en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y de San Bernardo, se está llevando a cabo la primera capacitación en Colombia para hacer frente a esta problemática. La idea es crear un grupo formado por funcionarios del parque y de centros de buceo locales, como Diving Planet, teniendo como objetivo principal aumentar la capacidad local sobre el impacto de la enfermedad antes de que llegue al Caribe continental colombiano.  

En resumen, La SCTLD representa una seria amenaza para los arrecifes coralinos, que son ecosistemas esenciales para la biodiversidad marina y para muchas comunidades humanas que dependen de ellos. Aunque se han logrado avances importantes en la identificación de tratamientos y estrategias de control, todavía hay muchas preguntas sin responder. La investigación científica sigue siendo clave para entender mejor esta enfermedad, encontrar tratamientos más seguros y eficaces, y así proteger estos valiosos ecosistemas marinos. 

Debido a la facilidad de propagación de esta enfermedad por diferentes formas, por contacto directo y por agua y sedimento, los buzos podemos convertirnos en un vector más de propagación de la misma; por esta razón te damos algunas recomendaciones que pueden ayudar a disminuir este riesgo: 

  • En la medida de lo posible, evita bucear en aquellas zonas donde la enfermedad está presente; para eso tendrás que informarte con las autoridades o centros de buceo locales.  
  • Si tu intención es realizar dos inmersiones en dos zonas diferentes de un arrecife en particular y si la enfermedad está presente en una de ellas, realiza tu primera inmersión en la zona sin la enfermedad y la segunda en la zona con la enfermedad. 
  • Nunca toques deliberadamente los corales, controla tu flotabilidad de la mejor manera y bucea lo suficientemente separado del fondo para evitar remover la arena o sedimento del fondo o golpear accidentalmente los corales ya sea con tus aletas o con alguna parte de tu cuerpo. 
  • Si vas a bucear en zonas con presencia de la enfermedad, en lo posible, alquila el equipo en el centro de buceo local que escogiste. Ellos se encargarán de lavarlo de manera adecuada. Si de todas formas decides bucear con tu equipo, lávalo con abundante agua dulce y déjalo secar muy bien antes de guardarlo. 
  • Infórmate muy bien antes de viajar con el centro de buceo local del área sobre las políticas que manejan con respecto a la prevención de la enfermedad, ya que es posible que no puedas llevar tu equipo propio y te exijan alquilar el de ellos. 
  • Súmate con donaciones o como voluntario a proyectos dedicados a la conservación y protección de estos ecosistemas como la CoralTheca. Utiliza siempre tu buen juicio para tomar decisiones. 

Te invitamos a que compartas esta información con tus familiares, amigos y cualquier otra persona que creas que le pueda interesar.  

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