Se trata del Parque de la Conservación, una entidad privada sin ánimo de lucro perteneciente a la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, que desde el año 2020 emprendió una transformación profunda para convertirse en una organización dedicada a la educación ambiental, la protección de la fauna silvestre y la apropiación social del conocimiento científico.
Este cambio de enfoque significó pasar de ser un zoológico tradicional, a ser un espacio vivo que alberga animales rescatados del tráfico ilegal o de la tenencia irresponsable, brindándoles una segunda oportunidad en condiciones que velan por su bienestar físico, emocional y ambiental. Desde entonces, el Parque se ha consolidado como un refugio especializado, un hogar temporal o permanente para especies que, por diversas razones, no pueden regresar a su hábitat natural. Así, se ha convertido en un centro donde el conocimiento científico, la conservación y la educación se entrelazan para impactar positivamente tanto en los animales como en las personas.
Fotos: Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín
Como parte de esta visión renovada, en 2023 el Parque obtuvo el aval de Minciencias como centro de ciencia y se encuentra en proceso de consolidarse como entidad museal con colecciones vivas ante el Ministerio de Cultura. Esto significa que sus visitantes no solo se encuentran con una experiencia lúdica y recreativa, sino también con una oferta educativa y museográfica que les permite comprender la problemática del tráfico ilegal de fauna silvestre, explorar la biodiversidad del país y entender la importancia de convertirse en guardianes de la vida.
Uno de los programas más significativos en este propósito educativo es el Club Científico, una iniciativa que lleva más de 20 años transformando la manera en que niños y niñas de 6 a 14 años se acercan a la ciencia. A través de una metodología basada en la pregunta y la exploración, el club permite que los participantes desarrollen proyectos propios desde sus intereses y curiosidades. Cada semestre inicia con una pregunta detonante y, a través de talleres, actividades prácticas, observación directa e interacción con expertos, los niños construyen respuestas que luego comparten en una feria de la ciencia abierta al público.
Fotos: Parque de la Conservación
Este club se ofrece en dos modalidades: una dirigida a niños en educación desde casa, que asisten los martes en la mañana o en la tarde; y otra para quienes están en educación tradicional, quienes participan los sábados en los mismos horarios. En ambas, el aprendizaje es transversal e interdisciplinario, promoviendo el pensamiento crítico, la conciencia ambiental y el amor por la biodiversidad.
Sin embargo, el Parque de la Conservación no solo educa dentro de sus límites. También desarrolla y apoya procesos de educación ambiental en distintos territorios del país, articulándose con aliados como Corantioquia, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Confenalco Antioquia, Confama y WWF. A través de programas como Divermentes, el Parque lleva talleres y experiencias a estudiantes de más de 20 municipios antioqueños, así como a comunidades rurales que comparten territorio con especies clave como el jaguar o el oso de anteojos.
Fotos: Parque de la Conservación
Además, en su compromiso con la ciencia, el Parque también cuenta con la Casa de la Ciencia, un espacio museal ubicado dentro del parque que alberga exposiciones permanentes e itinerantes. Actualmente, los visitantes pueden disfrutar de una muestra dedicada a los “vecinos citadinos”: flora y fauna del Valle de Aburrá que habita más cerca de lo que creemos, pero que muchas veces desconocemos.
Fotos: Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín
Por otro lado, Parque ofrece un pulmón verde en la ciudad, con casi cinco hectáreas que albergan más de 1.200 árboles y crean un entorno ideal para la contemplación, el descanso y la conexión con la naturaleza. Es un oasis urbano que permite a los visitantes reconectarse con la vida a través del asombro y la reflexión.
En el marco del Día del Niño, el Parque de la Conservación nos recuerda que la infancia es el terreno fértil donde podemos sembrar amor por la naturaleza, compromiso con la vida y curiosidad por aprender. Porque nadie cuida lo que no conoce, y nadie protege lo que no valora. Por eso, este parque no es solo un espacio para observar animales; es un aula viva donde los niños y niñas de hoy se preparan para ser los guardianes del mañana.
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