Jorge Herrera, biólogo marino
En los siguientes encuentros tuve un invitado muy especial, un miembro de la familia de peces loro. Nos contó aspectos muy interesantes sobre su reproducción y sobre la importancia que tiene como jardinero del arrecife, entre muchos otros.
Hoy nos acompaña el coral estrella montañoso, llamado por los científicos Orbicella faveolata. Escogí esta ocasión para que nos acompañe, ya que hace pocos días fuimos testigos de un evento natural maravilloso, en el cual, nuestro invitado fue protagonista principal. Pero quiero que sea él… o ella (otra vez nos tocó el mismo juego de no saber si es él o ella) que se presente y nos cuente cuál fue ese evento tan especial.
C/ Es un gran honor para mí el que me hayas dado este espacio y, sobre todo, en tan importante publicación como lo es la Agenda del Mar. Voy a contarte a ti, mi amigo Octopus y a ti, mi amigo lector, un poco sobre las generalidades de los corales y me voy a centrar en la forma en que nos reproducimos.
Los corales somos animales que formamos colonias, la unidad fundamental se llama pólipo y consta, simplemente, de un pie muscular, como un pequeño tubo con una corona de tentáculos rodeando la boca que es central. Existen, básicamente, dos tipos de corales, los corales blandos y los corales duros, también llamados corales escleractinios o corales pétreos, debido a que producimos nuestro propio esqueleto externo, llamado exoesqueleto, dentro del cual vivimos toda nuestra vida. Yo soy uno de esos últimos y aunque parezcamos piedras somos un grupo que, juntos, construimos estructuras muy particulares, los famosos arrecifes de coral, el hogar de miles de especies que día a día interactúan y llenan de vida estos ecosistemas, a veces tan grandes que uno de ellos se puede ver desde el espacio, la Gran Barrera de Coral Australiana.
Según la especie, nuestra forma de crecimiento varía, algunas crecemos de forma masiva como el coral estrella montañoso (mi caso) o el coral cerebro, otros crecen de forma ramificada, como el coral cuerno de alce, o el cacho de venado, otros lo hacen en forma de hojas o láminas, como el coral lechuga, en fin, Todos vivimos en estrecha relación (simbiosis) con algas microscópicas llamadas zooxantelas que incorporamos a nuestros tejidos. Esta relación es muy importante para nuestra sobrevivencia. Aunque somos capaces de alimentarnos por nuestros propios medios, usando los tentáculos para capturar pequeños animales del zooplancton y algo de materia orgánica en el agua que nos rodea, dichas zooxantelas nos comparten parte del alimento que fabrican ellas mismas a través de la fotosíntesis, principalmente en forma de azúcares. Ese alimento extra nos ha permitido construir esos arrecifes tan extensos. Es tan importante esta relación, que, si llegásemos a perder las zooxantelas, podríamos morir, literalmente, de hambre.
Los corales nos reproducimos de dos formas, asexual y sexualmente. En la primera, cada pólipo dará origen a un nuevo pólipo por gemación, es decir como una yema que puede salir directamente del mismo (intra tentacular) o en el espacio que hay entre ellos (extra tentacular) y cada nuevo pólipo será idéntico, genéticamente, al pólipo del que surgió, es decir será un clon. Este tipo de reproducción la utilizamos para crecer como colonia, aunque lo hacemos muy despacio, nosotros, el coral estrella montañoso, no crecemos más de 1 cm al año, otras especies lo hacen un poco más lento y otras un poco más rápido, pero, igualmente, dentro de la escala de lo lento.
La reproducción sexual es aquella en la que intervienen dos gametos, femeninos y masculinos, es decir, ovocitos y espermatozoides. Hay especies de corales con colonias hembras y colonias machos. Las colonias machos liberan los espermatozoides al medio que, posteriormente serán absorbidos por las colonias hembras dentro de las cuales el ovocito es fecundado por uno de esos espermatozoides, para formar la larva que será liberada al medio. Otras especies, como la mía, somos hermafroditas simultáneas, es decir, producimos al mismo tiempo ambos gametos, ovocitos y espermatozoides, los empaquetamos en una bolsa en forma de huevo conteniendo ambos tipos de gametos y los liberamos al medio. Estos paquetes, una vez liberados, subirán hacia la superficie donde se romperán para liberar los gametos; en ese momento empezará la carrera por la fertilización, donde los espermatozoides son atraídos químicamente, por los ovocitos y aquel que logre fecundar un ovocito, dará inicio a la formación de una nueva larva. Esta larva, de forma ovalada, y que tiene movimiento propio, será parte del plancton; al cabo de unos días, que puede variar según la especie, comenzará a descender hacia el fondo buscando un sustrato adecuado para fijarse. Una vez se fija, se transformará en el pólipo inicial que dará origen a la nueva colonia, al reproducirse de manera asexual, como ya te expliqué.
Quiero aclararte que este proceso lo hacemos al mismo tiempo todos los pólipos de todas las colonias de la misma especie haciendo que se convierta en un espectáculo maravilloso de explosión de vida que dura, aproximadamente, entre 30 y 40 minutos, en medio de la oscuridad. También es importante que sepas que cada especie tiene su momento de liberación, simplemente, para aumentar la probabilidad de éxito de la fertilización. Por ejemplo, la especie de coral cerebro Pseudodiploria strigosa los hace ese mismo día, pero antes de la puesta del sol y otra especie de coral cerebro Colpophillia natans lo hace un par de horas antes que nosotros. Otras especies prefieren otros meses del año para reproducirse sexualmente como el coral cerebro ranurado Diploria labyrinthiformis que lo hace, principalmente, en los meses de mayo y junio, antes de la puesta del sol.
Y eso fue lo que sucedió el pasado 16 y 17 de septiembre. Estas fechas corresponden al sexto y séptimo día, respectivamente, después de la luna llena; 3 horas después de la puesta del sol, todas las colonias de coral estrella montañoso (Orbicella faveolata) liberamos nuestros gametos con la esperanza de crear nuevas colonias que sigan engrandeciendo nuestro arrecife. Ahora bien, ¿por qué es tan especial este día y más que especial, importante?, simplemente, porque, junto con la especie más emparentada con la nuestra (Orbicella annularis), somos la más abundantes en todos los arrecifes del mar Caribe, las que alcanzamos mayores tamaños y, por lo tanto, las que más hemos contribuido en la construcción de nuestros arrecifes; mi colonia, por ejemplo, tiene una altura de más de 3 metros y un diámetro de más de 4 metros, dicen por ahí que podemos tener más de 400 años de edad. Y quiero decirte que esto mismo pasó en todos los arrecifes de nuestro país y del mar Caribe.
La importancia de la reproducción sexual es que al combinarse gametos de una colonia con otra se garantiza que haya variabilidad genética, lo cual puede ayudar a obtener nuevas colonias que tengan la posibilidad de ser más resistentes a plagas y/o se adapten mejor a cambios en las condiciones del mar.
Me gustaría contarte otros aspectos importantes sobre los corales, pero creo que si me extiendo podría aburrirte. Me encantaría que tú, mi amigo Octopus, me concedieras otro espacio para poder contarles algo más, sobre todo, algo sobre la importancia y los beneficios que le podemos dar a los seres humanos, como tú, mi amigo lector, quien es, al fin y al cabo, a quien quiero dirigirme, porque está en tus manos nuestro futuro y el de nuestros océanos.
O/ Por supuesto que sí, mi amigo coral, las puertas están abiertas las veces que quieras para contarnos sobre esos aspectos que consideras importantes. Y ya para despedirnos, una vez más quiero agradecerte por aceptar nuestra invitación y a ti, amigo lector, gracias por tomarte el tiempo de conocer un poco más sobre esos acontecimientos maravillosos que ocurren en nuestros arrecifes. Hasta muy pronto.