Por: Esteban Duque Mesa, biólogo y fotógrafo de naturaleza.
Pues la naturaleza no es tan diferente. La presión que la vida y el entorno genera en los organismos no solo despierta potenciales ocultos, sino que también favorece novedades adaptativas, nuevos superpoderes que son pulidos con el tiempo, amasados y cristalizados por el maravilloso invento de la prueba y el error, aquel del que se vale la evolución para seguir generando diversidad.
Hace 40 millones de años, los Pakicetus, unos animales cuadrúpedos no más grandes que un perro, rondaban las costas de Pakistán, ganándose la vida comiendo pequeños crustáceos y moluscos, cuando eventos posiblemente catastróficos comenzaron a presionarlos para entrar al agua y ganarse la vida en un ambiente completamente nuevo y desconocido. En principio, este cambio debió ser abrupto y peligroso: Un nuevo espacio y nuevos peligros para los cuales no estaban preparados como la pérdida de calor, la falta de sitios para esconderse o la poca visibilidad. Pero indudablemente sacó lo mejor de ellos porque, tras 16 millones de años, la evolución los dotó de habilidades que bien cabrían en los cómics de Marvel o DC y los convirtió en uno de los grupos animales más carismáticos e impresionantes del planeta: los delfines.
Así que hablemos un poco más sobre estos retos que tuvieron que enfrentar y las respuestas impresionantes que les permite navegar los océanos modernos.
Aquí tienes 5 de los super poderes de los delfines:
1. Trabajo en Equipo – El océano es un mundo inmenso, interminable e infinito. Más allá del profundo azul se esconden todo tipo de seres, algunos son depredadores, otros presas. Nunca se sabe que hay más allá de la línea de visibilidad, por eso los delfines han tenido que hallar estrategias para protegerse. Una de estas es la vida en grupo, el trabajo en equipo. Unas pocas especies pueden ganarse la vida en solitario, pero en su mayoría los delfines navegan en grupos que van desde una docena hasta las llamadas “Super Pods” o “Super manadas” que pueden superar los 5000 individuos (el número de personas que encontrarías en un pueblo pequeño) en los que las relaciones sociales son tan complejas que los científicos las consideran sociedades.
2. Súper inteligencia – Detrás de la inocente sonrisa de un delfín se esconde uno de los cerebros más poderosos del reino animal. Comparado con el tamaño de su cuerpo, el cerebro del delfín es el segundo más grande solo después de los humanos. Son de los pocos animales capaces de reconocerse en un espejo y poseen la capacidad del uso del lenguaje. Aunque los delfines no tienen manos, pueden utilizar herramientas: un pequeño grupo de delfines en Australia ha aprendido a utilizar las esponjas de mar en su hocico como protectores para escarbar entre el fondo lleno de piedras sin lastimarse y así atrapar a los peces que se esconden bajo la arena.
Su impresionante inteligencia le permite a los delfines crear estrategias de cacería muy sofisticadas y además enseñarlas activamente, transmitiendo el conocimiento de generación en generación como tradiciones culturales.
3. Ecolocalización – Uno de los mayores retos de estar bajo el agua es saber dónde estás y encontrar tu camino en un líquido en el cual los puntos de referencia son prácticamente inexistentes. ¿Cómo saber a dónde ir en un mundo donde los ojos solamente pueden ver a unos cuantos metros de distancia? Pues la respuesta es, no uses los ojos, usa los oídos. En todo este tiempo, los delfines han cambiado gran parte de su sistema auditivo y de producción de sonido para generar un sistema tipo radar, con el que pueden producir una serie de clicks que rebotan con los objetos en su entorno. Ese efecto rebote hace que un pequeño eco retorne al delfín, generando una cascada de información cerebral con la cual, en últimas, el delfín puede percibir detalles muy precisos sobre su entorno. Este radar es tan poderoso que al proyectar los clicks sobre un pez, un delfín puede identificar la distancia, rumbo de movimiento, velocidad a la que se mueve, tamaño e inclusive la textura de su presa. Ningún radar humano ha estado siquiera cerca de percibir tantos detalles con el sonido como lo hace un delfín.
4. Velocidad – Ya sea para escapar de un depredador o para perseguir su comida, la velocidad es fundamental en el océano. Un animal del tamaño de un delfín no tendrá donde esconderse, por eso tener la capacidad de alcanzar grandes velocidades es imprescindible. Un delfín promedio puede alcanzar velocidades tope de 60 Km/h y puede saltar hasta a 10 metros de altura fuera del agua. Esto lo logra gracias a que su cuerpo tiene un diseño en forma de torpedo y su piel está desprovista de pelos (aun siendo mamíferos como nosotros) lo cual aumenta su capacidad hidrodinámica. Pero si alguna característica destaca a la hora de brindarles velocidad es su espina dorsal. Sus vértebras poseen crestas extremadamente largas para permitir la inserción de grandes y poderosos músculos que se traducen en una de las patadas más potentes del reino animal.
5. Dormir – Ya sé lo que pensaste, nosotros también dormimos… Pero no lo hacemos bajo el agua. Dormir en el mar siendo un mamífero es un reto enorme, porque hay que salir a respirar cada ciertos minutos. Los delfines han resuelto esto tomando siestas solamente con la mitad de su cerebro. Mientras un hemisferio duerme, el otro se encuentra activo, lo que le permite al delfín estar atento a su alrededor, nadar y salir a la superficie a respirar. Estas siestas a media máquina se denominan “Sueño unihemisférico” y son la razón por la cual los delfines pueden pasar su vida entera sin pisar la tierra.
Estas habilidades parecen salidas de una película de superhéroes y han servido de inspiración para muchos avances tecnológicos en materia de transporte, navegación y pesca. Ahora que las conoces podrás entender por qué es mejor disfrutar de los delfines en libertad. Procura verlos con un operador de avistamiento de ballenas y delfines respetuoso, que además pueda enseñarte sobre su biología y comportamiento. Es un gran honor compartir este momento de la vida en la tierra con animales como los delfines y las ballenas, por eso siempre procuremos cuidarlos para seguir compartiendo con ellos durante muchos milenios más.
