En el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, un grupo de personas apasionadas por su tierra y cultura decidió tomar acción para proteger y promover el patrimonio cultural y natural de su hogar. Así nació en 2015, Prosealand, nombre corto de la Fundación Sea, Land and Culture Old Providence Initiative. Esta organización local, integrada por habitantes raizales y no raizales del Archipiélago, dedica esfuerzos importantes a contribuir a la creación de conciencia sobre temas culturales y ambientales principalmente en la Reserva de la Biosfera Seaflower, a través de la unión de diferentes disciplinas y la capitalización del conocimiento y la experiencia aprendidos de la comunidad.
Desde su creación, esta entidad sin ánimo de lucro ha trabajado de manera voluntaria y haciendo magia con los recursos gestionados, articulando esfuerzos con otras organizaciones, a través de alianzas que les posibilitan sacar adelante sus proyectos. Uno de los más emblemáticos es el Festival de Navegación Tradicional del Caribe Insular, que comenzó en 2019 y se ha mantenido como un evento anual, a pesar de los desafíos, como la pandemia de 2020 y el huracán Iota en noviembre del mismo año.
El Festival: un espacio de resiliencia y reconexión
El Festival de Navegación Tradicional del Caribe Insular es, en principio, el resultado de años del trabajo que, desde 2005, Ana Isabel venía realizando en antropología marítima, un tema que en aquel entonces era muy raro; así como del diálogo con las comunidades locales, en especial con los sabedores de las islas: pescadores, navegantes y otros guardianes del conocimiento tradicional. Así pues, desde antes del nacimiento de Prosealand, Ana Isabel venía trabajando en torno al maritorio –las configuraciones y apropiaciones del espacio marítimo desde la sociedad–, promoviendo actividades y haciendo –junto con su esposo– gestión cultural relacionada con algunas de las manifestaciones culturales del pueblo raizal vinculadas al mar. Entonces, el Festival fue ideado para poner al servicio de la gente del maritorio todo ese conocimiento y experiencia reunidos a lo largo de los años.
Elaboración de nasas, tallerista Adán Henry, 2024.
Este año, el Festival celebra su sexta versión, lo que ha sido posible gracias a la dedicación y persistencia del pequeño equipo de profesionales que conforman la Fundación. Desde 2018, este equipo dedica tiempo, mente y corazón a la escritura de una propuesta que presenta al Programa Nacional de Concertación Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, obteniendo un recurso que sirve como capital semilla para continuar con la gestión de fondos para desarrollar el Festival año a año. El desenlace exitoso que anualmente ocurre luego del proceso de la convocatoria ministerial, habla muy bien de la calidad de este evento cultural. El Festival no solo celebra las manifestaciones culturales relacionadas con el mar, sino que también busca reconectar a la comunidad con su patrimonio marítimo y fortalecer los lazos culturales y sociales dentro del Archipiélago.
Uno de los aspectos más destacados del evento es su enfoque en la navegación tradicional, particularmente en las carreras de cotton boats y catboats. Estas embarcaciones, profundamente arraigadas en la historia y cultura del pueblo raizal, son un símbolo de la resistencia y adaptación de la comunidad frente a los cambios y desafíos que ha enfrentado a lo largo de los años.
Los cotton boats son modelos de veleros hechos con madera de ceiba (cotton tree). Originalmente utilizados como herramientas pedagógicas para enseñar a los niños a navegar, hoy en día son más un juguete de adultos, pero siguen siendo una parte esencial de la tradición marítima local. Las carreras de cotton boats, que se han convertido en una tradición familiar y comunitaria, han encontrado en el Festival un espacio para revitalizarse y ser apreciadas por nuevas generaciones.
Por otro lado, los catboats son embarcaciones más grandes, históricamente utilizadas para la caza de tortugas marinas y otras actividades pesqueras en las islas. Aunque en su origen estas embarcaciones vinieron de las Islas Caimán, con el tiempo se adaptaron y se convirtieron en una manifestación cultural propia de Providencia, de tal manera que los diseños actuales no son caimaneros sino providencianos. Las carreras de catboats, que se remontan al siglo XX o más atrás, han persistido gracias a la tenacidad de los navegantes locales, aunque han enfrentado retos significativos, como la devastación causada por el huracán Iota.
Si bien el Festival siempre tiene eventos relacionados con estas dos manifestaciones culturales náuticas, cuenta también con una completa parrilla de actividades que abordan otros temas. Por ejemplo, los diálogos de saberes, espacios que propician la conversación y el compartir de diferentes conocimientos y experiencias sobre estas manifestaciones culturales, así como las preocupaciones en torno a su pérdida.
También se proponen espacios para el intercambio generacional, a través de talleres de transmisión de conocimientos, por ejemplo, este año –previo al Festival– se realizó un taller de fabricación de nasas, dirigido a los jóvenes. Así mismo, se dictan talleres desde las artes y la comunicación, como uno sobre narrativas sonoras que realizaron en 2023, a través del cual los niños tuvieron la oportunidad de pensar sobre su relación con el mar. El Festival cierra y abre con réplicas de Fair & Dance, una tradición isleña que ha ido desapareciendo, y que consiste en la celebración de fiestas nocturnas con música, danza y comida que se realizan en los patios familiares.
El rol de las mujeres en las tradiciones isleñas
En las islas de San Andrés y Providencia, las tradiciones culturales costeras y marítimas han sido pilares de la identidad de la comunidad raizal. Sin embargo, aunque estas prácticas actualmente son predominantemente masculinas, las mujeres han desempeñado un papel crucial en el pasado y siguen teniendo un impacto visible en el presente.
Históricamente, y hasta la actualidad, la participación de las mujeres raizales en la pesca es importante y hay un número considerable de ellas que realiza esta actividad, bien como actividad económica, de subsistencia o como recreación. En cuanto a la participación de las mujeres en la navegación, actualmente no es tan común. En épocas anteriores, ellas sabían manejar catboats y canoas no solo para pescar, sino también para realizar actividades cotidianas como transportar a los barrios con agua dulce la ropa para lavar.
Aunque hoy en día su participación en las carreras de catboats es casi inexistente, las mujeres siguen siendo una parte activa de la cultura marítima, participando como aficionadas en las discusiones alrededor de las predicciones y los resultados de las competencias. Algo similar ocurre con los cotton boats, donde sin embargo participa activamente una mujer, hija de uno de los sabedores, quien es una de las más apasionadas de esta tradición.
Uno de los retos más grandes para la comunidad raizal es cómo resignificar estas tradiciones en un mundo moderno donde su sentido original podría estar perdiéndose. A pesar de que actualmente no compiten, las mujeres siguen involucradas, y el Festival se ha convertido en una plataforma que podría destacar su rol.
Desafíos y resiliencia
El Festival de Navegación Tradicional del Caribe Insular ha tenido que adaptarse a circunstancias adversas, como la pandemia y los desastres naturales. En 2020, el Festival se llevó a cabo de manera virtual, permitiendo la participación de invitados internacionales y aprovechando la oportunidad para dialogar con comunidades de otras partes del Caribe y del mundo. En 2021, el Festival tuvo como subtítulo o idea central «Conectando islas, costas y mares», un esfuerzo por reestablecer los vínculos entre las islas y el Caribe anglófono.
En 2022, el Festival adoptó el lema «La cultura es lo que el huracán no se pudo llevar», subrayando la importancia de la cultura en los procesos de reconstrucción y resiliencia. El Festival se enfocó en la resistencia cultural y la capacidad de las comunidades para sobreponerse a la adversidad, destacando la necesidad de integrar la cultura en los esfuerzos de reconstrucción después de desastres naturales.
El tema del Festival de 2023 fue «Velas de esperanza», haciendo énfasis en la persistencia de la cultura marítima a pesar de los desafíos. Este Festival, como los anteriores, incluyó actividades relacionadas con la navegación tradicional y continuó promoviendo el diálogo entre los saberes tradicionales y las experiencias contemporáneas de resiliencia.
Este año, el tema es “Un mar de mujeres” y hay espacios para el diálogo con mujeres pescadoras, así como invitadas que vienen de otros lugares a compartir su experiencia e intercambiar con las mujeres de las Islas. Este año se cuenta con la participación de una mujer indígena changa, de Chile, quien es buza arponera; una mujer recolectora de manglar, de los pueblos ancestrales del manglar de Ecuador, quien pertenece a la Escuela de Mujeres del Manglar, una iniciativa de Coordinadora Nacional por la Defensa del Ecosistema de Manglar (C-Condem); también hay invitadas de México, de la organización Conservación y Biodiversidad (COBI), quien trabaja igualdad de género en el mar. Hay talleres específicos sobre este tema, así como una noche de documentales, donde se presentan varios sobre las mujeres de mar. Así mismo, este año se ha contado con la participación de diversos aliados, como la Agenda del Mar, que aportan al Festival y ayudan a hacerlo más atractivo y visible.
Impacto y futuro de Prosealand
A lo largo de su historia, Prosealand ha demostrado ser una organización comprometida con la preservación del patrimonio cultural y ambiental del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Aunque enfrenta desafíos significativos, como la falta de recursos y la necesidad de mantener vivas las tradiciones en un mundo en constante cambio, Prosealand sigue adelante con su misión de contribuir al bienestar de las islas y sus habitantes.
El Festival, como emblema de la Fundación, es una de las principales plataformas para lograr este objetivo, pero Prosealand también está involucrada en otros proyectos que buscan promover la visibilidad del patrimonio cultural del Archipiélago. A medida que la organización avanza, su enfoque interdisciplinario y su capacidad para adaptarse a las circunstancias seguirán siendo fundamentales para su éxito.
Prosealand, con su compromiso con la cultura y el ambiente, se ha convertido en un faro de esperanza para las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. A través de su trabajo, la organización no solo ha logrado visibilizar tradiciones valiosas, sino que también ha creado un espacio para el diálogo y la reflexión sobre el futuro del Archipiélago. Con su enfoque en la intersección de la cultura y el ambiente, Prosealand está construyendo un legado que continuará inspirando a futuras generaciones a cuidar y valorar su patrimonio.
La Fundación continuamente está buscando aliados, por lo que si quieres apoyar al Festival y los otros proyectos de la organización, no dudes en contactarles a su WhatsApp, así como seguirles en sus redes sociales (Instagram y Facebook).
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