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Redes fantasmas: una amenaza global

Los artes de pesca abandonados afectan tanto a las especies marinas como la seguridad en la navegación. En todo el mundo se están haciendo campañas para su uso adecuado por parte de los pescadores y para su extracción segura por parte de los buzos.

Por: Edgardo Ochoa, Conservación Internacional

Los dispositivos de pesca se han perdido, abandonado o desechado en todos los mares y océanos del mundo desde que comenzó la pesca, son conocidos coloquialmente como “redes fantasma”. El alcance y los impactos del problema han empeorado significativamente en los últimos años debido a los niveles crecientes de la pesca industrial y artesanal, y también a la mayor durabilidad de las artes utilizadas. Además, la actividad pesquera en las últimas décadas se ha extendido a entornos mar adentro y de aguas profundas, sitios que anteriormente no habían sido afectados y que a menudo son muy sensibles a los impactos de los artes de pesca abandonados.

 

El daño más notable causado por redes fantasmas es el enredo de la vida marina, que afecta no solo a los animales marinos más visibles como aves, focas, leones marinos, delfines, ballenas y tortugas marinas, sino que también afecta poblaciones de peces comercialmente importantes y que tienen un impacto directo en las comunidades costeras. Producen, además, alteraciones al ambiente bentónico, desechos en las playas, introducción de material sintético en la red trófica marina, introducción de especies exóticas transportadas en el equipo abandonado y una variedad de costos relacionados con las operaciones de limpieza y los impactos en actividades económicas, principalmente pesca y turismo. En general, las redes, agalleras y las nasas o trampas, son más propensas a «pesca fantasma», mientras que otros aparejos como las redes de arrastre y los palangres, son más propensos a enredar otros organismos marinos, incluidas especies protegidas. En todos los casos producen un gran daño al entorno marino.

Las redes fantasmas nos preocupan principalmente por los impactos ambientales y ecológicos. Sin embargo, el creciente riesgo de seguridad para la navegación también merece atención, especialmente teniendo en cuenta que se han registrado varios casos de lesiones y pérdida de vidas humanas.

 

Otro de los efectos negativos que recientemente estamos empezando a comprender, es que muchos de estos equipos de pesca abandonados viajan a través de las corrientes, en algunos casos por cientos o miles de kilómetros transportando especies de un hábitat a otro, afectando ciclos naturales de formas que aún no logramos cuantificar, pero que sin duda cobrarán importancia a mediano y largo plazo.

 

Los equipos de pesca representan una gran inversión de parte de los pescadores y ellos dependen totalmente de su adecuado uso para obtener producto, en otras palabras, nadie quiere perder o desechar un equipo de pesca de manera intencional. Los factores que hacen que los aparejos de pesca sean abandonados, perdidos o desechados son numerosos e incluyen principalmente: clima adverso, factores operacionales de la pesca, incluido el costo de recuperación de los equipos; pesca ilegal no regulada y no declarada; robo y disponibilidad de instalaciones de recolección en tierra.

 

Quizás el dato más alarmante es que en una investigación de marzo de 2018 publicada por la revista Nature, científicos afiliados al grupo Ocean Cleanup encontraron que al menos el 46% del plástico de la Gran Isla de Plástico del Pacifico, proviene de redes de pesca desechadas.

 

En la actualidad se está trabajando en diseñar y adaptar nuevas técnicas y tecnologías para entender y, por lo tanto, minimizar las principales causas por las cuales los equipos se pierden o desechan y al mismo tiempo utilizar dispositivos que permitan rastrear los equipos extraviados o desechados o que accidentalmente se han perdido.

 

Remoción de redes fantasma

Desafortunadamente no existen estándares, prácticas o directrices para enfrentar adecuadamente este problema. Todas las técnicas utilizadas en la actualidad son relativamente arbitrarias y la mayoría de los esfuerzos son típicamente creados por instructores de buceo deportivo entrenados en buceo técnico y que aplican sus conocimientos y experiencia para esta labor; en algunos casos estos procedimientos no satisfacen las necesidades reales del trabajo, especialmente en términos de seguridad para los participantes. Hasta este momento la mayoría de las técnicas utilizadas no se han probado con rigor y no se han discutido en foros con expertos, sin embargo, existen algunas iniciativas organizadas y con protocolos de seguridad para remoción de equipos de pesca abandonados.

 

En la actualidad estas iniciativas se llevan a cabo en muchos lugares del mundo con el fin de crear conciencia y realizar extracción de redes fantasma de manera sistematizada. En nuestra región, Panamá es hasta hoy el único país de América Latina que se ha suscrito a la Iniciativa de Acción Global contra las Redes Fantasma (GGGI por sus siglas en inglés), a través de la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP).

 

El buceo como herramienta

Remover cualquier objeto del fondo del mar es una tarea exigente y usualmente se considera como una actividad avanzada de buceo que requiere experiencia previa en diferentes entornos y situaciones. Los buceadores deben además tener un excelente control de flotabilidad y habilidades para realizar múltiples tareas y la utilización de dispositivos para corte (navajas, cuchillos y tijeras), líneas, cuerdas, clips, boyas marcadoras de superficie y bolsas de elevación, para las que se requiere capacitación especializada en el procedimiento, así como directrices claras.

 

Los buceadores que participen en la extracción de redes fantasma deben estar entrenados en buceo avanzado y en el uso de técnicas y equipos de búsqueda y recuperación; como parte del proceso, se deben considerar y discutir varios temas, que incluyen entre otros: clima, condiciones del agua, equipo, verificación previa a la inmersión, plan de buceo, procedimientos de seguridad y contingencia. También es importante considerar el tamaño, el material y el peso de los artes de pesca que se recuperarán.

 

Caso de estudio: la comunidad de Guachalito en Chocó

La comunidad de Guachalito se ubica en el corregimiento de Joví, municipio de Nuquí en el departamento de Chocó. Tradicionalmente ha vivido de la pesca artesanal y solo en años recientes, de una incipiente actividad turística basada en gran medida en la temporada de avistamiento de ballenas jorobadas de julio a octubre. Esta comunidad ha reportado la presencia de redes abandonadas en los arrecifes rocosos o riscales cercanos a la costa, que es donde principalmente se lleva a cabo la actividad pesquera tradicional y es el lugar preferido por las ballenas para el nacimiento de sus ballenatos.

 

En respuesta a solicitud expresa de la comunidad, Conservación Internacional Colombia, a través de los programas de CI Sojourns y CI Buceo para la Conservacion, llevó a cabo en septiembre de 2018 una capacitación con buceadores de la localidad, con el fin de entrenarlos en las técnicas, uso adecuado de herramientas, así como las prácticas de seguridad necesarias para la extracción segura de redes fantasma.

 

  Como resultado se retiraron varias mallas del fondo del mar para un total combinado de más de 400 kilogramos. Al final de esta experiencia el material utilizado para la extracción (bolsas de elevación, herramientas de corte y mosquetones), fue donado a la comunidad para que pudiera continuar con la labor de limpieza de su litoral.

 

Cabe destacar que en esta área se han reportado durante la temporada de avistamiento de ballenas, ejemplares enredados en equipos de pesca abandonado. En 2018 se presume que una de las ballenas perdió su aleta caudal producto de la abrasión causada por las cuerdas y en 2019 se reportó una ballena varada que tenía también su aleta caudal enredada en cuerdas y mallas.

 

Próximos pasos

El proceso de recolección de artes de pesca abandonados o desechados en el mar no se puede considerar completo sin un apropiado uso de los materiales recolectados: Aunque en otras latitudes los procedimientos se están llevando a cabo hasta el punto de convertir las redes y líneas de pesca en materia prima de alta calidad, que está siendo utilizada principalmente en la industria textil, en nuestra región aun no contamos con formas adecuadas de reciclado; sin embargo, una gran parte del material que se rescata del mar es reutilizado de múltiples formas, por mencionar algunas: la confección de artesanías, cercas, hamacas y como refuerzos para techos de palma.

 

En términos de reciclaje, aún tenemos un largo camino por recorrer. Tenemos la tecnología, los conocimientos, recursos y principalmente la voluntad de realizar cambios positivos. Actualmente se están dando pasos e iniciativas en la dirección correcta para que a mediano plazo podamos considerar que como sociedad estamos respondiendo adecuadamente a un problema que nos concierne a todos.

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