Recientes y estremecedores casos como el de la ballena jorobada que perdió su aleta caudal por una red de pesca en el Pacífico chocoano, o las 300 tortugas golfinas que murieron atrapadas por elementos similares a en México, han sacado a flote un problema adicional al plástico de bolsas o botellas que afecta gravemente nuestros mares y del que poco se habla: las redes fantasmas.
Se conoce así a las redes que han sido abandonadas en el mar, ya sea de forma deliberada o accidental. El mal tiempo, por ejemplo, puede ocasionar que los pescadores las pierdan.
Estas redes recorren los océanos del mundo, moviéndose por la acción de las corrientes y mareas, e indiscriminadamente continúan pescando mientras avanzan por las aguas.
Según Edgardo Ochoa, biólogo de la ONG Conservación Internacional y quien habló de este tema hace unos días en el Parque Explora, más de 800 mil toneladas de artes de pesca son abandonadas, perdidas o descartadas en nuestros océanos cada año.
Y la cifra podría ser mayor dado que estas redes no se reportan porque muchas veces se utilizan en pesca ilegal. Además, en algunos países si los pescadores reportan una red perdida, son acreedores a una multa.
Una muerte lenta y dolorosa
A la deriva o sumergidas, estas redes capturan todo a su paso, desde especies en peligro de extinción -como las tortugas marinas- hasta peces de tallas menores o juveniles lo que impide su reproducción. Morir ahogados o de hambre es el triste final para los animales atrapados en las redes fantasma.
Se calcula que 146.000 focas, lobos marinos y ballenas, además de millones de otros animales como aves, tortugas y peces son impactados cada año. El 40 % de las poblaciones de ballenas y delfines son afectados de alguna forma, indica el experto.
Las hay de todas las formas y materiales, pero sobre todo sintéticas y cada vez más resistentes por lo que prácticamente pueden hacer daño durante décadas o incluso siglos.
Existen soluciones
Aunque el panorama es bastante desalentador, la buena noticia es que existen soluciones al problema de las redes fantasmas, con apoyo de la tecnología. Por un lado, existe la posibilidad de utilizar dispositivos de rastreo que permitan conocer con exactitud la ubicación de una red abandonada y así poder retirarla del mar.
También se vienen desarrollando nuevas redes biodegradables que se desintegran rápidamente si permanecen mucho tiempo en el agua. Además, en algunos países ya se fabrican trampas con aperturas biodegradable para que en caso de pérdida queden inutilizadas en poco tiempo.
Limpieza de mares y reciclaje de redes son acciones que ya se vienen realizando en varias partes del mundo. Desde el año 2015 existe la Iniciativa Acción Global contra las Redes Fantasmas (Global Ghost Gear Initiative), la cual consiste en una alianza entre el sector privado, la industria pesquera, la academia y los gobiernos para encontrar soluciones e incentivos para abordar los problemas de las redes fantasmas a escala mundial.
Actualmente cuenta con 80 participantes de 50 organizaciones y Panamá es el primer país de Latinoamérica que se suscribe a esta iniciativa mundial.
- – Una sola red para atún alcanza una profundidad de hasta 200 metros y una longitud de 1,6 km.
- – En el golfo de San Lorenzo, Canadá, se pierden cada año 800 trampas para cangrejo. Cada bote pierde aproximadamente el 30% de sus activos.
- – En el mar Caribe se estima que en cada temporada de ciclones se pierden 20.000 trampas de langosta.
