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Puente de los enamorados

Lo que para muchos turistas es un simple atractivo turístico con un nombre sugestivo, para las comunidades locales es un hilo que conecta su vida. El Puente de los Enamorados, recién reconstruido, es un símbolo en medio del mar.

Antes de la llegada de los españoles a América, las islas de Providencia y Santa Catalina estaban casi unidas por un delgado brazo de tierra que cuando la marea subía, se cubría de agua. A ese corredor natural se le conocía como “Paso vadeable” o “La Cortadura”. Para asegurar el tránsito entre las islas, los españoles ubicaron unos largos maderos que permitían cruzar de un lado al otro, salvando la brecha que era de apenas unos 8 metros.

Lina María Díez en su libro “La Vieja Providencia y Santa Catalina. Visiones de unas islas en El Caribe”, explica que “la separación de las islas se dio naturalmente hasta la llegada de Luis Aury quien, con la ayuda del ingeniero italiano Agustín Codazzi, aceleró artificialmente este proceso hasta dar paso al canal que lleva su nombre”.

El canal pasó a tener unos 180 metros de longitud. Los habitantes de las dos islas quedaron entonces aislados, había que cruzar en pequeños botes o nadando si se tenían las condiciones atléticas para ello.

En 1989, finalmente, se construyó un puente, que no solo unió a dos pequeños territorios sino, y especialmente, la cotidianidad de dos comunidades. “Supuso la integración y comunicación entre las dos islas y facilitó el contacto entre familiares y amigos, básicamente, porque en Santa Catalina no hay comercio y hay muy pocos habitantes”.

Así que ya bastaba solo caminar para ir de una isla a otra, para llegar al centro de salud, a las escuelas, a un templo religioso, a las oficinas de la alcaldía o simplemente, para ir a hacer mercado o visitar a alguien del otro lado.

El alcalde de Providencia y Santa Catalina de aquella época era Raúl Fabio Huffington; y el Gobernador del archipiélago, y gran promotor del proyecto, era Simón González, un hombre romántico, poeta, quien siempre profesó una inmensa fascinación por el mar. Por esa visión del mundo, tan propia de Simón González, y con el objetivo de convertirlo en un atractivo turístico, recibió el nombre de El Puente de los Enamorados.

En principio se hizo en madera y se pintó con colores vivos, caribeños, del estilo de la arquitectura tradicional de los raizales. El paso de los años, las altas mareas y el coletazo del huracán IOTA causaron daños irreparables en el puente, así que el Gobierno Nacional, de manera concertada con la comunidad, decidió reconstruirlo, conservando su aspecto, pero con bases más fuertes y una estructura metálica de mayor resistencia.

El renovado Puente de los Enamorado se inauguró en 2022 para seguir uniendo a las islas de Providencia y Santa Catalina. El puente se ha convertido en un lazo que de integración tan fuerte entre las comunidades que hoy en día resulta imposible pensar una isla sin la otra.

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