Este artículo está publicado en la Agenda del Mar 2020 y se construyó con los aportes de diferentes expertos.
Porque son inmensos…
Nuestro planeta no debería llamarse Tierra, sino planeta Agua. Los seres humanos solo nos pudimos adaptar a la porción terrestre en donde podemos caminar, alimentarnos y reproducirnos. Somos completamente toscos y burdos en el ambiente acuático. Maria Claudia Diazgranados, directora del Programa Marino de Conservación Internacional Colombia
Las condiciones son extremas
La presión del agua a más de 1000 metros de profundidad resulta muy difícil de manejar y aún no contamos con la tecnología adecuada. Lo poco que conocemos de nuestros mares es lo que se encuentra cerca de las costas o en la pequeña capa de la superficie. Maria Claudia Diazgranados, directora del Programa Marino de Conservación Internacional Colombia
La tecnología es costosa…
La exploración oceánica es muy costosa y los países más desarrollados hacen economía de escala. Estados Unidos con la National Science Foundation les ayuda a todos los buques para que exploren todo el año; también hay muchas ayudas de filantropía como el Schmidt Ocean Institute, apoyado por Google, y hay países como Costa Rica o Ecuador que han hecho mucha cooperación internacional. Juan Armando Sánchez, profesor de la Universidad de los Andes
Los vemos como algo alejado…
Hace unos siglos la persona promedio conocía más de los océanos porque su diario vivir estaba ligado al mar, por alimento, por navegación, por comercio. Hoy, la persona promedio no sale de su perímetro urbano, en gran medida alejado de los mares y costas. Phanor H. Montoya, director de Corales de Paz
Sabemos más de otros planetas
Invertimos millones y millones de dólares en la exploración del espacio cuando aún ni siquiera conocemos nuestro planeta. Deberíamos profundizar más en el conocimiento sobre lo que tenemos aquí en la Tierra y cómo lo podemos gestionar. Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha
Falta más ciencia
Hay muchas áreas del conocimiento, tecnologías y metodologías que aún no se han desarrollado para poder entender el océano como un servicio ecosistémico, como un lugar estratégico para la vida y no como un lugar de desarrollo. Andrés Osorio, director del grupo Oceánicos de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional.
¡Pero ya hemos hecho mucho!
Por supuesto que falta más conocimiento, pero en las últimas tres décadas hemos visto los descubrimientos más fascinantes de los océanos. Se culminó el «Ocean Drilling Program» que permitió terminar toda la cartografía de los fondos oceánicos. También el famoso científico Wallace Broecker, de la U. de Columbia, culminó su proyecto que permitió generar el modelo de circulación global de los océanos y entender cómo esta cinta transportadora de corrientes es el regulador climático global. Ya tenemos certeza del papel de los océanos en la captura del dióxido de carbono, también entendimos el declive de las pesquerías globales, los efectos del calentamiento de los océanos en los arrecifes coralinos y mucho más. Juan Darío Restrepo, profesor investigador del departamento de Geología de la Universidad Eafit
- Tenemos que hacer cooperación internacional porque no podemos comprar los mismos aparatos de las grandes economías, sino trabajar con ellos. Necesitamos más sensores que en tiempo real monitoreen el océano y manden los datos por satélite. Y necesitamos datos abiertos para que cualquier persona los baje y pueda darle un valor agregado. Juan Armando Sánchez, profesor de la Universidad de los Andes
- Los retos se circunscriben no solo a acceder a una mejor tecnología para soportar la presión de las grandes profundidades, la falta de luz solar y oxígeno para respirar, sino también al interés político de buscar alternativas en este planeta, en lugar de estar pensando en otros sitios de la Vía Láctea y de otras galaxias. Maria Claudia Diazgranados, directora del Programa Marino de Conservación Internacional
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Debemos trabajar mancomunadamente para optimizar los esfuerzos particulares y explotarlos en pro de la salud y el bienestar de la humanidad. Poder acceder a la última tecnología y lograr más recursos de parte de los gobiernos e instituciones no gubernamentales. Gustavo Gutiérrez, jefe del área de Hidrología de la Dimar
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Posiblemente, el mayor reto actual es perfeccionar los modelos de predicción sobre cuánto más calor pueden asimilar los océanos producto del calentamiento global, crucial para entender los efectos de la acidificación sobre los organismos carbonatados, incluidos los arrecifes globales, y saber cuál será el umbral o punto de aguante de todo el sistema. También reforzar la voluntad política de los países para aumentar las áreas marinas protegidas. Juan Darío Restrepo, profesor investigador del departamento de Geología de la Universidad Eafit
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Tenemos que tener unas alianzas muy importantes con gobierno y con presupuesto, así como se han hecho para la exploración del espacio, enfocarlas hacia la exploración de los océanos. Realmente es muy poco lo que conocemos y ya lo estamos llenando de plásticos. Fernando Trujillo, director científico de la Fundación Omacha
El primer reto es un cambio de paradigma cultural: que los habitantes de este planeta entendamos lo que ese 70% de agua de mar representa para nosotros. El segundo reto grande es tecnológico: poder llegar a estos lugares y, por último, big data, donde todos seamos partícipes de la toma de datos pero a la vez que los tomadores de decisiones y las diversas disciplinas se conecten. Andrés Osorio, director del grupo Oceánicos de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional.
