Por: Phanor Montoya y Maria Paula Echeverri, Corales de Paz
Los hermosos arrecifes de coral como hoy los conocemos van a desaparecer. Pero su resiliencia nos está demostrando que nuevos sistemas con características diferentes a las históricas pueden desarrollarse. Todo depende de que el hombre mitigue su contribución al cambio climático.
Con tasas de pérdida de cobertura de coral vivo registradas de hasta 9% al año en el Caribe, los arrecifes hoy tienen más macroalgas y cianobacterias que corales constructores de arrecifes. En consecuencia, son menos coloridos, sus estructuras están erosionadas y tienen menos peces ¿Es ese el destino de todos los arrecifes coralinos?
La realidad es que los arrecifes coralinos donde y como los conocimos van a desaparecer. Los diversos y estructuralmente complejos sistemas de varios metros de altura con coberturas de coral vivo cercanas al 100% que ejemplifican el máximo desarrollo arrecifal documentado son y serán cada vez más escasos. Estos arrecifes están regresando a estados medios de desarrollo, pobres en estructura y donde los corales ya no son un elemento dominante del paisaje submarino. Es muy probable que los arrecifes coralinos dejarán de llamarse arrecifes para recibir la denominación de comunidades o tapetes coralinos.
El retroceso en la configuración de los arrecifes resulta de un cambio en las condiciones que facilitaron su desarrollo. En las últimas décadas los impactos asociados al cambio climático se han incrementado; elevación de la temperatura del mar, fenómenos meteorológicos extremos, y acidificación de los océanos provocan mayor frecuencia e intensidad del blanqueamiento coralino. A estos se suman los nuestros: sobreexplotación, destrucción física, y contaminación. Todo esto promueve nuevas configuraciones de los arrecifes conocidos y nuevas composiciones del ecosistema de las que no teníamos conocimiento antes. Aún si lográramos controlar todos los impactos, el con consenso científico es muy poco probable que los arrecifes coralinos del futuro regresen a estados anteriores.
Pero tranquilos, el planeta no se quedará sin arrecifes coralinos. La Tierra es tan resiliente y esos mismos cambios están creando condiciones óptimas para el desarrollo de arrecifes en otras latitudes y la adaptación de los corales en otras áreas. Por ejemplo, los incremento en la cobertura de coral vivo, de desarrollo arrecifal, y diversidad de peces en la Bahía de Sodwana han sido relacionados con el incremento en la temperatura del mar a lo largo de la costa sureste de África en los últimos 25 años. En Colombia el recientemente descubierto arrecife Varadero en Cartagena ha sido expuesto por más de 400 años, con la construcción del Canal del Dique, a descargas de sedimentos y contaminantes provenientes del interior del país que han creado un ambiente subóptimo para el crecimiento coralino y el desarrollo arrecifal. No obstante, este arrecife presenta una cobertura promedio de coral vivo por encima del 50%, de las más altas de toda la región Caribe.
El afán de proteger o restaurar los arrecifes coralinos ha motivado intervenciones de todo tipo desde 1980. En Colombia, con las áreas marinas protegidas se busca resguardar cerca del 80% de los 4.405 km2 de área coralina del país y con acciones complementarias de restauración ecológica acelerar la recuperación natural de los arrecifes degradados.
Un ejemplo es el programa participativo de restauración de arrecifes coralinos a gran escala en la Reserva de Biosfera Seaflower en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Sus resultados evidencian incrementos entre el 28% y 41% en la cobertura de coral vivo de arrecifes intervenidos con jardinería de corales. La evidencia actual ha permitido estimar que, mitigando los impactos actuales, manteniendo el incremento de la temperatura global por debajo de 1.5° por los próximos 20 años, y fortaleciendo la restauración ecológica tomaría entre 5 y 40 años reconstruir las funciones de los arrecifes coralinos a estados pasados predefinidos, eso sí bajo configuraciones muy diferentes a las conocidas.
Ya sabemos que los arrecifes coralinos que logramos bucear cambiaron desde que empezó el reinado del mamífero Homo sapiens, la era del Antropoceno. Con la geología, también sabemos que la Tierra tiene la capacidad de regenerarse de impactos negativos y que nosotros los humanos tenemos un espacio ínfimo en la línea de tiempo de su historia. Debido a que somos un frágil chasquido en la vida del planeta debemos fortalecer los esfuerzos para conservar nuestro entorno. Lo que aún no comprendemos es que el planeta sobrevivirá a nosotros y nuevos arrecifes coralinos se desarrollarán en nuevas áreas. Mientras eso sucede debemos tomar acción para continuar protegiendo y restaurando las funciones de los arrecifes coralinos y lograr adaptarnos como especie a los que hoy estamos creando.