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Pacífico, un hombre a la deriva

Hablamos con Hernán Rodríguez, el buzo que estuvo a la deriva en Malpelo junto con otros 4 buzos en el 2016. Acaba de lanzar un libro y nos contó qué lo motivó a hacerlo.

Estar a la deriva, flotando en superficie más de 50 horas, sometido a la fuerza que tienen las aguas del Pacífico colombiano, luchando contra el frío, las medusas, el hambre, la deshidratación y los sentimientos de miedo y desesperanza, constituye un escenario capaz de quebrar a cualquier persona. Esto fue lo que vivió Hernán Darío Rodríguez, un odontólogo con gran trayectoria como buzo, quien nos contó cómo sobrevivió a esta experiencia, que relata con más detalle en su libro Pacífico, un hombre a la deriva.

Bucear en Malpelo, alrededor de esta gigantesca roca ubicada a 500 kilómetros de la costa colombiana en el Pacífico, es fascinante para muchos buzos, la cantidad y diversidad de especies que se pueden observar sumado a las formaciones rocosas submarinas como La Catedral, ubicada a 70 pies de profundidad, constituye la aventura de buceo con la que él había soñado.

Luego de una semana buceando en Malpelo y tras la última inmersión, las fuertes corrientes separan a un grupo de cinco personas en la inmensidad del océano Pacífico.

Hernán nos comparte algunas de las sensaciones y emociones que le quedaron: «Todavía siento frío, recuerdo el sonido constante del oleaje y el viento que se vuelve repetitivo y en algún momento desaparece de tus sentidos. Algo que me quedó fue el miedo y el pánico a que la situación, que ya era lo suficientemente mala, empeorara; el pánico constante de un ataque de tiburones o que nos siguieran atacando las aguamalas. Por ejemplo, hay una sensación súper potente que tengo y es de desesperanza, cuando nosotros veíamos el avión pero el avión no nos veía a nosotros, pensar que nos iba a pasar por encima y nos iba a dejar fueron para mí los minutos más desesperantes de toda la situación, era prácticamente la firma de nuestra sentencia de muerte”.

Salir vivo de ahí transformó la vida de Hernán, contar su experiencia, hablar de todo lo que pasó durante esas horas, se convirtió en la manera de hacer catarsis: “Pasé mucho tiempo encerrado, en silencio, ensimismado, no quería hablar absolutamente nada de lo que sucedió, entonces gracias a un conversatorio que tuve, en noviembre del 2016, con Maria José Ospina, por invitación de la Agenda del Mar y un grupo de buzos, me di cuenta que hablar y exteriorizar me ayudaba a sanar y considero que hoy tengo superado el tema en un 90%”.

Contar para sanar, ese fue el impulso que Hernán tuvo para escribir Pacífico, un hombre a la deriva “Realmente yo no fui quien decidió escribir, creo que decidieron por mí, la curiosidad de la gente por conocer mi experiencia, los retos que enfrenté fueron creando espacios para contar mi historia; primero fueron reuniones de amigos, luego conversatorios, charlas empresariales, y poco a poco, fui escribiendo párrafos que con el tiempo fueron creciendo; en principio pensé que podría hacer un ensayo o escrito corto, pero sin darme cuenta, todo se convirtió en un libro que me ayudó a recuperar mi salud mental y que espero sirva de inspiración para otras personas que estén pasando por momentos difíciles”.

“A veces estas experiencias, estar al borde la muerte pueden ser un camino para comenzar a ver la vida con otros ojos, sin egos, dejar a un lado el orgullo humano de creer que nuestro tiempo en la Tierra es infinito, indeterminado; sirven para comprender lo frágil que es la vida y que son los pequeños sucesos los que llenan nuestra cotidianidad: una llamada, un plato de comida, un vaso con agua, los amigos…”

Hernán quiere volver a Malpelo, y esto nos contó: “Me siento desconcertado, es una mezcla de sentimientos y sensaciones, yo tengo claro que quiero volver pero no se cuándo y si estaré listo, de hecho creo que todavía no lo estoy, pero siempre he pensado que uno tiene que afrontar sus miedos y superarlos. Ahora me considero una persona más sabia, con menos ego en la cabeza y creo que puedo tomar mejores decisiones; entonces, el solo hecho de asumir el reto de volver a Malpelo hace parte del remedio, y terminar de superar lo que me pasó de una vez por todas”.

En definitiva, te invitamos a que te sumerjas en este libro que es un recorrido lleno de realidad, sueños, sentimientos, humanidad y experiencias que surgieron flotando a la deriva.

En palabras de Maria José Ospina, directora de la Agenda del Mar: 
«Me sumergí durante horas, sin parar, en este libro que me llevó a sentir intensamente lo que estos buzos vivieron, para mí esos días del 2016, fueron días intensos y angustiantes en los que solo pensaba en ellos, en ese grupo de buzos que flotaba a la deriva en el Pacífico. También fue muy especial ver como nos unimos cómo gremio de buceo en su rescate. La oportunidad de leer Pacífico, un hombre a la deriva fue una catarsis y un llamado a la sensatez y a tener mucho más presentes las normas y equipos de seguridad cuando buceamos».

 

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