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Octopus y el pez loro II

Hoy quiero dejar mi voz a un gran amigo, un habitante muy especial llamado Pez Loro. Antes de presentarte a nuestro invitado quiero contarte un poco sobre él y su familiares. Los peces loro reciben su nombre debido a que sus dientes están fusionados en dos placas que similar al pico de un loro. Hay varias especies, entre las que se encuentran el loro guacamaya y el loro medianoche (los que alcanzan mayor tamaño), loro reina, loro princesa, loro de banda roja, de cola amarilla, entre otros.

Por: Jorge Herrera, biólogo marino

Quinto encuentro y… sabes, lo que más me gusta es que puedo seguir contándote historias sobre lo maravilloso que es el mundo donde vivo, el arrecife de coral. Por eso, hoy quiero dejar mi voz a un gran amigo, un habitante muy especial llamado Pez Loro. Antes de presentarte a nuestro invitado quiero contarte un poco sobre él y su familiares. Los peces loro reciben su nombre debido a que sus dientes están fusionados en dos placas que similar al pico de un loro. Hay varias especies, entre las que se encuentran el loro guacamaya y el loro medianoche (los que alcanzan mayor tamaño), loro reina, loro princesa, loro de banda roja, de cola amarilla, entre otros. Ahora bien, no mencioné el nombre de mi invitado porque quiero que sea él mismo… o ella misma quien lo haga. Sí, sé lo que estás pensando, pero no es una contradicción. Ya entenderás. Sin más preámbulos, los dejo con nuestro invitado, o debo decir… invitada… o invitado, ya me estoy enloqueciendo, que sea él o ella o lo que sea que nos explique.

Hola Octopus! Primero que todo, quiero agradecerte la posibilidad de contarle a tus amigos algo sobre mí y como veo que te estás volviendo loco, te voy a aclarar las cosas. Por ahora, te puedo decir que en este momento, soy “invitada”. Pero empecemos con mi nombre. Los científicos me llaman Sparisoma viride; “Sparisoma” viene del latin «sparus» que significa pez con cabeza dorada y del griego «soma» que significa cuerpo; “viride” viene del latín que significa color verde.  Es algo complicado, además, difícil de recordar.  Por eso prefiero que me llamen: pez loro; el problema es que somos muchas las especies de peces loro, como ya lo explicaste, entonces, ¿cómo me voy a diferenciar de los otros miembros de la familia? Voy a escoger el nombre que me puso Jorge, nuestro amigo en común. Bueno, él me llama loro arcoiris, porque dice que mi cola se parece a un arcoiris. Otros me llaman pez loro semáforo, ¿adivinen por qué?

Mis mejores amigos son los corales, trato de ayudarlos a mantener su zona de crecimiento limpia de algas que puedo arrancar con mi «pico»; al mismo tiempo que arranco las algas que han colonizado partes del esqueleto del coral que ha muerto, arranco e ingiero pequeños trozos del mismo esqueleto; como es un material que no digiero (carbonato de calcio), lo expulso a través se mis «desechos» en forma de granos muchos más finos que caerán al fondo. Los científicos dicen que todos los miembros de nuestra familia hemos contribuido de manera importante a la formación de playas. El proceso es más o menos el siguiente: esos desechos que salen de mi cuerpo en forma de granos muy finos son llevados por la dinámica marina hacia las costas; claramente, esto es un proceso de miles o cientos de miles de años; una vez llegan a la orilla, estos granos se van depositando muy lentamente y de esta manera, se formarán esas hermosas playas que tanto te gusta visitar en vacaciones. Es importante saber que no somos los únicos contribuyendo a la formación de playas, es un trabajo en conjunto con los procesos físicos de erosión como oleaje, corrientes, vientos, entre otros; lo que sí quiero resaltar es que nosotros, la “gallada” de peces loro, trabajando en conjunto, aceleramos el proceso de erosión de los esqueletos de coral, que de no existir, tardaría mucho más tiempo.

Te preguntarás ahora ¿cuánta arena puede producir un pez loro durante toda su vida para formar semejantes playas?  Los científicos estiman que un individuo de pez loro puede producir hasta cien kilogramos de arena al año, dependiendo de la especie; ahora bien, el tema es que no es un solo individuo, sino muchos, cientos de miles de peces loro que hemos venido produciendo arena por cientos de miles de años y lo que seguiremos produciendo; entonces no es tan descabellado pensar cuánto hemos contribuido a la formación de playas.

¿Sabías que los peces loro somos hermafroditas? En nosotros, los peces loro y hablo de todas las especies que componen nuestra familia, las hembras tenemos la posibilidad de transformarnos en machos, es lo que llaman hermafroditismo secuencial protogínico. Para que entiendas mejor este proceso, los científicos hablan de fases en mi ciclo de vida: juvenil y adulto; dentro de la fase adulto, dos fases, la inicial y la terminal; la fase inicial corresponde a hembras y machos sin diferenciación sexual, lo que quiere decir que tanto hembras como machos son, exactamente iguales, y la fase terminal corresponde a una hembra que se transformó en macho y adquiere una apariencia diferente, aunque la forma es igual, aumenta su tamaño y el patrón de colores cambia completamente, adquiere un color verde, es ese macho en el que me voy a transformar.

Una vez me transforme en macho, formaré una “familia” donde por supuesto yo seré el que mande, eso es lo que llamarían un harem, tendré a mi cargo un grupo de hembras y machos, pero no machos como yo, sino machos en fase inicial como ya te expliqué. Cuando el macho dominante desaparece, ya sea por muerte natural o causada por el hombre (quedar atrapado en un trasmallo o una red abandonada o ser narponeado) la hembra dominante del harem inicia su proceso de transformación, y este es mi caso. ¿Ahora ya entiendes mejor a qué me refería cuando te dije que me consideraras, por ahora, una “invitada”? Es, simplemente, una estrategia de nuestra especie para mantenernos en este mundo, como muchas otras que hay en este maravilloso planeta, nuestro hogar. Pero ser el responsable de un harem implica muchas responsabilidades, entre ellas, que debo cuidarme de otros machos terminales, incluso de los machos en fase inicial de mi propio grupo familiar que pretendan aprovechar un descuido mío, para cortejar a mis hembras y reproducirse.

Ahora, te pregunto, Octopus, ¿quieres saber más cosas sobre mi vida?

Por supuesto que sí, pero, desafortunadamente, tendremos que posponer el resto de tu historia para la próxima entrega, creo que ya se agotó el espacio que nos dan en esta hermosa Agenda. Pero no te preocupes mi amigo lector, ya que esta historia continuará en nuestro próximo encuentro. Espero que la hayas disfrutado y que la compartas con quien quieras. Feliz día, donde quiera que estés.

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