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Nunca habíamos llegado tan lejos y esto apenas comienza

Un grupo de científicos viene desarrollando un proyecto de restauración de arrecifes de coral a través de la reproducción sexual de los mismos, en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo.

Por: Jorge Herrera, biólogo e instructor de buceo en Diving Planet

En este proyecto participan Parques Nacionales Naturales, Ecomares, la Universidad del Magadalena, Secore, Universidad Jorge Tadeo Lozano, el CEINER, el centro de buceo Diving Planet y científicos independientes.

En ese grupo, estoy yo, como biólogo marino e instructor de buceo y en representación de Diving Planet, he tenido el privilegio de formar parte de un equipo de trabajo lleno de ilusiones, de esperanza, de entusiasmo, convencidos de que aún se puede hacer algo por nuestros corales y, por lo tanto, por nuestros arrecifes.

Los arrecifes de coral son ecosistemas muy complejos que ofrecen una gran cantidad de beneficios a los seres humanos (servicios ecosistémicos): protegen las costas de la erosión por oleaje, proveen alimento a millones de personas alrededor del mundo, son los lugares preferidos para hacer turismo, son uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad del planeta, etc. Sin embargo, nuestros corales, los verdaderos construtores de estos arrecifes, están muriendo a pasos alarmantes, debido a muchos factores como el calentamiento global, la contaminación, la sobre explotación de sus recursos, malas prácticas de pesca como la dinamita, etc. Se considera que más del 50% de los arrecifes del planeta está seriamente afectado, y nuestros arrecifes no son la excepción ¡Nos urge actuar! Hay que tratar de detener su deterioro y al mismo tiempo es necesaria su restauración.

Antes de continuar, un poco de la biología de estas fantásticas criaturas. Los corales son animales que secretan su propio esqueleto externo (exoesqueleto) y, en la medida en que se van dividiendo, van formando colonias con apariencia de rocas; según la especie, la colonia crecerá en forma masiva (corales cerebro, estrella montañoso, estrella lobulado, entre otros), formando ramas (coral cuerno de alce, cacho de venado, corales dedo, entre otros) o en forma laminar (coral lechuga, entre otros). Todas las especies se reproducen sexualmente, en la que participan óvulos y espermatozoides (gametos). Las especies más importantes en la construcción de arrecifes, las que les dan estructura y tridimensionalidad, liberan ambos gametos al medio, contenidos en un paquete con apariencia de huevo. Este paquete se rompe, se liberan los gametos y comienza la carrera por la fertilización; una vez fertilizado el huevo, se da inicio al proceso de embriogénesis hasta formar la larva que al cabo de pocos días, se asienta en el fondo para convertirse en el pólipo original de la nueva colonia.

Es aquí donde entramos nosotros. Nuestro objetivo es restaurar nuestros arrecifes a través de la reproducción sexual de los corales. La especie liberadora de gametos y de crecimiento masivo más importante en todo el Caribe se conoce como coral estrella lobulado o coral papa (Orbicella annularis). Su importancia radica en que es la más abundante y, por lo tanto, la que más contribuye en la construcción de nuestros arrecifes. Desafortunadamente, está seriamente amenazada y al ser tan importante para el arrecife, su deterioro está afectando a todo el ecosistema, además, de ser un especie en la que aún nadie había trabajado este aspecto. Por eso se escogió para iniciar este proceso de restauración.

Hace dos años exactamente, por esta época, escribí un artículo sobre mi participación en los inicios del proyecto, específicamente, en la fase de búsqueda y escogencia de las colonias donantes de gametos y en la recolección de los mismos, pero hasta ahí. Mi participación llegó hasta el punto de entregar los gametos recolectados y el resto del trabajo quedó en manos del grupo que se iba a encargar de la siguiente fase. Quiero aclarar que la especie que se escogió entonces, fue el coral estrella montañoso (Orbicella favelota), una especie muy emparentada y de igual importancia en la construcción del arrecife.

Este año, como ya les conté, formé parte de todo el proceso y quiero contarles un poco sobre lo que pasa luego. Una vez recolectados los gametos, comienza una carrera contra el tiempo para llevarlos al laboratorio donde todas las muestras se mezclan en recipientes de vidrio y se da rienda suelta a la fertilización, los espermatoizoides de unas colonias fertilizan huevos de otras colonias y así se garantiza esa variabilidad genética que tanto buscamos. A partir de ese momento empieza el seguimiento, tomando muestras de cada recipiente para ser observadas bajo el microscopio, continuamente, por períodos de tiempo que van variando según se van desarrollando los embriones.

No me voy a detener a describir cómo es la embriogénesis, pues es un proceso complejo y largo de describir. Lo que si quiero contarles es que, no importa la hora, no importa el tiempo que esto toma, no importa las horas de trabajo duro, previas a este momento, nunca nos deja de emocionar ver como ese óvulo fecundado se va transformando, pasando por cada estadío, hasta convertirse en esa larva que, aunque muy pequeña aún, se podrá ver a simple vista. Y luego, al cabo de 3 días iniciarán el proceso de buscar donde asentarse o fijarse.

Paralelamente, a este trabajo en el laboratorio, se sembraron embriones en una piscina, especialmente diseñada y donada por SECORE, instalada en el ambiente natural pero brindándoles protección del sol, la lluvia y sobre todo de los depredadores, algo menos controlado que en el laboratorio pero con resultados muy positivos en experiencias anteriores. El objetivo de esta piscina, que lleva los sustratos en canastas suspendidas en su interior, es obtener muchos más reclutas de los que se pueden obtener en el laboratorio y llevar la restauración a una escala mucho mayor.

Hoy, varios días después de la liberación de los gametos, podemos estar más que satisfechos, yo diría, felices de que el esfuerzo, la dedicación, el trasnocho, entre otros, dieron sus frutos. Este grupo de trabajo, es un equipo lleno de emociones, nos ponemos felices cuando vemos las larvas ya formadas nadando en su medio, cuando las vemos ya asentadas en los sustratos, nos entristecemos cuando mueren muchas de ellas, nos angustiamos cuando empiezan a aparecer bacterias en los recipientes que las contienen, en fin, somos como niños descubriendo el fascinante mundo de los corales.

Aunque ya pasó la parte más dura de nuestro trabajo, seguimos cuidando nuestros “hijos”, seguimos haciendo el seguimiento de los nuevos reclutas que serán trasplantados al medio natural, más o menos en un mes, y que se convertirán en las nuevas colonias que darán inicio a la restauración de aquellas áreas de nuestros arrecifes más afectadas.

Pero esto, apenas, es el comienzo de un proyecto a cinco años, es la base del conocimiento para seguir trabajando, no solo en la especie que se escogió, sino en otras sietes especies también liberadoras de gametos, muy importantes en la construcción de arrecifes. Además, se pretende replicar este trabajo en otras zonas de nuestro territorio donde el deterioro de los arrecifes locales es notorio y requieren intervención inmediata; hablo de San Andrés y Providencia, Parque Tayrona, Isla Fuerte, entre otras.

No quiero terminar sin antes agradecer a SECORE (Sexual Coral Reproduction), organización cuya misión es crear y compartir herramientas y tecnologías para la restauración sostenible de los arrecifes de coral y que ha venido trabajando por varios años en países como México, República Dominicana, Curaçao y Bahamas y que este año volcó sus ojos hacia Colombia con donación de material y asesoría técnica, como un reconocimiento al trabajo serio que se viene haciendo desde hace muchos años, de la mano de Elvira Alvarado y Valeria Pizarro en la reproducción sexual de nuestros corales.

Necesitamos de tu ayuda, la preocupación por el continuo deterioro de nuestros arrecifes y el tratar de restaurarlos no se debe limitar a un grupo de científicos entusiastas y dedicados, sino a la mayor cantidad de gente posible, sobre todo los buzos que han sido testigos a través de los años de su deterioro. De alguna u otra manera, todos podemos aportar nuestro granito de arena, siendo observadores directos de eventos de reproducción sexual de corales y divulgadores a través de las redes sociales o, por qué no, haciendo donaciones en dinero.

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