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Elegir bien bajo el agua

Foto: Diving Planet
Foto: Diving Planet
El mar nos atrae con su misterio, pero adentrarse en él exige más que entusiasmo: requiere conocimiento y responsabilidad. Bucear no es solo una aventura: es un acto de confianza. Elegir un operador responsable no solo garantiza tu seguridad, también protege el ecosistema que estás explorando. Sumergirse con conciencia es el primer paso hacia un buceo verdaderamente sostenible.

A medida que crece el turismo de naturaleza y la demanda por experiencias significativas en entornos marinos, también aumenta la necesidad de tomar decisiones conscientes. Bucear no es simplemente sumergirse: es confiar en un equipo, en un instructor y en una estructura de seguridad que no siempre es evidente para quien se pone el tanque por primera vez. Por eso, saber elegir un operador de buceo certificado, responsable y alineado con estándares internacionales es clave.  
 
Así lo revela una conversación con Julio Salvatori, gerente para Sudamérica de PADI, la agencia de buceo más grande del mundo, y el testimonio de Andrés Obregón, fundador y director de Diving Planet, un centro de buceo con sede en Cartagena con más de 30 años de trayectoria. 

Una de las primeras advertencias que lanza Salvatori es contundente: “Cualquier persona puede abrir un centro de buceo. Basta con tener los equipos. Pero eso no significa que esté regulado por una agencia internacional, ni que tenga personal capacitado”. PADI —la Asociación Profesional de Instructores de Buceo— es la mayor organización de certificación en el mundo. Sus normas técnicas abarcan desde la calidad del aire en los tanques, hasta la formación continua del personal. 

Según explica, los instructores deben renovar anualmente su credencial, presentar actualizaciones obligatorias, contar con seguros vigentes y operar dentro de un centro que cumpla con requisitos de infraestructura, almacenamiento, mantenimiento de equipos y protocolos de seguridad. “Nuestro estándar establece incluso cómo deben enseñarse los ejercicios bajo el agua, qué hacer ante un cambio de clima inesperado, o cómo actuar frente a una emergencia médica”, añade Salvatori. 

No cumplir con esto implica consecuencias. PADI realiza auditorías, responde a quejas de usuarios y puede suspender licencias. “El control de calidad no es negociable”, insiste. 

Seguridad ante todo 

En palabras de Andrés Obregón, “el exceso de confianza es la principal causa de accidentes en buceo. La gente cree que porque ha buceado muchas veces, puede improvisar o ignorar una corriente fuerte. Y no, así no funciona esto”. Para él, cada inmersión requiere evaluar condiciones, equipos, número de personas, profundidad y experiencia del grupo. “Seguir el manual no es una opción, es un compromiso ético con la vida”. 

Ambos coinciden en que el buceo no es un deporte donde se puede «ver qué pasa». Como afirma Salvatori: “No es como caminar en la montaña, donde si alguien se tropieza, se levanta. Aquí una falla puede ser mortal. Por eso, cada paso debe estar reglamentado y supervisado”. 

¿Cómo elegir entonces? 

El primer paso para cualquier buzo —amateur o experimentado— es verificar si el operador está afiliado a una agencia reconocida y si los instructores están activos. “No basta con preguntar, hay que pedir pruebas: ver la credencial del instructor, saber si el centro es un PADI Dive Resort o Dive Center, y leer las reseñas con ojo crítico”, recomienda Salvatori. 

Andrés agrega una alerta común: “No guiarse por el precio. Muchas veces lo barato no sale caro, sino peligroso. Un centro con tarifas demasiado bajas probablemente está ahorrando en mantenimiento, seguros o personal capacitado”. Y eso, bajo el agua, puede marcar la diferencia. 

Más allá del buceo: responsabilidad ambiental y social 

El compromiso con la normativa también se extiende al entorno. Diving Planet, por ejemplo, trabaja desde hace años bajo una política de residuos cero. “No usamos botellas ni vasos desechables, evitamos empaques plásticos, y todo lo que llevamos —como snacks o almuerzos— lo compramos a mujeres cabeza de familia o a comunidades locales”, explica Obregón. 

Además, su equipo ha liderado procesos de restauración coralina, instalación de boyas para evitar el anclaje destructivo y jornadas de limpieza submarina. “Antes de que se hablara de turismo regenerativo, ya lo practicábamos”, añade. A esto se suma su labor social: han llevado a más de 350 personas con discapacidad a bucear como parte de procesos de rehabilitación, y capacitan jóvenes de las islas como guías y buzos. 

“Lo que nos diferencia no es solo que cumplimos con los estándares: es que vamos más allá. Invertimos recursos en conservación, educación ambiental y en garantizar experiencias seguras y respetuosas”, dice Obregón. Salvatori lo complementa: “Un centro responsable no solo protege a sus clientes, sino también al entorno y a la comunidad que lo rodea”. 

Es entonces como hoy les traemos una serie de recomendaciones de Jose Soto, director de Diving Life, a tener en cuenta a la hora de escoger un operador de buceo responsable:

  1. Certificaciones y afiliaciones
  • Verifica que el operador esté afiliado a una agencia reconocida (PADI, SSI, NAUI, CMAS, etc.).
  • Asegúrate de que los instructores y divemasters estén debidamente certificados.

2. Condición del equipo y medios de transportes

  • Inspecciona (o pregunta por) el estado del equipo de buceo: tanques, reguladores, (BCD), trajes, etc.
  • Deben estar bien mantenidos, limpios y en buen estado operativo.
  • las lanchas, botes o medios de transporte deben estar siempre en óptimas condiciones.

3. Reputación

  • Consulta opiniones de otras personas (el voz a voz) y si se puede en plataformas como Google, TripAdvisor, o foros de buceo.
  • Busca comentarios consistentes sobre seguridad, profesionalismo y trato al cliente.

4. Protocolos de seguridad

  • Pregunta por los procedimientos de seguridad: briefings antes del buceo, control de compañeros, plan de emergencia, oxígeno a bordo.
  • Deben insistir en revisar experiencia, certificaciones y límites de profundidad.

5. Tamaño de los grupos

Un buen operador no sobrecarga sus salidas. Grupos pequeños significan mayor atención y seguridad.

6. Conocimiento del sitio

Un operador local con experiencia conocerá bien las condiciones del mar, corrientes, fauna marina y posibles riesgos.

7. Seguro y permisos

Deben contar con permisos de operación, licencias y seguros actualizados.

En síntesis, ¿por qué es tan importante elegir bien?

  1. Seguridad persona: un operador descuidado puede comprometer tu vida. El buceo es seguro solo si se siguen los protocolos estrictamente.
  2. Protección del medio ambiente: operadores responsables enseñan y practican el buceo sostenible, evitando dañar corales, fauna o ecosistemas.
  3. Calidad de la experiencia: Una buena organización te permite disfrutar del buceo sin estrés: equipo confiable, guías atentos, logística fluida.
  4. Aprendizaje real: Si estás tomando un curso, la calidad del instructor y la pedagogía pueden marcar la diferencia entre salir bien preparado o con conocimientos deficientes.

Al final, bucear bien no significa solo ver la magia submarina. Es también entender que bajo el agua no hay margen para errores, y que la verdadera aventura empieza cuando se bucea con conciencia. 

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