Sergio Pardo
Con los ahorros recolectados durante dos años de vida en el mar a bordo de barcos veleros, porque me gusta la navegación y pude trabajar en el mar tiempo completo, enfoqué mis esfuerzos en prepararme e iniciar este proceso. Mientras navegaba y sin tener responsabilidades económicas estudiaba la forma de poder ejecutar un proyecto de vida circular, estable, constante y de impacto ambiental. El 1 de octubre del año 2019 decidí trasladar mi domicilio al sector de los Acantilados en la comunidad de Ladrilleros, Buenaventura, en el Departamento de Valle del Cauca. Al llegar a esta región del Pacífico colombiano, me sentí en casa. Recuerdo que navegando la Bahía de Málaga dos años atrás, no podía parar de observar a mi alrededor, el paisaje me absorbió por completo y manifesté a un gran amigo mi deseo de vivir en esta región.
El área de Bahía de Málaga es zona de protección bajo la categoría de (PNN) Parque Nacional Natural. Uramba significa unión. Unión entre comunidades pertenecientes a una misma bahía. De allí vienen tradiciones culturales tan alegres y equitativas como la minga que traduce la unión de esfuerzos entre habitantes para hacer labores por intereses propios o comunales.
La condición geográfica es clave. Buenaventura es un municipio muy extenso, al norte limita con el río San Juan (Chocó), al este con la cordillera occidental, farallones de Cali y nacimiento del río Anchicaya, al sur con el río Naya y al oeste con la zona costera y aguas protegidas de la isla de Malpelo. La cercanía de la cordillera occidental a la costa pacífica en latitudes tropicales genera la acumulación de vientos oceánicos y formaciones de nubosidad que se manifiestan en la creación de bosques súper húmedos. Incontables ríos desembocan en el océano con incontables residuos sólidos contaminantes.
Tomé la decisión porque he podido evidenciar la afectación del plástico desde el océano, estamos en un punto donde nadar con plásticos se vuelve normal y es aquí donde se puede ver de cerca el impacto. Aquí necesitamos procesar el plástico recolectado para cerrar el ciclo de reciclaje y fortalecer los procesos educativos en disposición de residuos. Pude observar la emergencia ambiental que se vive por la exagerada y diaria acumulación de residuos sólidos y la afectación por la generación de microplásticos suspendidos en todo el litoral costero y ribereño. Me gusta el agua y mi deseo es cuidarla como principio. Navegando aprendí a disfrutar del presente, disfruto reciclar y reciclarme en Uramba. Estoy elaborando mi proyecto de vida con mucha motivación y libertad. En esta zona no existe un manejo organizado para la disposición de los residuos sólidos. Aquí los desechos son responsabilidad de cada hogar y de cada quien.
Comienzo a ver el plástico como una materia prima de aprovechamiento, como lo es el metal, el vidrio y el cartón en mi comunidad. Principalmente me motivó el proceso de reciclaje en el mismo lugar de afectación, el constante aprendizaje, ver los resultados en tan poco tiempo. Resultados que van más allá de un espacio constantemente limpio y un problema solucionado como lo son las basuras. Me motiva ver una comunidad comprometida, la aceptación de niños y adultos en su cultura, el interés por conocer del reciclaje y el deseo de participación, los ánimos que recibo de mis vecinos, los regalos en alimento y el cuidado cuando me siento cansado.
Me motivan las personas, el agua salada y dulce, los animales, las plantas que me alimentan, que me sanan y que me dan sombra.
Conocí el proceso Precious Plastic por internet y en voluntariados con organizaciones que hacen conservación en la región. Me pareció una alternativa práctica y a baja escala para el reciclaje de plásticos.
Investigue más allá, la funcionalidad en la región, vida útil, productividad, aceptación en la comunidad, adaptación y demás factores que eran indispensables para trasladar mi domicilio y dedicarme en tiempo completo a la transformación de plásticos.
Mi mejor escuela ha sido la práctica, el método de prueba y error. Además, la buena comunicación y asesoría con emprendedores que también llevan a cabo este proceso en diferentes partes del país y del mundo, me facilitan y motivan para continuar con el trabajo.
Inicié el proyecto con la fabricación de las máquinas a baja escala para el reciclaje de plásticos (compresora-inyectora-extrusora). Todo el material lo descargué de la página www.preciousplastic.com ahí encontré la información teórica, tipos de plástico, temperaturas, videos, tips, etc. Con los instructivos fui a Buenaventura y en un taller de corte y soldadura construimos las estructuras base de las máquinas. Esto me permitió palpar lo que sería mi herramienta de trabajo. Me animó la practicidad, ligereza, la alternativa no industrial, la seguridad, entre otros aspectos claves para el segundo paso y con un ingeniero amigo, hicimos las conexiones eléctricas para hacer pruebas de funcionamiento y ejercicios de campo con el plástico recolectado.
Me ayudaron amigos voluntarios, personal técnico contratado y trabajos propios. La construcción de las máquinas ha sido un reto para mí. Las conexiones y adaptaciones son sencillas, modulares, de fácil entendimiento, muchos elementos pueden ser adquiridos de segunda mano para la reducción de costos. Pero la adaptación en la región, los limitantes en la adquisición de partes y repuestos y la puesta en funcionamiento han traído altos en el camino que han extendido el tiempo, pero a su vez fortalecido en el proceso de reciclaje. Nuestras máquinas requieren alimentación eléctrica 220VAC, porque necesitamos controlar temperaturas con un grupo de resistencias para impartir calor controlado a cada tipo de plástico. Hemos visto adaptaciones con energía limpia solar que es donde esperamos evolucionar.
Cuando di inicio al proyecto viajé a Bogotá y visité el taller el tornillo, fue una gran experiencia. Mi conocimiento de plásticos y del proceso de transformación era muy bajo, pero conocer su espacio y ver su proceso con los productos hechos realidad fue mi gran motivación, entendí que este proceso funciona y es circular. Actualmente estoy trabajando con mis amigos de plástico infinito, ellos tienen experiencia y son un grupo muy sólido en la ciudad de Cali, con ellos la comunicación es constante y nos encontramos haciendo moldes para nuestros próximos productos.
Nuestro plan de acción de reciclaje de plásticos seguros, por medio de temperatura y presión consiste en pocas palabras, en derretir en cierta parte el material plástico recolectado, sin quemarlo, para ser suministrado por medio de presión al molde que permita la creación de un nuevo objeto de utilidad. El proceso consiste en recolectar los plásticos desechados de zonas costeras y rurales, y luego clasificarlo, de acuerdo con el tipo de plástico (PET, HDPE, PVC, LDPE, PP, PS, O). Este material, por lo general, lo encontramos sucio de arena y hongo, en ocasiones muy contaminado por otras sustancias externas que dificultan el proceso de recuperar. Tenemos que lavar y descontaminar el material plástico clasificado como alistamiento al proceso de triturado para reducir en hojuelas de plástico toda la recolección. El microplástico es sin duda lo más difícil de controlar, el movimiento oceánico por afectación de mareas es de hasta cinco metros entre pleamar y bajamar, esto acelera la producción y generación de partículas de microplásticos. Muchos flotan, muchos no flotan y no los vemos, muchos se entierran entre los suelos blandos de los bosques de mangle, muchos son confundidos con alimento por animales, todos son un gran problema.
Acá se genera la materia prima para el reciclaje de los plásticos seguros y sus procesos de temperatura y presión (inyección, extrusión o compresión).
Mediante un proceso de simbiosis con el grupo Asoaseo, entidad que labora como centro de acopio regional, pudimos trasladar nuestra máquina trituradora a sus instalaciones y concentrar las recolecciones y hacer el manejo de campo en este punto de concentración de desechos sólidos (clasificación limpieza reducción).
Antes de pensar en las máquinas, pensamos en los productos a fabricar a partir de las necesidades cercanas al lugar de recolección y de trabajo. Identificamos posibles clientes, posibles precios, y demás interrogantes que nos permitan tomar la decisión acertada, ¿qué maquinaria necesito? ¿moldes? Con esta hoja de ruta, trazamos un plan de acción de trabajo.
El proyecto fue creado para desarrollarse en comunidad y para beneficio de la comunidad, nuestros voluntarios son los vecinos y habitantes de todas las edades, hemos adaptado el taller, la sede principal del proyecto y la huerta.
Trabajamos en conjunto con Mujeres de Ébano, un grupo que rescata el conocimiento ancestral y aprovechamiento del bosque. Con un grupo de voluntarios a distancia, adelantamos una publicación con algunos mitos y funciones de las plantas nativas. Las mujeres de Ébano y la Fundación Fundancestral, trabajan proyectos culturales de impacto social propios de la región, con niños, jóvenes y mujeres no solo enfocados a la recolección y transformación de plásticos sino de impacto social que visibiliza el talento regional y trabajo en equipo.
La Fundación Fundancestral, con la señora Marina, promueve la expresión cultural entre los niños y jóvenes en música, danza y canto. Hacemos visible su desarrollo artístico. Y con el grupo «Coco Surf» incentivamos a los niños en el deporte, Tavo y Darwin enseñan y promueven el deporte a los niños que llegan en busca de olas. Una experiencia en desarrollo muy interesante es la iniciativa por Audrey, ella recolectó en Bogotá 690 libros para hacer apertura de un espacio literario para la comunidad. Hemos recibido 168 libros entre enciclopedias, diccionarios, textos escolares, tomos completos, entre otros.
El trabajo en voluntariado ha sido un éxito para la continuidad del proceso. Los voluntarios encuentran en el proceso un espacio de desarrollo en comunidad con las puertas abiertas, que les sirve como herramienta para ejecutar sus potenciales y capacidades desde la posición que ellos escojan, con la única intención de servir como comunidad: ¿qué puedo ofrecer a la comunidad?, ¿qué espero recibir de la comunidad? Son nuestras preguntas claves para identificar a nuestros voluntarios y su aplicación dentro del plan de acción.
No limitamos las intenciones de un trabajo con voluntad, por eso no abordamos específicamente ayudas para los procesos de limpiezas y transformación de plásticos. Buscamos aportes que gestionen y creen lazos de una amistad basada en progreso y oportunidad, buscamos que la acción de servicio beneficie principalmente al voluntario. Es increíble trabajar en equipo, la experiencia ha sido muy provechosa.
Los logros y satisfacciones son la aceptación y convivencia con los habitantes de nuestra comunidad, la comunicación e identificación de problemáticas locales para ser atendidas, involucrarnos con procesos culturales, ancestrales y educativos organizados por habitantes de la comunidad, la evolución del proyecto mismo, el sembrar y abonar. Las invitaciones a espacios de interacción con entes de conservación y cuidado ambiental, relaciones tan significativas y provechosas como este artículo para la Agenda del Mar.
Esta experiencia me ha enseñado a reciclarme, transformando hábitos que no generen huella contaminante, un estilo de vida con mejor de calidad de vida, convivencia con el entorno, generación de recursos por el crecimiento en ecoturismo, aprovechamiento de residuos sólidos, impacto ambiental y educación. Esto significa agradecimiento al agua y a los océanos. Cuidado del recurso más valioso.
Quisiera que este modelo de reciclaje se replicara en toda Colombia por interesados, estudiantes que busquen proyectos de grado, habitantes de barrio, veredas, comunidades, montañas, desiertos y demás rincones de nuestro país que necesiten acción contra el plástico. Acción y no iniciativas, acciones que reciclen, que transformen. El reciclar es el único camino circular de este material contaminante y fuera de control por los diseños y aplicaciones de un solo uso. ¿Lo bueno? El plástico está por todos lados y es gratis, mi meta es reciclar los desechos plásticos en una zona geográfica que necesita nuestra atención ambiental.
Actualmente estamos finalizando moldes para nuestras máquinas, trabajamos figuras geométricas y tenemos algunas ideas en proceso. El proceso de pandemia retrasó la elaboración de moldes por falta de recursos, sin embargo, hemos finalizado un molde para cada proceso (compresora, extrusora, Inyectora). Estamos haciendo pruebas y pronto tendremos nuestros primeros productos. Cuando no teníamos moldes hicimos algunas pruebas de temperatura para cada tipo de plástico, el resultado fueron piezas con mensaje ambiental muy interesantes. Hicimos piezas usando latas de sardinas, en ellas derretimos plástico polipropileno y entre las distintas figuras y utilidades que encontramos en ese solo diseño, resaltamos nuestro servilletero «no meta la pata». Este servilletero recuerda que estamos nadando entre plástico e invita a un consumo más responsable. Esta pieza también fue de mucha utilidad como soporte para el celular en videollamadas durante periodo de pandemia.
Estamos creando la comunidad Precious Plastic Colombia. Uniendo esfuerzos, somos una comunidad de 78 participantes a nivel nacional.