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De visita en Aruba, la isla feliz

En vuelo directo Medellín-Aruba a través de Insel Air, tuvimos la oportunidad de disfrutar esta isla del Caribe y vivir la aventura del Hi Winds Festival.

El Caribe ofrece una infinidad de alternativas turísticas, algunas de ellas buenísimas. Nuevamente visitamos la Isla feliz, título que parece un poco atrevido, y decidimos apostar a ver si desde nuestra última visita hace más de 10 años lograban convencernos otra vez de que así era.

La primera sorpresa nos la llevamos al comprobar que viajando desde Medellín ya se disponía de vuelo directo a través de Insel Air, una tremenda comodidad ya que de tener que viajar vía Bogotá perderíamos gran parte del tiempo del destinado a descansar. Vuelo cumplido y bien atendido, el nuestro fue el tercer vuelo de la ruta directa. Una hora y media y estábamos en Aruba.

Los trámites de ingreso son sencillos y desde el primer contacto con los isleños se percibe el aprecio que tienen hacia los turistas. Nos dirigimos luego al hotel Holyday Inn Resort, típico en su estilo y con todas las comodidades que lo caracterizan, restaurantes, piscinas, complementos como gimnasio y spa, y también un buen rincón con sillas playeras para los que nos gusta la lectura.

Estuvimos cuatro días y para ser francos, no alcanzamos a hacer todo lo que se podía hacer. La comida, para mi sorpresa, es uno de los fuertes de la isla. El primer día fuimos al Pelican Nest, la ensalada de mariscos es buenísima, especialmente si luego, tal como lo hicimos nosotros, deciden dar una vuelta por la tarde en el catamarán de Pelican Tours. Muy agradable atención a bordo, picadas generosas y open bar a lo largo del viaje. Estuvimos en dos sitios para careteo, uno de ellos el naufragio Antilla que está a solo 60 pies y es perfectamente visible desde la superficie. Cenamos luego en Le Petit Cafe, su especialidad cocina a la piedra, simplemente delicioso.

La siguiente mañana fue para el buceo en compañía de la gente del centro Mermaid Divers. Hicimos dos inmersiones en arrecifes de coral bien conservados y generosos en fauna marina. Aunque no se ven mucho porque casi todos los buceos se hacen desde embarcaciones, un porcentaje importante del millón de turistas que van anualmente a Aruba son buzos y en una las inmersiones capturamos un pez león. Almorzamos en el restaurante Taste of Belgium, donde tienen una generosa y deliciosa oferta de cervezas que van de la mano de la cuidada cocina que ofrecen. Si hay algún amante del volcán de chocolate leyendo esto, ese es el sitio.

Para la comida fuimos al restaurante Papiamento, ambientado en una casa clásica de Aruba, es uno de los mejores restaurantes de la isla, no solamente es un gusto cada uno de los platos ofrecidos, sino también el estilo y el ambiente. Podría decirse que es atemporal y que uno quisiera quedarse allí hasta nueva orden.

Probablemente al leer esto pensarán que solamente estuvimos comiendo en Aruba, y tiene toda la razón. Pero adicionalmente encontramos muchas otras cosas para hacer. Cada mañana asistimos a la llegada a la playa de los pescadores artesanales, espectáculo pintoresco para los fotógrafos. La mayoría de la pesca va para los restaurantes, garantizando así la frescura del género y la casi certeza de que el pescado servido no ha sido congelado. 

Agenda del Mar protagonista en las Mañanas con Uno desde Aruba

 

En estos días se llevaba a cabo el Hi Winds Festival, campeonato de Windsurf y Kitesurf que desde hace 29 años se realiza en Aruba y que convoca a las mejores figuras de esta práctica. Una ambiente buenísimo, magnífica música, y obviamente con el Happy Hour que es sagrado para los arubianos. El viaje a los cuatro puntos cardinales de la isla es obligatorio, los paisajes son increíbles y son un magnífico entorno para los fotógrafos. La visita al Faro California también es obligatoria. Las noches dan para todo. Aruba se transforma y hay una generosa oferta de bares de todo tipo, algunos de ellos con muy buenas bandas de jazz y reggae.

Los sibaritas también tienen su espacio. Hay allí una serie de supermercados que ofrecen una oferta variada de quesos y delicatesen capaces de quebrantar la voluntad más férrea. Otra de las especialidades de Aruba y que no se puede dejar pasar, es visitar la fábrica de productos de Aloe vera, parada interesante y productiva, los productos son irresistibles.

El remate lo hicimos yendo hacia el aeropuerto el último día. Ernest, nuestro acompañante de la oficina de turismo y magnífico guía y compañero, nos llevó a almorazr al restaurante The West Deck, sitio para los locales, simple y franco, porciones generosas de frutos de mar impecablemente servidos y cocinados.

Y como todo lo bueno se acaba, no tuvimos más remedio que dirigirnos al aeropuerto a tomar nuestro vuelo directo a Medellín. Mientras revisábamos más de dos mil fotos que tomamos (era imposible evitar hacerlas), discutíamos acerca del eslogan "la isla feliz"  llegamos a la conclusión de que los amables arubianos y la cantidad de colombianos que allí residen honran ampliamente esa apuesta. Es un gusto ir a Aruba, no solamente es la isla feliz, sino que agregaría que es además una isla y un destino fácil.

Y ya para rematar, en el vuelo de Insel Air de regreso, tuvimos la buena suerte de ganarnos un tiquete ida y regreso al destino del Caribe que quisiéramos… ¿Cuál elegimos? fue fácil escoger, ¡Aruba, La isla feliz!

Más información:

www.aruba.com

fly-inselair.com

app.aruba.com

http://prensa.aruba.com/inicio

 

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