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Colombia bajo el agua: una invitación a explorar nuestros océanos

Santiago Estrada
Santiago Estrada
Colombia es un paraíso para quienes se maravillan con la biodiversidad marina y los fotógrafos subacuáticos. Aquí te compartimos cuatro destinos y experiencias imperdibles donde podrás no solo capturar imágenes sorprendentes, sino también vivir experiencias profundas de conexión con los ecosistemas marinos y las comunidades que los protegen.

Colombia es un país privilegiado por su ubicación geográfica: bañado por el océano Atlántico y el Pacífico, su riqueza marina es tan vasta como sorprendente. El 45% de nuestro territorio es mar: las aguas territoriales colombianas se extienden a lo largo de 988.000 kilómetros cuadrados, con 1.760 km de costa sobre el Caribe y 1.300 km sobre el Pacífico.

Esta inmensidad alberga una biodiversidad excepcional, con más de 2.574 especies de peces marinos, 1.192 moluscos, 641 crustáceos, 2.860 km² de arrecifes coralinos, y seis de las ocho especies de tortugas marinas que existen en el mundo. Además, durante su temporada reproductiva, las ballenas jorobadas recorren más de 8.000 km para llegar a nuestras aguas del Pacífico y dar a luz en uno de los escenarios más mágicos de nuestra geografía.

Desde Agenda del Mar, te invitamos a sumergirte en estos destinos y experiencias subacuáticas que hacen de Colombia un territorio único para los buzos y amantes del océano. Porque el mar empieza en casa, y lo que aprendemos, protegemos y celebramos aquí, tiene impacto allá, en los fondos marinos que nos conectan con la vida misma.

Avistamiento de Ballenas

Para quienes sueñan con encontrarse cara a cara con la inmensidad del océano, Avistamiento de Ballenas ofrece una experiencia transformadora en los paisajes más biodiversos del Pacífico colombiano. Esta empresa privada se ha especializado en recorrer de norte a sur la costa pacífica del país, conectando a los viajeros con destinos como Bahía Solano, Nuquí, Utría, Bahía Málaga, Isla Gorgona, Tumaco, Guapi, Isla Malpelo y Juradó.

Esteban Duque

Su propuesta va más allá del avistamiento de ballenas jorobadas: permite descubrir la riqueza de la fauna silvestre —incluyendo delfines, tortugas y aves migratorias— mientras se apoya activamente el turismo comunitario y la conservación de ecosistemas estratégicos como manglares y arrecifes.

La experiencia puede ser organizada desde diferentes ciudades del país, con opciones de viaje ajustadas a distintos tiempos y presupuestos, facilitando el acceso a más de nueve destinos de naturaleza. Cada reserva contribuye a proyectos de limpieza de playas, educación ambiental y sostenibilidad local.

Esteban Duque

Además, cada experiencia contribuye directamente a la conservación. A través de este modelo de turismo responsable se apoyan iniciativas científicas enfocadas en la protección de ballenas jorobadas, delfines y tortugas marinas en todo el Pacífico colombiano. También se realizan acciones de reforestación con especies nativas, como mangle rojo, piñuelo, nato y caimito, claves en la recuperación de hábitats costeros.

Y no menos importante: el compromiso con la recolección de plásticos en playas se traduce en procesos de economía circular que transforman estos residuos en productos útiles para las comunidades locales, generando empleo, educación ambiental y soluciones sostenibles frente a una de las amenazas más urgentes para la vida marina.

Colombia Dive Adventures

Para buzos experimentados en busca de aventuras inolvidables bajo la superficie, Colombia Dive Adventures ofrece una experiencia única a bordo de los liveaboards Ferox y Vivax, con expediciones hacia dos de los santuarios marinos más impresionantes del Pacífico colombiano: Malpelo e Isla Gorgona.

Estos destinos de buceo es ideal para quienes se sienten cómodos en corrientes fuertes y desean adentrarse en un mundo donde la vida marina se despliega con exuberancia. A lo largo del año, es posible avistar tiburones martillo, tiburones sedosos, rayas águila, morenas nadando libremente y enormes cardúmenes que transforman cada inmersión en un espectáculo natural. La experiencia incluye 28 puntos de buceo con paisajes submarinos variados: paredes, arrecifes, corrientes, pináculos y túneles.

Las expediciones inician y terminan en Buenaventura, en la costa del Pacífico colombiano, con llegada previa a la ciudad de Cali, donde se gestionan los traslados terrestres. Esta logística facilita el acceso desde diferentes países, gracias a las múltiples conexiones internacionales con Cali vía Bogotá, Miami, Nueva York, Madrid, Panamá, Quito, Guayaquil y Lima.

Malpelo, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los ecosistemas marinos más protegidos del planeta y un paraíso para los amantes del buceo técnico. Gorgona, por su parte, combina selva y océano, ofreciendo también avistamientos de ballenas en temporada y una riqueza marina sin igual.

Isla Fuerte Ecolodge

En el Caribe colombiano, Isla Fuerte se revela como un paraíso poco explorado que combina la magia del buceo con la tranquilidad de un entorno natural diseñado para el descanso. Allí se encuentra Isla Fuerte Ecolodge and Diving Center, un alojamiento comprometido con el turismo de desarrollo sostenible, que ha trabajado durante más de 25 años de la mano de la comunidad local.

Este destino es especialmente recomendado para quienes desean iniciarse o avanzar en el buceo, ya que cuenta con 37 puntos de inmersión que albergan una de las mayores concentraciones de corales vírgenes del Caribe. Las aguas tranquilas y claras lo hacen ideal tanto para buzos principiantes como para los más experimentados, sin dejar por fuera a quienes simplemente desean explorar y descansar junto al mar.

El hotel ecolodge ofrece habitaciones acogedoras para parejas, familias o pequeños grupos, con capacidad máxima para 26 personas. Su infraestructura respeta el entorno isleño mediante principios de arquitectura bioclimática que integran armoniosamente los materiales y el estilo caribeño tradicional. Todo está pensado para brindar una experiencia cercana y confortable, sin perder la esencia natural del lugar.

Además del buceo, es posible disfrutar de cursos, minicursos, campamentos, programas de formación ambiental, lunas de miel, y caminatas por ecosistemas únicos donde convergen el bosque seco tropical y zonas de manglar, creando una biodiversidad singular en las islas coralinas del Caribe continental.

Isla Fuerte Ecolodge también se destaca por su compromiso social. A través de múltiples iniciativas colectivas, ha participado activamente en proyectos de educación, cultura y emprendimiento local, siendo un modelo de turismo que realmente beneficia a la comunidad y protege el entorno.

Una experiencia ideal para reconectar con la naturaleza, disfrutar del océano y descubrir el alma vibrante del Caribe colombiano, en un destino donde el tiempo parece detenerse y la isla se transforma en pasión.

Casa Balae

En lo alto de una roca frente al inmenso océano Pacífico, Casa Balae ofrece una vista panorámica que simplemente quita el aliento. Ubicada en Guachalito, a unos 40 minutos en lancha desde Nuquí, esta casa ecológica rodeada de playas vírgenes y selva tropical es un refugio diseñado para quienes buscan una experiencia auténtica, inmersos en la naturaleza.

Con siete habitaciones, un amplio deck de hamacas y una relajante malla tipo catamarán, Casa Balae invita a dejarse arrullar por el sonido del mar y los cantos de la selva. Es el punto de partida perfecto para disfrutar de actividades como surf, buceo, paddle, avistamiento de fauna y hasta la mágica temporada de ballenas jorobadas, que visitan estas aguas entre julio y noviembre.

Aquí, cada día es una oportunidad para sorprenderse. Es posible encontrarse con delfines, tortugas, monos aulladores y titís, cangrejos, aves y anfibios en su hábitat natural, haciendo de este lugar un destino ideal para fotógrafos de naturaleza, amantes de la fauna y viajeros conscientes.

Además, los alrededores de Guachalito ofrecen experiencias únicas: los manglares de Tribugá, Coquí y la ensenada de Utría, las caminatas por senderos selváticos hasta cascadas y termales, o los paseos fluviales en chingos, tradicionales canoas de madera por los ríos Joví y Arusí. También es posible visitar comunidades indígenas en Jurubirá y Chorí, o sumergirse en la cultura local a través de la ruta del viche.

Casa Balae es mucho más que un alojamiento: es un lugar para conectar profundamente con la vida, con uno mismo y con la sabiduría que brota del encuentro entre el mar, la selva y las comunidades que cuidan este territorio.

Un destino para quienes prefieren lo esencial, lo auténtico y lo inolvidable.

Si quieres conocer más recomendaciones de destinos, más allá del océano, te invitamos a leer.

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