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Ciencia de alto nivel para actuar

La exploración científica es una herramienta clave para las autoridades ambientales y tomadores de decisión en relación con la contaminación en la bahía de Cartagena.

Por: Juan Darío Restrepo A., profesor e investigador de la Universidad Eafit

Versión ampliada del artículo publicado en la Agenda del Mar 2020

Una de las ramas de las ciencias del mar, la oceanografía ambiental, hace monitoreos de las condiciones físico-químicas de las aguas y sedimentos marinos y costeros. En cruceros y muestreos oceanográficos se hacen mediciones de variables como oxígeno disuelto, demanda de oxígeno, salinidad, turbidez, concentración de clorofila, fosfatos, nitratos y microbiológicos como coliformes fecales. También se toman muestras de sedimentos para analizar la concentración de metales pesados como mercurio, plomo y cobre, entre otros.

Esta exploración científica es una herramienta de primera mano para las autoridades ambientales y tomadores de decisión en relación con los niveles de contaminación y la procedencia de las sustancias tóxicas. También, estos valores de las condiciones físico-químicas de las aguas forman parte de la definición de umbrales de contaminación de cada sistema marino costero, etapa indispensable en todo plan de manejo y de restauración de ecosistemas litorales.

Una de las investigaciones más recientes y relevantes en oceanografía ambiental en Colombia es el caso de la contaminación de las aguas y sedimentos de la bahía de Cartagena, ciudad que tiene una capacidad limitada para la gestión de los recursos hídricos, tal y como se evidencia en la degradación de la calidad de sus aguas marinas, las inundaciones costeras y el escaso o nulo acceso al agua potable de las comunidades costeras que además dependen de la pesca artesanal, recurso en alto riesgo por la sobrepesca y los niveles de contaminación.

A los problemas ya generados por el cambio climático y el impacto humano, que han afectado la cuenca del río Magdalena y la bahía de Cartagena, los “mitos” sobre los niveles de contaminación han demostrado la necesidad de encarar ciencia de alto nivel y pertinente que entregue las herramientas para mejorar la gestión en la Bahía y la de sus entornos demográfico y natural.

Adicional a los riesgos ambientales, otras limitaciones estructurales para la toma de decisiones en política ambiental son: primero, la escasa transferencia de ciencia hacia los tomadores de decisión pues gran parte de la ciencia ambiental del país permanece en los escritorios, bibliotecas, laboratorios y publicaciones académicas de los profesores; y segundo, no existen líneas base ambientales sólidas y con ciencia de buen nivel sobre las cuales tomar decisiones y aplicar modelos numéricos actuales y de escenarios futuros.

BASIC-Cartagena 2014-2021, un proyecto de Oceanografía Ambiental sobre Interacciones entre Cuenca, Mar y Comunidades, ha sido el primer intento nacional en Colombia para conocer, con ciencia de alto nivel, el estado de la calidad ambiental de las aguas y los sedimentos de la bahía, así como también su conexión con la cuenca del río Magdalena, el nivel toxicológico de los peces que forman parte de la pesca artesanal y la salud pública de las comunidades vulnerables de la zona costera de Cartagena. El conocimiento ha sido aplicado al análisis del impacto económico de la contaminación en la pesca y el turismo, así como en la evaluación al acceso de agua potable y del estado de sanidad pública de las comunidades costeras más vulnerables a la contaminación de las aguas.

El impacto más central de BASIC, a través del conocimiento sobre la contaminación de la Bahía de Cartagena, se materializó cuando la Procuraduría General de la Nación a través de su Procuradora Ambiental, les exigió a las autoridades ambientales (Cardique y EPA) y a la Alcaldía de Cartagena, aumentar sus estudios sobre la contaminación de la bahía y establecer herramientas para el monitoreo y mitigación de la contaminación. Igualmente la autoridad ambiental Cardique ha sido requerida legalmente para continuar generando ciencia para la toma de decisiones. Otro de los impactos fue el de contribuir a la aceptación pública de la necesidad de mitigar los niveles y fuentes de contaminación de la Bahía de Cartagena, motivando así al Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible a emitir una resolución para la creación del Comité Intersectorial Ambiental para el manejo de la Bahía de Cartagena (Decreto 1978 de 4 de septiembre de 2017).

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