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Una vida dedicada a los tiburones

Por pasión asumió como propia la tarea de hacer visibles las problemáticas del Pacífico y la defensa de las especies marinas que lo habitan. Hoy es un referente internacional de la lucha por la conservación y muchos coinciden en que es gracias a ella que personas de todo el mundo conocen y valoran a Malpelo como uno de los mejores lugares para bucear en el planeta.

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Cuando se habla de tiburones en Colombia, y del santuario de fauna y flora de Malpelo, es imposible no pensar en Sandra Bessudo. Es una mujer creativa, dueña de una inquebrantable capacidad de liderazgo y parece incansable cuando se compromete con proyectos orientados a la conservación. Dice que cada vez vive menos en la ciudad y pasa más tiempo cerca al mar. Ese es su espacio natural.

“La primera vez que me llevaron a caretear fue en Roatán, Honduras. Yo tenía 4 años y allá conocí el pez ángel”, recuerda. Desde ese momento quedó enamorada del mar. A los 9 años empezó a bucear y a los 19 se hizo instructora de buceo.

Cuando salió del colegio su único objetivo era ser buzo. “Mi papá me dijo que no me podía dedicar solo a eso, que tenía que hacer otra cosa, así que entré a estudiar biología a los Andes y después a la Universidad del Valle, pero no terminé”, cuenta. Luego adelantó estudios de Ciencias de la Vida y la Tierra, en Francia, regresó a Colombia y encontró en el mar el impulso de su vida profesional y su felicidad, como lo advirtió al terminar su bachillerato.

La relación con Malpelo

En 1987 llegó por primera vez a Malpelo. De inmediato generó una conexión casi mágica con el lugar, pero también sintió que algo allí no andaba bien. “Los buzos llevaban arpones y neveras que llenaban de langostas. Encontré barcos anclados a los corales y cargados de tiburones”, recuerda.

En esos primeros años abrió el departamento de buceo de Aviatur, la agencia de viajes de su familia, y del club El Nogal, en Bogotá. Pero un día decidió dedicarse a la conservación y en 1999 creó la Fundación Malpelo, que en el inicio se financiaba con las excursiones que organizaba para buzos.

Su liderazgo la llevó a participar de múltiples proyectos y, gracias a ello, fue nombrada Alta Consejera Presidencial para la Gestión Ambiental, la Biodiversidad, Agua y Cambio Climático. Desde allí impulsó la creación de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP) en 2011; trabajó como Consejera de Colciencias en temas de ambiente, océanos y biodiversidad; fue asesora de la Vicepresidencia para la Comisión Colombiana del Océano; y es General Manager de Sabai, una empresa dedicada al desarrollo, ejecución y prestación de todo tipo de actividad ecoturística.

Actualmente, Sandra viaja a Malpelo cada dos meses y dedica buena parte de su tiempo a participar en eventos y actividades relacionadas con la preservación. “Cada vez paso menos tiempo en Bogotá”, dice. Es mamá de un joven de 20 años, cada que puede va a bucear, ama la fotografía y los viajes, especialmente a destinos de naturaleza y a donde pueda conocer culturas.

Cuando se le pregunta por sus planes a futuro hace un prolongado silencio y aunque tiene mil proyectos en la cabeza dice que lo que más la entusiasma ahora es la idea de bucear con narvales en el Ártico el próximo año, y más adelante, estar en el agua con cachalotes.

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