El entorno es majestuoso y la vista impacta pues parece un río de aguas rojas que por momentos se tornan de diferentes tonos de rosa, naranja o magenta. Se trata de una corriente de agua cristalina que corre sobre un cauce de rocas en el que crece la Macarenia clavigera, una planta colorida produce ese efecto óptico. Por esta razón recibe muchos apelativos, como “El río en el que se derritió el arco iris”, “El río que escapó del paraíso” o “El río de los 5 colores”.
Esta planta solo florece entre junio y noviembre, por lo que los recorridos controlados para visitantes están disponibles únicamente en esta temporada del año.
Existen tres senderos y los operadores con las autoridades ambientales distribuyen los grupos para que no todos se concentren en los mismos puntos. Los planes turísticos ofrecen habitualmente la visita a uno de los senderos, por lo que no todos los turistas hacen la misma ruta, pero un viajero que quiera conocer más o esté interesado, por ejemplo, en la fotografía de naturaleza, puede ir tres días y siempre sorprenderse con atractivos diferentes como Los Ochos, El Tapete, la Cascada de La Virgen, Los Pianos, el Salto del Águila, Cascada Blanca, y muchos más.
John Fredy Mora, gerente de Cristales Aventura Tours, destaca la participación comunitaria y la cultura turística del destino como un elemento fundamental en la experiencia del viajero. “Aquí no hay desorden, tenemos todo muy organizado para que no se le cobre más de lo justo al turista solo porque tiene cara de extranjero, la persona que viene no es un cliente de una empresa sino un cliente del destino y en eso estamos comprometidos todos”, dice.
Caño Cristales está ubicado en el municipio de La Macarena (Meta) a donde se puede llegar en avión desde Bogotá, Medellín, Cali o Villavicencio.
La vista que se tiene desde este lugar es imponente desde este sitio, ubicado a 2.200 metros sobre el nivel mar, famoso entre otras cosas por sus amaneceres, que iluminan el Nevado del Ruíz y sus atardeceres, cuando el sol se oculta hacia el cerro Tatama.
“Es una isla en medio de las montañas en la cual uno logra sentirse aislado del mundo, con paisajes únicos y visuales de 360 grados llenos de una gran biodiversidad, contamos con más de 210 especies de aves inventariadas, entre ellas 12 rapaces, como una de las últimas parejas de cóndores de las que se tiene ubicado su nido en Colombia”, dice Tomás Botero, de El Nido del Cóndor Ecolodge, que ofrece alojamiento carpas tipo safari tents o Glamping, además de actividades para sus visitantes.
En el área, además de la gran variedad de aves, habitan varias familias de zorros, armadillos, ardillas endémicas y otros animales, por lo que es un lugar muy valorado por los apasionados de las actividades de naturaleza como el avistamiento de especies y la fotografía.
Este exuberante lugar está ubicado en el municipio de Villamaría (Caldas), a 23 kilómetros de Manizales y a una hora y cuarto del aeropuerto La Nubia. Hasta el ecolodge no llegan carros, por lo que la última parte del trayecto de acceso se puede a bordo de un cable aéreo o caminando entre 45 a 60 minutos por un sendero de 2.7 km.
3. Las sabanas inundables del Casanare
Este es un escenario natural de inmensa diversidad y belleza. Para conocerlo y admirarlo en toda su dimensión, Cunaguaro Travel creó un producto llamado el Safari Llanero, un recorrido que se hace a bordo de vehículos adaptados para cruzar por los territorios que albergan los hábitats de decenas de animales causando la mínima afectación.
En la ruta es posible observar manadas de venados y chigüiros (capibaras), dos tipos de osos hormigueros, el gran cocodrilo del Orinoco, micos, anacondas, zorros, delfines rosados, tortugas acuáticas y terrestres, iguanas, babillas, puercoespines, nutrias y muchos otros. Además, aunque no es fácil que ocurra, siempre existe la posibilidad de encontrarse con grandes felinos como pumas, jaguares, tigrillos y yaguarundís, o de ver sus rastros en el suelo, árboles o arbustos.
El Safari Llanero es una apropiación del concepto africano y además del avistamiento de animales permite apreciar la cultura llanera y su relación con la conservación de la biodiversidad.
“Esta es una de las mejores oportunidades de ver fauna silvestre libre el país, puedes admirar y fotografiar muchas especies en su ambiente natural y en un muy buen estado de conservación de los lugares”, explica Laura Miranda, de Canaguaro Travel.
Para conocer estos paisajes llaneros es necesario llegar a Yopal, donde se inician las experiencias a diversos escenarios naturales.
