Para nadie es un secreto que estamos enfrentando una gran amenaza y que nos estamos ahogando con la cantidad de plástico que, diariamente, desechamos a lo largo y ancho de nuestro planeta. Sin embargo, el gran problema no es el plástico en sí – ya sabemos de los grandes usos que este tiene en la cotidianidad – el gran problema es, por una parte, el consumo desmedido del mismo y, por otra, la mala disposición que hacemos de él.
Son muchos los tipos de plásticos que, diariamente, utilizamos; en esta ocasión, queremos referirnos, específicamente, a las botellas hechas con PET (polímero con el que se fabrican una gran variedad de envases para bebidas, jabones líquidos, detergentes, etc.). Se calcula que, hoy en día, la producción de este tipo de envases alcanza un millón de unidades por hora, eso es una cantidad difícil de imaginar y, la verdad, no parece que fuera a reducirse y, mucho menos, a detenerse. Para tener una idea, en términos de peso, si una botella de plástico de 500 ml pesa, aproximadamente, 9 gr, estaríamos hablando de 9.000 toneladas que sería el peso de 1.800 elefantes y la mayoría de estos elefantes, perdón, envases, una vez utilizados, terminan en un relleno sanitario o son incinerados, liberando enormes cantidades de CO2 a la atmósfera, o terminan en nuestros océanos, ya sea por desecho directo o a través de los ríos. Solo un porcentaje, mucho menor del que se debería, de estos residuos sólidos entra a la cadena de reciclaje para producir resinas de PET reciclado que pueden convertirse nuevamente en botellas o en fibras textiles, que es lo que conocemos como economía circular que puedes ver en el siguiente diagrama.
El porcentaje de botellas fabricadas con PET que entran a la cadena de economía circular varía según el país. Se estima que en Colombia se recicla, aproximadamente, el 30 % del PET. Pero aquí no vamos a hacer un análisis de la problemática, sino que queremos mostrarte una manera en la que puedes ser parte de la solución e involucrarte de manera responsable en este proceso y, al mismo tiempo, contarte un poco sobre lo que se está haciendo en nuestro país en este aspecto.
Primero que todo, hay una acción primordial que debes empezar a poner en práctica y es la reducción del uso de estos productos. Cuando vayas a comprar una botella, de agua, por ejemplo, detente por unos segundos y piensa: ¿es necesario comprar esta botella?; la mayoría de las veces, la respuesta sería no. Lo ideal es que siempre lleves contigo un termo para reenvasar tu líquido. Si no dispones de un termo, es muy posible que tengas que comprar la botella, en ese caso, consérvala contigo y reutilízala para reenvasar el líquido cuantas veces consideres prudente.
Cuando decides desechar esa botella, es donde entras a formar parte efectiva de la cadena de economía circular. Primero, fíjate muy bien donde la vas a depositar, nunca la dejes por ahí ni la botes en cualquier caneca; busca un punto de recolección para su correcta disposición; existe un código de color según el tipo de residuo que, en este caso, sería la caneca de color blanca. Si estás en casa sepárala y, junto con los materiales reciclables, almacénala en bolsas de color blanco. Si depositaste la botella en la caneca respectiva o si la dejaste en la puerta de tu casa dentro de la bolsa adecuada, estarás facilitando el trabajo de los recuperadores, quienes son parte fundamental de este proceso; ellos se encargarán de separar el material y llevarlo a los centros de acopio respectivos. Una vez allí, tu botella, junto con las millones de otros consumidores, serán compactadas y llevadas a las plantas de reciclaje, donde se iniciará el proceso de transformación de las mismas en materias primas para múltiples usos. Algo que nos preocupa a muchos es si esas botellas que separamos, realmente, van a llegar al destino que queremos, es decir, van a entrar a ese proceso de reciclaje que tanto nos cuentan. Yo te digo que sí, que si hacemos nuestra labor, tan simple de separar nuestros desechos, hay una alta probabilidad de que el material de esa botella vuelva a ti habiendo pasado por todo el proceso de reciclado, ya sea en forma de una nueva o como parte de otro producto terminado.
Hace unos días, tuvimos la oportunidad de visitar la planta de Enka en Girardota, Antioquia. Esta se constituye en la planta de reciclaje más grande de Suramérica y una de las cinco más grandes del mundo. En el siguiente diagrama puedes hacerte una idea de cómo es el proceso de transformación de las botellas de PET en esta planta.
Queremos que nos acompañes por unos minutos a “hacer” el recorrido por la planta de reciclaje y veas cada paso del proceso de transformación de tu botella, esa que depositaste de manera adecuada.
Como ves, es muy interesante, por un lado, conocer este proceso y, por otro lado, saber que en nuestro país hay empresas que contribuyen a la disminución del impacto negativo del consumo desmedido de estos productos.
Comparte esta información con tus familiares y amigos, recuerda que somos parte del problema pero, al mismo tiempo, somos parte de la solución, aporta tu grano de arena, pequeñas acciones generan grandes cambios.
Buen viento y buena mar.