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Pet mar, una solución innovadora

Foto: Andercol
Foto: Andercol
Andercol y otras 6 organizaciones avanzan en un proyecto para el aprovechamiento de botellas pet recolectadas en el mar, que no pueden reciclarse con el modelo tradicional. Ya se hizo el primer piloto.

Hay una gran diferencia entre una botella de pet que acaba de ser desechada por una persona en una ciudad y rápidamente es recolectada por un reciclador, y una que se recupera del mar.

Debido al deterioro que sufre una botella plástica expuesta por un largo período al agua salina, las empresas dedicadas al reciclaje mecánico no la pueden recibir.

Ante esta problemática, la compañía Andercol se dio a la tarea de liderar un proyecto que ofreciera una solución viable y sostenible. «Es darle una segunda oportunidad a este material», explicó durante un webinar recientemente Juliana Nanclares, Líder Técnico de Economía Circular de Andercol (Grupo AkzoNobel). Este enfoque demuestra el valor de salir de la zona de confort y tomar decisiones difíciles. Andercol desafía la norma al repensar la forma en que hacen las cosas, contribuyendo así a un mundo más sostenible.

En el “live” titulado “El mar empieza en casa”, la directora de la Agenda del Mar, María José Ospina destacó que “cada minuto se compran un millón de botellas de plástico en el mundo, o sea, cerca de 20 mil por segundo. Menos del 50% de las botellas se recolecta para reciclaje y apenas el 7% se convierte en nuevas botellas”.

El proyecto Pet Mar nació entonces con el objetivo de “incorporar las botellas recolectadas del mar en la fabricación de resinas UPR (de poliéster insaturadas)”. Con estas resinas, mediante un proceso llamado reciclaje molecular, Andercol hace las resinas con las que posterior mente se fabrican postes, tuberías de agua, carrocerías de vehículos, bañeras y muchas cosas más.

Juliana Nanclares asegura que muchas personas han escuchado decir que las botellas que se recogen del mar ya no se pueden aprovechar para el reciclaje, por lo que en muchas regiones no las recogen o, incluso, en zonas costeras del Pacífico las llevaban a un sitio y las incineraban, generando un nuevo problema ambiental.

Prueba piloto

Andercol sumó aliados a esta iniciativa y organizó una cadena para que los plásticos recolectados por las comunidades del Pacífico lleguen a Medellín para la selección y clasificación; y luego se trasladen a una planta en Cartagena donde se transforman en resinas para usos industriales.

Esos aliados son la Fundación Yo Soy Magüipi y Ecoworks, en el Pacífico; la Fundación Natalia Botero Escobar, Redpack y Fractal, en Medellín; y la Agenda del Mar que acompaña todo el proceso por medio de la gestión de datos y comunicaciones. Andercol en Cartagena se encarga directamente de la parte final del proceso que es la transformación del pet, ya molido y lavado, en resina.

Después de tener diseñado el proyecto se pasó a una prueba piloto con el propósito de medir en la realidad aspectos logísticos relacionados con el volumen, el transporte desde playas hasta planta de molido y lavado, la selección y los porcentajes de rechazo y las implicaciones en equipos para el proveedor de molido y lavado. Además, conocer los costos aproximados del proceso para evaluar su viabilidad económica.

La recolección de las botellas Pet para esta prueba piloto se hizo en tres puntos del litoral Pacífico: Itsmo de Pichido, Playa San Pedro y Playa Morgan (Dorada). Estos lugares se encuentran dentro del Parque Nacional Natural Uramba-Bahía Málaga en Buenaventura (Valle del Cauca).

Se recolectaron dos toneladas de plásticos Pet, es decir, 2.000 kilogramos. Se hizo el proceso de selección y clasificación, después del cual el material aprovechable se redujo a 1.084 kg., pues para que sirvan como material prima se deben escoger únicamente botellas transparentes, que no tengan residuos en su interior, que su uso inicial no haya sido para envasar aceite y que no presenten color amarillo quemado debido a una alta degradación.

El material seleccionado, con los requerimientos que exige la planta de Andercol, pasó a la etapa de molido y lavado, para que las botellas se conviertan en “escamas de Pet”, es decir, partículas de tamaño pequeño. En este proceso también hay un porcentaje de rechazo, así que finalmente se obtuvieron 824.5 kg.

Próximamente, en la planta se hará la transformación de estas “escamas” en resina y luego en un producto final que utilice esta materia prima. Lo primero será fabricar un bote que servirá para hacer las recolecciones, es decir, el plástico que flotaba en el mar o llegaba a las playas, en forma de basura, será el mismo que se utilizará para tener una embarcación que facilite el proceso.

Luego, se espera recolectar 100 toneladas cada mes, fortalecer la cadena de valor y, después de todo, lograr la transformación del residuo para que vuelva al mar como un producto de alto valor agregado.

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