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Nos enamoramos de este proceso

La piangua es el segundo producto en la economía del municipio de Santa Bárbara-Iscuandé, Nariño. Es un pequeño molusco que vive en los manglares y se encuentra en peligro de extinción. Diez comunidades están decididas a no dejar desaparecer esta especie.

 José Kennedy Caicedo, Representante Legal Consejo Comunitario Esfuerzo Pescador

Cuando llegaron los compañeros de Calidris en el 2007, a nuestro territorio, empezamos con esta iniciativa, primero fue el tema de las aves migratorias y luego se fue expandiendo hasta que llegamos al fin de conservar el manglar. Empezamos en el año 2011. El Acuerdo de Conservación consiste en recuperar una población de piangua que veníamos extrayendo inadecuadamente. Aunque la piangua está en el libro rojo de especies en riesgo de desaparecer, nosotros no nos hemos quedado solo en la recuperación de la piangua, esta es una estrategia para conservar todas las especies que se encuentran en el manglar, como el cangrejo que llamamos barreño, el piracuí, la iguana, el perico, el tigrillo, el oso… Nosotros tenemos al manglar como la salacuna de muchas especies como pargo, gualajo, es el sitio de acercamiento de pelada, de muchos peces y a su vez camarón, además de las aves que tenemos como cuerno, escabán y loro. Todas esas especies están dentro de la protección del manglar.

 

Cuando llegaron nuestros compañeros de Calidris a mirar la extracción de la piangua, tan rica en proteína, que es el segundo producto dentro de la economía de los pescadores de nuestro municipio, nos dimos a la tarea de hacer una medición y una revisión. Mi abuela dice que salía a capturar 400 o 500 pianguas en una jornada de 3 horas, nuestras madres notaron que se había mermado la producción y nosotros encontramos una cantidad mucho menor porque estábamos haciendo un uso inadecuado; estábamos aprovechando las tallas más pequeñas y no dejábamos reproducir a las especies que estaban en madurez sexual, al fin buscamos estrategias y nos dimos cuenta de la problemática que estábamos creando.

 

Nos motiva la conciencia y la voluntad porque este es un acuerdo de conservación voluntario, existe un equipo de profesionales que han estado ahí, unas organizaciones que nos han venido mostrando que es importante el tema de conservación. Nosotros creemos que esas personas estuvieron muy a la vanguardia y gracias a ellos nos enamoramos de ese proceso. Conservación Internacional, la Asociación Calidris y WWF han sido un pilar fundamental dentro de nuestro territorio para el tema de conservación.

 

Empezamos empíricamente, pero con las ganas de hacer las cosas bien. No hemos ido a la universidad, sin embargo, nos sentimos ser maestros de esas cosas, creemos que lo de nosotros está dentro de la voluntad y las ganas de dejar un territorio de calidad y de cantidad para las futuras generaciones. No nos olvidemos que nosotros somos dueños de este territorio, pero a su vez, la ley 60 nos manifiesta que debemos dejar este legado y este bien para la convivencia de las futuras generaciones. Es una responsabilidad y debemos proteger nuestros manglares.

 

En esto estamos comprometidas 10 comunidades con representación en una junta directiva. Contamos con el apoyo de los docentes que son líderes muy importantes porque dentro de sus instituciones educativas hablan del proceso de conservación, tenemos también unos monitores, de los cuales el 90% son mujeres; un grupo de piangueras y la población en general. Dentro de nuestras conversaciones informales, cuando estamos jugando dominó, hablamos de conservación, aunque sea solo una frasecita es importante porque siempre se trata de iniciativas para proteger todo nuestro territorio y en especial el manglar.

Cuando empezamos, toda nuestra gente utilizaba maya irreglamentaria. Hemos logrado cambiar ese hábito en un 50% por prácticas de pesca responsable. Esa piangua que antes capturábamos de 3 a 4 centímetros, que estaba en la etapa de reproducción, la estamos dejando en el manglar.

 

En el tema de tala que es un punto estratégico, hemos venido avanzando, aunque todavía no hemos podido darnos la mano con las autoridades ambientales. Nosotros estamos asentados y viviendo en los dos sitios más importantes para la llegada de aves migratorias para el Pacífico colombiano, estamos dentro de los manglares mejor conservados de Colombia y posiblemente de Suramérica, tenemos los segundos manglares más altos del mundo, que oscilan entre los 58 y 59 metros de altura; pero desafortunadamente hay gente externa que se está metiendo a nuestro territorio a talarnos los mangles. Y no hemos podido tener esa herramienta idónea para eliminar esa tala indiscriminada. Estamos haciendo monitoreo, mostrando resultados de la tala que nos han venido ocasionando, mostrando cómo podemos llegar con el tema educativo a los motosierristas externos. Nuestros dos motosierristas internos cortan la madera para nuestras viviendas.

 

Seguimos trabajando por el fortalecimiento de la capacidad instalada, buscamos alternativas para las artes de pesca irreglamentaria, para conservar nuestros ecosistemas de aves migratorias y difundirlo en festivales, para impulsar el acuerdo de conservación.

 

Desafortunadamente no hemos podido obtener el título de nuestro territorio, pero lo estamos protegiendo y defendiendo. Los líderes en algunos casos son mal pagos para el servicio de conservación que realizan y esa labor de proteger y conservar a veces no es bien vista por otras personas. El Gobierno Nacional debería difundir la labor social que hacen los líderes dentro de la comunidad, es difícil cuando no contamos con el apoyo de las organizaciones gubernamentales. A veces uno se desmotiva y quiere tirar la toalla, pero a media noche se levanta y dice “vamos para adelante”. He aprendido mucho a compartir el tema de conservación, el cómo asociarnos y organizarnos para llegar a la meta. Si no hubiéramos aceptado la oportunidad de ser parte de este acuerdo de conservación, no solo habríamos acabado con la piangua sino con otros productos, no hubiéramos podido mejorar el equipo de pesca y cambiar sus hábitos.

 

Toda la comunidad ha visto el acuerdo de conservación de forma positiva porque le sirve para mejorar su calidad de vida. Si encontramos los donantes para continuar, este ejercicio debería marchar mínimo por 30 años o más. Lo que estamos haciendo, lo hacemos de corazón y con toda la voluntad que se requiere para, a su vez, motivar a más gente para que conserve su territorio, su ecosistema, sus manglares, los hábitats de las especies. Conservar nos puede dar unos mejores resultados para el futuro.

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