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Los maestros del camuflaje

“Ver sin ser visto, comer sin ser comido. Esa es la cuestión y en nuestros océanos son muchas las criaturas que nos permiten apreciar esta cualidad.

Imagínate que eres un pequeño pez paseándose, inocentemente, cerca del fondo y notas algo que se parece a un pez mucho más pequeño que tú o a un pequeño y apetecible gusano, te acercas un poco más, en un instante escuchas un ligero zumbido y en el siguiente todo se vuelve oscuro y ya no existes seguramente fuiste presa de algún carnívoro, maestro del camuflaje.

 

Cambios de color, cambios de texturas, posiciones particulares, entre otras, son estrategias que les permite esconderse de sus presas y al mismo tiempo de sus posibles depredadores. Millones de años de evolución han sido necesarios para crear estas sofisticadas estrategias de sobrevivencia.

 
1. Pulpo del Caribe (Octopus briareus)
Es, absolutamente, maestro del disfraz y uno de los  invertebrados más inteligentes conocidos. Puede cambiar completamente su color de un momento a otro, usando células de color especializadas llamadas cromatóforos. Al hacerlo, a menudo, se combinan perfectamente con su entorno, incluso cuando se posa sobre una superficie con varios colores. También tienen un control tan asombroso de su piel y músculos que pueden igualar la textura de su entorno. Un pulpo de arrecife camuflado puede ser casi imposible de ver.

Su alimento preferido son los invertebrados, especialmente, las almejas, caracoles marinos, cangrejos, langostas, entre otros. Ocasionalmente, son caníbales y comen individuos de la misma especie, por lo general después de defender el territorio contra un intruso.

Salen a cazar en las noches, cada individuo tiene un territorio definido, no muy alejado de su madriguera. Llevan las presas capturadas a su guarida donde se las comen, dejando los restos de conchas esparcidas a la entrada.

Para escapar de la depredación, además de camuflarse perfectamente con el fondo, pueden expulsar una nube de tinta oscura hacia un depredador que se aproxima. Además de enmascarar su huída, la tinta sabe mal y disuade al depredador de continuar con su ataque, muchas veces porque pierden su rastro.

Hábitat y distribución: prefieren el hábitat que forman los arrecifes y las hierbas del mar.

Estado de conservación: preocupación menor.

2. Pez sapo o ranisapo (Antennarius spp)

Aunque los peces sapo son un poco más grandes que el tamaño de un puño con bocas enormes, se encuentran entre los peces más buscados del fondo. El problema es encontrarlos.

Hay más de 40 especies reconocidas con diferentes colores, tallas y formas de ocultarse. Unos parecen esponjas, otros piedras incrustadas, otros parecen un racimo de algas, etc; pero ¿qué tienen en común todos los peces sapo, además de parecer objetos inanimados o animados pero, todo menos peces?

Sus ojos son diminutos con respecto al resto de su cuerpo, como parte de su camuflaje.

Una pequeña prolongación o apéndice hacia adelante de la aleta dorsal que luce como una caña de pescar con señuelo que menea como si fuera un pequeño pez, un gusano o un camarón para atraer a sus presas.

Una boca, en posición superior, que puede abrir enormemente. Cuando una presa se acerca suficientemente, el pez sapo abre su boca y la succiona en tan solo un 1/6 de segundo; difícilmente, su presa escapará.

Hábitat y distribución:  Es béntico, generalmente entre 20 m. y 100 m. de profundidad hasta el máximo de 300 m. Prefiere fondos arenosos, rocosos y arrecifes de coral. Solo hay una especie pelágica que vive flotando entre los sargasos.

3. Caballito de mar pigmeo de bargibant (Hippocampus bargibanti)

Es una de las cinco especies conocidas de caballitos de mar pigmeo. Como sugiere su nombre, los caballitos de mar pigmeos son peces diminutos que son casi indistinguibles de sus hábitats debido a su tamaño y camuflaje extremo.

Está tan bien camuflado que fue descubierto, accidentalmente, y observado por el biólogo marino George Bargibant después de recolectar una gorgonia hospedera del género Muricella.

Crece hasta una longitud máxima de 0,94 pulgadas (2,4 cm) y tiene tubérculos redondeados en su cuerpo que coincide con el color y forma de su anfitrión, el coral gorgónido. Una sola gorgonia puede albergar hasta 14 parejas, lo que sería una comunidad de 28 individuos.

Los machos incuban los huevos en un bolsa durante unas dos semanas antes de dar a luz, aproximadamente 34 juveniles. Los recién nacidos miden apenas 2 mm. de longitud.

Hábitat y distribución: habitan exclusivamente, en los corales gorgónidos del genero Muricella a profundidades de 16 a 40 m .

Nota: en el mapa, solo el hemisferio sur (superior).

Estado de conservación: casi amenazada



4. Pez piedra o rascacio (Scorpaena plumieri)

Es uno de los peces más difíciles de ver, no crecen más de 45 cm. de longitud. Su comportamiento es el resultado de su forma de vida: además de solitario, es perezoso y mal nadador, por eso prefiere pasar su vida sobre el fondo perfectamente camuflado.

Es capaz de imitar el fondo donde habita, incluso, si el pez se desplaza de una superficie a otra y permanece allí algunas semanas, es capaz de cambiar su apariencia, adoptando los colores y texturas del nuevo fondo. Esta cualidad, le permite pasar desapercibido de sus depredadores y, particularmente, de sus presas, las cuales ingiere abriendo la boca rápidamente generando un efecto de succión, del cual es casi imposible escapar.

Las espinas de la aleta dorsal pueden inyectar veneno que utilizan para defenderse de sus posibles depredadores. Esto supone un peligro para el ser humano, ya que su veneno puede resultar en una disminución de la presión sanguínea y en los ritmos cardiaco y respiratorio.

Hábitat y distribución: se encuentra en arrecifes de coral, sobre fondo rocoso y fondo arenoso con cascajo. Generalmente, a poca profundidad y hasta 80 m. de profundidad.

Estado de conservación: preocupación menor

5. Berrugate o dormilona del Atlántico (Lobotes surinamensis)

Para el ojo poco entrenado, los juveniles de esta especie pueden pasar completamente desapercibidos y ser confundidos con una hoja a la deriva, gracias a que su cuerpo es muy aplanado lateralmente, a que el color de su piel es una combinación de motas de color amarillo, marrón y negro (como el de una hoja seca) y al hábito de permanecer de costado. También pueden encontrarse camuflados entre las malezas flotantes de sargasos.

Este “engaño” podría ser una estrategia para esconderse de posibles depredadores y ¿por qué no? de sus presas cuando están a media agua o justo debajo de la superficie.

Hábitat y distribución: es un pez pelágico semi-migratorio. Normalmente es solitario, pero bajo algunas condiciones, puede formar cardúmenes. Vive en esteros de agua salobre, agua dulce y algunas veces en mar abierto alrededor de objetos flotantes, así como asociados a arrecifes de coral a profundidades entre 0 – 70 m., cerca de las costas, en la mayoría de los mares tropicales y subtropicales de nuestro planeta.

Estado de conservación: sin estatus, no evaluado o preocupación menor.

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