Tras la denuncia hecha esta semana de la supuesta caza de delfines rosados en orocué, Casanare, para extraerles su aceite y comercializarlo, la Fiscalía General de la Nacional y las autoridades ambientales iniciaron una investigación para determinar si realmente se está cometiendo caza ilegal con ese fin específico.
Para Fernando Trujillo, biólogo marino y director de la Fundación Omacha y quien ha trabajado más de 20 años con delfines rosados, las fotografías de los dos ejemplares que se hallaron muertos, muestran heridas producidas con arpón y machete, pero no hay señales de que se haya hecho un aprovechamiento de su grasa. «Esa versión no me acaba de convencer mucho», dice.
Según él, extraer la grasa del dorso de los delfines, como parte de la medicina tradicional, es una práctica cada vez menos frecuente. «Desde hace años, cada vez que un delfín queda atrapado en una red le sacan la grasa, pero es una práctica cada vez más en desuso».
El experto señala que el problema de fondo es la utilización indebida de mallas de pesca, es decir, es un tema de ordenamiento pesquero. De acuerdo con testimonios de la comunidad, a esta zona estarían ingresando pescadores de Puerto López, Meta, y colocando estos artes de pesca prohibidos donde accidentalmente quedan atrapados los delfines.
Indicó que en la reunión que se realizará la próxima semana con la Gobernación de Casanare y Corporinoquia se analizará a fondo este tema para determinar el uso de artes de pesca no permitidas y el supuesto aprovechamiento de la grasa de estos mamíferos acuáticos.
Trujillo resaltó que en poblaciones de Meta, como Puerto Gaitán, ya existe una plan de manejo donde se capacita a los pescadores para la observación responsable de delfines y que pronto se implementará en Arauca, Vichada y Casanare. Este hecho puntual es una oportunidad para promover el valor cultural y ambiental de los delfines, resaltó.
