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Colombia, hay mucho dónde pescar

Con dos mares y abundancia de ríos, lagos y lagunas, Colombia es un país excepcional para la pesca deportiva, una actividad que se disfruta en familia y es respetuosa con las especies y su conservación.
Por: Álvaro Molina Villegas
Guía de pesca deportiva
Capitán Bass, aventuras de pesca
 

 
Todos los días les agradezco a mi papá y a la vida el haberme aficionado a la pesca deportiva desde chiquito. A los dos años pesqué la primera trucha y es una imagen que conservo intacta y se repite ocasionalmente en mis sueños como uno de los momentos más emocionantes de mi niñez, que además cambió mi forma de ver la vida, ya que la pesca es buena en sí misma por la posibilidad que ofrece de admirar la naturaleza. 
 
De hecho, el famoso escritor de pesca Izaak Walton la exaltó como la mejor actividad para disfrutar de la contemplación del agua, los ríos, los atardeceres, los árboles, las aves…concepto que yo resumo en una frase que le repito a mis alumnos de pesca: “Yo amo la pesca porque la mayoría de los peces viven en lugares hermosos”. Por eso soy un convencido de que llevar a los niños desde muy pequeños a pescar, es hacerles el mejor regalo para la vida. Yo a Miguel, mi hijo, lo empecé a llevar a los 12 días de nacido y hoy ya con casi 5 años con frecuencia me despierta los fines de semana con una frase que me transporta a esos días maravillosos que pasé caminando por los ríos de Colombia con mi familia: “Papá, ¿me llevas a pescar?”. 
 
Pero el tiempo pasa y el mundo cambia, e infortunadamente de aquellos ríos de aguas cristalinas, llenos de truchas y sabaletas, poco queda. La intervención irracional del hombre los ha destruido y hoy somos uno de los países con peor manejo de sus aguas en el mundo. Probablemente por ser uno de los más ricos en recursos hídricos pensamos en algún momento que siempre iba a ser así y permitimos su destrucción. Hoy tenemos la obligación de recuperar el esplendor de nuestras aguas para las generaciones futuras.
 
Aun así, gracias a pocos apóstoles soñadores y algunas instituciones responsables como la Agenda del Mar, la cual conozco y admiro desde que salió su primera edición, pescar en muchos lugares de Colombia es un placer único en el mundo por la belleza de sus paisajes y las posibilidades de pesca. Eso sí, no importa a donde vaya, si su afición es la pesca deportiva es vital que asuma las prácticas del programa “Pesque y devuelva” que invita a manipular el objeto de su diversión con respeto y devolverlo al agua en las mejores condiciones posibles para que continúe en su proceso de reproducción garantizando la conservación de las especies: “Un pez es muy valioso para ser pescado tan sólo una vez”.
 
 

Destinos de pesca en Colombia 

La pesca en Colombia, como en todas partes, se divide en dos: agua dulce y mar. A continuación, un repaso por las inmensas posibilidades que ofrece nuestro país:
 

Pesca de agua dulce 

Orinoquía: sin duda, esta cuenca ubicada en la frontera con Venezuela, regada por montones de afluentes que nacen en el piedemonte y en los bellos morichales llaneros, ofrece las mejores condiciones para una pesca espectacular, gracias a que cada año, en la temporada de verano -entre finales de diciembre y mediados de abril- es visitada por miles de pescadores colombianos y extranjeros. Se ha conservado bien y se puede decir que cada vez es mejor por el apoyo de las autoridades regionales que hace años descubrieron el gran valor de un pez vivo y su incidencia en la economía local a través del turismo; de ahí que han prohibido la pesca con fines comerciales de las especies predadoras vitales para el equilibrio y conservación del ecosistema como la payará, la sardinata real y el pavón o tucunaré. La región hoy dispone de excelente acomodación y recursos para los pescadores y, por supuesto, una pesca sensacional. 
 
Alta montaña: varios departamentos como Nariño, Boyacá, Cauca, Antioquia y Cundinamarca conservan algunos ríos, lagos y lagunas con buena población de trucha arcoíris que puede pescar con varios sistemas elementales y fáciles para enseñarles a los hijos, como la mismísima lombriz de tierra o varios señuelos artificiales como las cucharas tradicionales. Si conserva una o dos para prepararle a su familia, que no sean muy grandes ni muy pequeñas, entre 18 y 22 cm, con seguridad que no va a hacer ningún daño, aunque es preferible que las devuelva, sobre todo por el mensaje positivo para los niños.
 
Cuenca del Magdalena y la “tierra caliente”: varios departamentos acceden a los ríos de esta cuenca que confluye en una joya hídrica de nuestro país, hoy en vía acelerada de extinción, sin embargo se conservan algunos afluentes en Antioquia, Cundinamarca, Sucre, Boyacá, Santander, Caldas y el Valle en donde se consigue una población importante de doradas y picudas, los predadores que mantienen el equilibrio de todas sus especies. La Miel, La Cocorná, El Río Claro, el Nare y el Samaná son probablemente algunos de los mejores destinos para su pesca. Igualmente importante y divertida es la pesca de sabaleta, el brycon por excelencia de Colombia que lamentablemente ha sido víctima de la contaminación y otros factores que la tienen en vía de extinción aunque recientemente se han recuperado algunos ríos y se está haciendo buena pesca; por supuesto que esta especie debe ser liberada toda para evitar su pronta desaparición ya que tiene un valor deportivo inigualable por la dificultad de su pesca.
 
Otros: en la Amazonía, el Urabá y los departamentos costeros tanto del Pacífico como del Atlántico se encuentran algunos ríos y ciénagas con buena pesca de peces extraordinarios como el sábalo y varios cíclidos nativos. Estas especies conviven con montones de otras tantas con más valor alimenticio de manera que si tiene la oportunidad de visitar alguno de estos paraísos escondidos devuelva los ejemplares de las predadoras dominantes y conserve algunos de otras especies que no perjudiquen los ecosistemas ya que casi todos están bastante deteriorados por la pesca indiscriminada con chinchorros y otros sistemas mortales para su conservación.
 

Pesca de mar 

Pacífico: sin duda uno de los mejores destinos del mundo para varias especies mayores de mar se encuentra en las costas colombianas entre las fronteras de Panamá y Ecuador. La mejor está en la zona chocoana de Bahía Solano, Nuquí y Cabo Marzo, en gran parte debido a las corrientes marinas que vienen del Pacífico Sur y las migraciones de sardinas como la célebre agallona detrás de la cual llegan varias especies pelágicas migrando para alimentarse. Pero no sólo la región es rica en estas maravillas viajeras sino en montones de peces territoriales que le garantizan una pesca sensacional en cualquier momento del año. Los peces deportivos como los de pico, sierras y joyas como los dorados preferiblemente se deben devolver al mar, ya que además para comer va a encontrar muchos otros mejores para la gastronomía. Es vital consultar con los expertos cuáles son las mejores que puede conservar para la mesa y cuáles debe devolver al agua para la protección de cada zona. El troleo, considerado por algunos puristas como monótono y demasiado fácil es muy efectivo, pero es más divertida la pesca con artificiales como jigs, señuelos de superficie y stickbaits tipo rapala. Fondear con jigs o carnada viva es muy fácil y divertido para los niños.
 
Caribe: debido a la pesca inconsciente y criminal de los barcos de arrastre que destruyeron el coral arrasando con el fondo marino, lo que queda de pesca en esta costa colombiana es poco para lo que debería ser, aunque en algunas regiones algo se conserva. Lo mejor es contratar pescadores nativos que lo lleven a sus jornadas y acordar con ellos qué ejemplares puede conservar para comer. Lamentablemente aun muchos pescadores recreativos salen con sus yates cargados de tecnología hasta los bajos mar adentro y matan lo poco que queda de interés en esta zona asegurándose de extinguir la pesca en un mar que alguna vez fue un destino sensacional. Gracias a Dios, pocos conocen la pesca extraordinaria con mosca en flats que se puede practicar en algunos sitios como San Andrés y Providencia, para la que sobra hablar de “pesque y devuelva” ya que para los mosqueadores el respeto por los peces es sagrado e inherente a su cultura proteccionista.
 
No olvide que si lo que usted hace en agua dulce o salada es pesca deportiva, debe devolver sus capturas al agua sin importar su tamaño y eventualmente conservar para comer unos pocos ejemplares juveniles de especies que no sean vitales para la conservación y el futuro de los ecosistemas, ya que es más que justo que le dejemos a las generaciones futuras nuestro planeta aún en mejores condiciones que aquellas en las que lo recibimos.
 
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