El sistema cenagoso de Ayapel es el segundo y más importante humedal de Colombia, después de la Ciénaga Grande de Santa Marta, y al igual que esta ya hace parte de la lista de humedales de importancia internacional Ramsar.
Ubicado en el extremo suroeste de la Depresión Momposina, los ciclos de inundaciones marcan su dinámica. En la época lluviosa (de mayo a octubre) puede alcanzar un área de 120 km2 de espejos de agua, mientras que en época seca (diciembre a marzo) se reduce hasta 40 km2.
Conformado por la ciénaga de Ayapel y otros cuerpos de agua menores, todos ellos bajo la influencia de los ríos San Jorge y Cauca, comprende diferentes biotopos acuáticos y terrestres con una altísima diversidad biológica y servicios ambientales de gran importancia local y regional.
La dinámica de inundación permite la presencia de una amplia variedad de especies nativas y migratorias, como es el caso de la chavarria (Chauna chavaria), que tiene un hábitat muy restringido e infortunadamente ya está clasificada en la categoría casi amenazada (NT) según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN.
Y es que la destrucción del hábitat está afectando todo esta riqueza natural. Desde el siglo pasado, la ciénaga y sus alrededores sufren la alta ocupación del territorio por la ganadería y la agricultura extensiva, además de la deforestación y la sobrepesca, a lo que se suma desde los años 80 la minería aluvial de oro, con los problemas de contaminación por metales pesados y la sedimentación que acarrea.
En la lista Ramsar
Conscientes de todas esas amenazas, desde hace más de una década Corpoayapel y la Universidad de Antioquia se aliaron para liderar la postulación del complejo cenagoso de Ayapel a la Convención Ramsar, de la que hacen parte el 90% de las naciones miembros de Naciones Unidas. De esta forma se garantiza la conservación y uso sostenible de la ciénaga, pues se cuenta con el apoyo y la regulación de entidades internacionales.
Colombia tiene aproximadamente 20 millones de hectáreas de humedales: ciénagas, lagunas, turberas, pantanos, madreviejas, sabanas y bosques inundados. El 87% de la población del país convive con ellos.
La inclusión en la lista de humedales de importancia internacional Ramsar es una noticia muy positiva para todos y nos impulsa a pensar y practicar en proyectos de rehabilitación ecológica donde la comunidad local juegue un papel protagónico, afirman los investigadores de la U. de A. Esnedy Hernández, Fabio Vélez Macías y Néstor Aguirre Ramírez.
Para Corpoayapel, los retos de ahora en adelante son grandes, según su director ejecutivo Nicolás Ordóñez: generar proyectos que tengan un alcance en todo el municipio, rehabilitar ambientalmente la ciénaga de Ayapel, devolverle un millón de árboles, educar a la comunidad en su cuidado, generar oportunidades económicas para todas las personas que se quedarán sin empleo por la salida de la minería, darle las mejores oportunidades educativas a los niños y jóvenes de Ayapel, fortalecer las instituciones y empoderar a las comunidades.
