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Ulises, un héroe ambiguo

Ulises es quizás el personaje más humano de la obra de Homero. En su aventura lucha contra las fuerzas caóticas de la naturaleza, pero especialmente contra sus propios errores y debilidades.

Por Mauricio Naranjo

Ulises es quizás el personaje más humano de la obra de Homero, encarna la aventura tanto en una dimensión externa como interna: emprende un viaje de regreso donde lucha contra las fuerzas caóticas de la naturaleza, los dioses, los monstruos, pero especialmente contra sus propios errores y debilidades. Este navegante es extremadamente inteligente y astuto para salvar los obstáculos que se le presentan en su travesía, usa incluso el engaño y la simulación para lograr sus objetivos y se caracteriza por una gran habilidad retórica para seducir, persuadir, manipular, convencer y resolver sus problemas.

Tiene un carácter rígido, mediado por la fuerza física y la eficacia de la palabra. Es considerado el arquetipo del héroe, por excelencia. Sin embargo es un personaje ambiguo éticamente, pues apela constantemente a la mentira (en sus diversas manifestaciones: simulacro, disfraz, falsedad) para lograr sus metas. En él aplica la consigna maquiavélica “el fin justifica los medios”. Uno de los tantos ejemplos es la invención del caballo de Troya.

Sus estrategias son las de un héroe fuerte, decidido, que apela constantemente a la sagacidad, a la astucia y a la farsa. Esta dicotomía moral se manifiesta también en sus virtudes, tales como la moderación, la elocuencia, la justicia con el pueblo de Ítaca y el respeto por los dioses del Olimpo. Por eso es un héroe complejo, pleno de contradicciones humanas, pero siempre firme y sólido, brillante y sabio.

El personaje, también conocido como Odiseo, hace parte del libro La Odisea, de Homero y narra las epopeyas, aventuras, peligros y desafíos que vivió este héroe griego, durante más de diez años, para poder regresar a Ítaca a reunirse con su familia, luego del triunfo en la guerra de Troya.

Cabe resaltar, que en esencia es un navegante, un viajero, un explorador siempre abierto al devenir azaroso y caótico de los mares y de la vida misma. En su trayecto irrumpen seres terrenales y seres sobre naturales, además de sus propios demonios y fantasmas interiores.

Sobre el itinerario de Ulises se ha escrito mucho. ¿Se trata de un caótico zigzagueo por un mar fantástico, o hay un fondo real. de un periplo marino efectuado en la geografía del Medite¬rráneo?. Al respecto hay varias opiniones y estudios que no viene al caso mencionar.

Una de las escenas más recordadas de La Odisea es el encuentro de Ulises con las sirenas. Citamos este fragmento:

«Entretanto la sólida nave en su curso ligero se enfrentó a las Sirenas: un soplo feliz la impelía mas de pronto cesó aquella brisa, una calma profunda se sintió alrededor: algún dios alisaba las olas. Levantáronse entonces mis hombres, plegaron la vela, la dejaron caer al fondo del barco y, sentándose al remo, blanqueaban de espumas el mar con las palas pulidas. Yo entretanto cogí el bronce agudo, corté un pan de cera y, partiéndolo en trozos pequeños, los fui pellizcando con mi mano robusta: ablandáronse pronto, que eran poderosos mis dedos y el fuego del sol de lo alto. Uno a uno a mis hombres con ellos tapé los oídos y, a su vez, me ataron de piernas y manos en el mástil, derecho, con fuertes maromas y, luego, a azotar con los remos volvieron al mar espumante. Ya distaba la costa no más que el alcance de un grito y la nave crucera volaba, mas bien percibieron las Sirenas su paso y alzaron su canto sonoro: «Llega acá, de los dánaos honor, gloriosísimo Ulises, de tu marcha refrena el ardor para oír nuestro canto, porque nadie en su negro bajel pasa aquí sin que atienda a esta voz que en dulzores de miel de los labios nos fluye. Quien la escucha contento se va conociendo mil cosas: los trabajos sabemos que allá por la Tróade y sus campos de los dioses impuso el poder a troyanos y argivos y aún aquello que ocurre doquier en la tierra fecunda». Tal decían exhalando dulcísima voz y en mi pecho yo anhelaba escucharlas. Frunciendo mis cejas mandaba a mis hombres soltar mi atadura; bogaban doblados contra el remo y en pie Perimedes y Euríloco, echando sobre mí nuevas cuerdas, forzaban cruelmente sus nudos. Cuando al fin las dejamos atrás y no más se escuchaba voz alguna o canción de Sirenas, mis fieles amigos se sacaron la cera que yo en sus oídos había colocado al venir y libráronme a mí de mis lazos. «

 

 

La autoría de esta obra, escrita en griego antiguo, se atribuye a Homero, poeta que vivió en la región de Jonia, actual Turquía, durante el siglo VIII a. de C. Según sabemos, la Odisea, así como la Ilíada, eran parte de la tradición oral antigua, y eran cantadas de pueblo en pueblo por los rapsodas, hasta que en el siglo VI a. de C., Pisístrado, gobernador de Atenas, decidió recopilar los poemas homéricos, momento a partir del cual estos quedan fijados en la palabra escrita. La versión más antigua conocida de la Odisea es la de Aristarco de Samotracia, que data del siglo II antes de Cristo.

Adaptaciones

En la historia del cine, se han realizado muchas adaptaciones, algunas bastante fieles a la obra original y otras más libres. Entre otras podemos citar:

  • Ulises (1954) de Mario Camerini.
  • Helena de Troya (1955) de Robert Wise.
  • La Odisea (1969) de Mario Bava, Franco Rossi y Piero Schivazappa.
  • La Odisea (1997) de Andrei Konchalovsky.
  • Brother (2000) de Joel Coen.
  • Helena de Troya (2003) de John Kent Harrison.
  • Troya (2004) de Wolfgang Petersen.

Finalmente, la literatura de todos los tiempos ha escuchado el eco de Ulises y son muchas las obras que se ocupan de este personaje, después de Homero. Es importante mencionar algunos libros de la literatura contemporánea que han sido inspirados en La Odisea:

  • En el Romanticismo el poeta británico Alfred Tennyson (1809-1892) compone un Ulysses, influido por la visión de Dante.
  • El escritor irlandés J. Joyce (1882-1941), con su obra Ulises, recupera la figura del héroe homérico ya desde una perspectiva irónica. Su protagonista es un moderno Ulises que, en un entorno urbano, intenta volver a casa.
  • En los Cantos del poeta norteamericano Ezra Pound (1885-1972) hay ecos de la bajada al Hades de Odiseo. • En pleno siglo XX otros poetas griegos, como Cavafis (Ítaca), Katsantsakis (Odisea), o Seferis (Sobre un verso antiguo), recrean la figura de Odiseo.
  • Un tratamiento irónico muestra múltiples obras de autores del siglo XX que evocan el mito de Ulises: J. Giraudoux (No habrá guerra en Troya, 1935); J. Giono (Naissance de l'Odyssée, 1938); C. Pavese (Diálogos con Leucó, 1947), A. Moravia (El desprecio, 1950); R. Graves (La hija de Homero, 1955).
  • En los poemas de Borges (1899-1986) hay múltiples alusiones a Homero y Ulises (In memoriam A. R.; Odisea, Odisea, libro vigésimo tercero, A un poeta sajón, Al vino, A España, Otro poema de los dones, El laberinto, El mar, Proteo, Un escolio)
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