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Reproducción

El fin último de la vida es su permanencia en el tiempo, perpetuar las especies y para ello existe la reproducción. En el mundo animal, las estrategias de reproducción son múltiples y fascinantes.

El fin último de la vida es su permanencia en el tiempo, perpetuar las especies y para ello existe la reproducción. En el mundo animal, las estrategias de reproducción son múltiples y fascinantes, desde el desarrollo gonadal, pasando por el cortejo, la fecundación y terminando por la forma en que los padres protegen a sus crías.

No importa dónde vivan ni las condiciones extremas en las que crezcan, las especies han encontrado la manera de perpetuarse en el tiempo. Incluso, ante la presión del ser humano, siguen negándose a desaparecer y han venido ajustando sus procesos de reproducción, sobre todo aquellas especies que sufren de sobre explotación.

Machos que se transforman completamente y cambian su forma de vida cuando encuentran a la hembra, madres que dan la vida por cuidar a sus crías, machos que dan a luz, parejas que son fieles, en fin, aquí te presentamos algunas de esas formas que nos han asombrado.

1. Pez rapé abisal (Ceratias holboelli)

Imagina esta historia, eres un macho, vives en un océano profundo, oscuro y muy grande, donde encontrar una hembra de tu especie es casi imposible, donde solo hay unas pocas en una milla cúbica de agua. Hay que hacer algo diferente para lograrlo. Pues es la historia de esta especie.

Para encontrar pareja, el macho (generalmente, menos de una décima parte del tamaño de la hembra) utiliza su gran sentido del olfato y sus ojos que son, proporcionalmente, muy grandes para buscar el señuelo bioluminiscente que utiliza la hembra para atrer a sus presas… o por qué no, también, para atraer al macho.

Una vez la encuentra, solo con una mordida, se unirá a ella de manera permanente y sufrirá una metamorfosis muy particular: casi todos sus órganos, a excepción de las gónadas, sufrirán una degeneración progresiva, sus labios se injertarán en la piel de ella y hasta su sistema circulatorio se fusionará al de ella. “No será más que un testículo disfrazado de pez diminuto”

Hábitat y distribución: batipelágico; habita en aguas profundas con un rango de profundidad de 400 a 4400 m., usualmente entre 400 y 2000 m. Su distribución es muy amplia, aunque su población es muy reducida.

Estado de conservación: no listado o preocupación menor.

2. Pingüino emperador (Aptenodytes forsteri)

Esta especie es un ejemplo de lo que es el trabajo en equipo y la solidaridad entre padre y madre para cuidar a sus crías. Es la única especie de pingüino que se reproduce durante el invierno austral (antártida). Son monógamos en serie, es decir, permanecerán con una sola pareja durante la temporada de reproducción, pero suelen elegir otra en la siguiente. No obstante, como pareja, serán unos padres ejemplares.

El macho elige a una hembra e inicia un ritual muy singular para conquistarla. Una vez ella lo acepta, oficialmente se reconocen como pareja y comienza esta bella historia de amor.

Cuando la hembra pone el único huevo, sus reservas de alimento son muy escasas, así que partirá hacia el mar a alimentarse y no regresará sino  hasta dos meses después cuando el polluelo haya nacido. Durante este periodo es el macho quien se encargará de incubar ese huevo, colocándolo sobre sus patas para mantenerlo caliente; no se alimentará en ningún momento, pudiendo llegar a perder hasta 20 kg. Una vez la hembra regrese al nido será ella quien alimente y mantenga caliente a su cría y el macho se dirijará al mar para alimentarse, permaneciendo allí al menos un mes. Luego regresará al nido para ayudar en la alimentación de la cría hasta que esta sea independiente.

Hábitat y distribución: pasan parte de su vida en tierra sobre el hielo y entran al mar a alimentarse. Endémico de la Antártida.

Estado de conservación: especie casi amenazada.

3. Pulpo de profundidad (Graneledone boreopacifica) 

Esta especie es un ejemplo de sacrificio y dedicación de la madre para garantizar que sus crías nazcan, hasta donde esté en sus… tentáculos. Vive a más de 1000 m. de profundidad y es la especie con el periodo de incubación más largo hasta ahora conocido.

Como todos los pulpos, esta especie tiene un solo periodo reproductivo durante toda su vida, en el que las hembras cuidan sus huevos hasta que eclosionan y después… mueren. Después de la puesta, la hembra protegerá sus huevos durante 53 meses, eso es casi cuatro años y medio, mucho más tiempo si lo comparamos con las especies de pulpos de aguas superficiales, cuyo periodo de cuidado tarda entre uno y dos meses.

Así mismo, en la gran mayoría de los pulpos, la hembra no se alimenta durante el periodo de “incubación”; en este caso, pasar casi cuatro años y medio sin alimentarse haría imposible que pudiera cuidar sus huevos hasta el nacimiento de las crías; sería, tal vez, hasta ahora, el único caso en donde la hembra se alimenta; podría ser de los huevos que no hayan sido fertilizados y de pequeños presas que merodeen por el nido.

Hábitat y distribución: bentónico sobre fondo rocoso o lodoso donde pueda encontrar alimento a profundidades entre 1000 y 2000 m. Se ha registrado en el océano Pacífico, en el mar de Okhotsk (Rusia), frente al noreste de Honshu (Japón), también frente a las costas de Oregon y California (EE.UU.).

Estado de conservación: preocupación menor.

4. Pez sargento mayor (Abudefduf saxatilis)

Aquí estamos ante un padre ejemplar para preparar el nido donde se desarrollarán las crías, aunque esto no es gran cosa, lo curioso es que lo hace antes de conseguir pareja, da por hecho que una vez termine la preparación del mismo, la encontrará; eso sí, pone todo su empeño en esta labor ¿Será su carta de presentación para conseguir compañera?

Cuando el macho ha terminado su trabajo, empieza un ritual para atraer pareja, que puede ser cualquiera, la que esté disponible. Una vez la hembra ha aceptado, pondrá los huevos sobre la superficie, preparada por su compañero y será este quien los cuide durante su desarrollo. Además de estar limpiándolos y oxigenándolos, también los defiende con fiereza de posibles depredadores.

Hábitat y distribución: vive cerca del fondo, asociado, principalmente, a arrecifes de coral.

Mapa de distribución en el mar Caribe.

5. Caballito de mar (Hipocampus spp)

Un ejemplo claro de que en la naturaleza no siempre es la madre la que lleva la parte más pesada en la reproducción. El macho es quien se “embaraza” ¿Pero cómo se da este fenómeno?

Una vez se han aceptado mutuamente, la pareja de caballitos entrelazan sus colas y luego de una serie de contoneos, se inicia la liberación de los gametos, en un proceso extraordinariemente rápido (apenas seis segundos)

El macho posee una bolsa ventral, llamada saco incubador. Al mismo tiempo que el macho va liberando el esperma al exterior, la hembra introduce los huevos en la bolsa. La fertilización se va dando en la medida en que los huevos van entrando a la bolsa del macho. Una vez finalizada la fertilización, el macho cierra la bolsa y empieza la gestación.

Al interior del saco se crea una especie de fluido placentario donde se llevará a cabo el desarrollo de los embriones. Con el tiempo, este fluido se parecerá cada vez más, en composición, al agua de mar para ir preparando a las crías a su futuro hogar.

Tras un periodo de “embarazo” que puede durar desde unos pocos días a varias semanas, según la especie, el macho “da a luz” a sus crías, al parecer en un parto doloroso y muy agotador. Empieza una serie de contracciones periodicas para generar presión y liberar a la camada que, según la especie, puede  superar las 1500 crías.

Se ha hablado mucho sobre la fidelidad entre los caballitos de mar, que son monógamos toda su vida, incluso de llegar a “morir de amor” cuando la pareja muere o desaparece. Puede que sea cierto en algunas especies, pero no en todas; adicionalmente, la mayoría de los estudios sobre el comportamiento reproductivo del caballito de mar se han hecho con individuos confinados en acuarios, lo que no, necesariamente, quiere decir que tengan el mismo comportamiento en el medio natural.

Hábitat y distribución: Normalmente se encuentra en aguas tropicales superficiales y de temperaturas calientes; su rango de profundidad oscila entre 0 y 2.543 m. Viven entre los corales, macroalgas, pastos marinos y manglares.

Estado de conservación: en grave peligro o peligro de extinción, según la especie

6. Pez loro semáforo o brilloso (Sparisoma viride)

Es una de nuestras especies favoritas y podría ser perfectamente la más abundante en un arrecife de coral. Deben su nombre a que tienen los dientes fusionados en una placa arriba y abajo a manera de pico de loro.

Se les considera como los jardineros de los arrecifes ya que están constantemente limpiando de algas (de las que se alimentan) las porciones de esqueletos de coral muerto, manteniéndolas a ras y así evitar que estas cubran a los corales, impidiendo su crecimiento. Además, se consideran muy importantes en la producción de arena que posteriormente, formarán parte de las playas. Pero esto es otra historia que contaremos en otra ocasión. Veamos lo que nos interesa que es su acerca de su reproducción.

Este es un caso muy particular de hermafroditismo secuencial, llamado hermafroditismo protogínico, en donde las hembras ya adultas se pueden transformar en machos. Además de fase juvenil, tiene dos fases sexuales durante su vida adulta, la fase inicial donde no hay diferencias entre machos y hembras y una fase terminal, en las que ciertas hembras se transforman en machos y su apariencia cambia completamente. Aunque conserva la forma, se vuelve más grande y su patrón de color cambia completamente. En esta fase, los nuevos machos formarán un harem.

Hábitat y distribución: especie asociada al fondo (demersal), muy común en arrecifes de   coral en rangos de profundidad entre 0 y 60 m. Los juveniles también se pueden encontrar en praderas de pastos marinos y algas.

Estado de conservación: casi amenazado.

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