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Queremos progreso sostenible y ya vimos por dónde es

Los pescadores del norte del Chocó llevan más de 25 años organizados. Se reunieron con el Gobierno y la gran industria, y demostraron que es posible negociar y preservar.
Jorge Iván Chica, Representante Legal Fedepesca

El trabajo comunitario en 1998, ya con el nombre de ZEPA, empezó en el 2005-2006, había una problemática que venía surgiendo entre la pesca de arrastre de profundidad de camarón y la pesca artesanal, en el 2001-2002 los equipos de los pescadores artesanales comenzaron a quedar atrapados en las mallas de la pesca industrial.

Decidimos hacer este trabajo primero que todo porque se estaba afectando fuertemente la seguridad alimentaria, segundo que todo por ancestralidad puesto que los abuelos hacían pesca limpia con anzuelo y lanzas con arpón, cuando las olas reventaban las personas jalaban los peces con arpón hasta la playa. Los abuelos pescaban con línea de mar con una especie de cabuya ni siquiera con nylon. Aquí no se pescaba con malla, esas llegaron del sur. Y tercero por la preservación y conservación de nuestro ecosistema marino-costero porque se estaba viendo afectado por estas prácticas que no eran tan amigables con nuestra cultura. Había una disminución fuerte de recurso de pesca.

 

Toda la comunidad de Juradó, Cupica y Bahía Solano está involucrada. Desde la alcaldía, los concejos comunitarios, los representantes de diferentes organizaciones, las asociaciones de pescadores, las autoridades ambientales, los institutos de investigación y ONGs que han entrado a la zona, guardacostas, policía y ejército. Nuestra mesa tiene muchos aliados para poder lograr resultados.

 

Nuestro trabajo consiste en tratar de ampliar la zona de pesca según la reglamentación a 7 millas, porque entre la línea de más baja marea y las 7 millas están más que todo los caladeros y las zonas donde la mayoría de los pescadores artesanales hacen la faena para la seguridad alimentaria. Nuestro talud continental es muy profundo pero la serranía del Baudó nos dejó a nosotros una cantidad de pequeñas formaciones rocosas submarinas que han creado unos arrecifes naturales los cuales nosotros llamamos caladeros y que son muy buenos para la captura de peces. Lo que estamos luchando es que se amplíe la ZEPA hasta las 7 millas para poder consolidar la seguridad alimentaria y conservar todas las especies que viven en esa zona que no sean capturadas de una forma nociva para preservar el ecosistema marino.

 

Con el trabajo arduo que nos hemos empeñado y un horizonte fijo hemos logrado mostrarle al gobierno y a la industria que si nosotros preservamos la zona de la ZEPA, va a servir primero que todo como una zona de recuperación y de desborde de muchas especies que se van a necesitar para mantener el equilibrio no solo del ecosistema sino alimenticio. Aquí entran por ejemplo muchos atunes en cierta época del año y se quedan en esta zona, engordando y desarrollándose, entran al manglar a desovar y eso está sirviendo para que esta zona se recupere cada vez más. Y está sirviendo de desborde porque cuando las especies alcanzan un tamaño van saliendo a otras zonas y está ayudando a mantener un equilibrio.

El reto más importante es que se cumpla lo que el Consejo de Estado acaba de reconfirmar, la extensión de la pesca artesanal exclusiva hasta las 7 millas, que se acabe la pesca industrial en esta zona, que se haga esa mesa interdisciplinaria y se tomen las medidas y se haga el estudio y se apruebe y se reconfirme el ordenamiento pesquero de la ZEPA y que las autoridades ambientales, pesqueras y las fuerzas armadas hagan cumplir la ley que es lo que está exigiendo el Consejo de Estado. Y que el gobierno nacional deje de ir en contra de lo que quiere la comunidad haciendo anuncios de nuevas figuras que van en contravía de lo que nosotros hemos luchado por tanto tiempo. Nosotros queremos progreso sostenible y ya hemos visto por donde es, el gobierno debe apalancar ese proceso y no imponer modelos que en muchas partes no han sido buenos y nosotros tampoco los queremos aquí. Como los puertos de Tribugá y Cupica que nos va a afectar el corredor ambiental que hemos creado con contaminación y demás.

 

El pescador artesanal se concientizó de que debemos cuidar y preservar. Nuestros logros y satisfacciones son haber sentado al gobierno y a la industria generado por la región y los pescadores para replicar esta figura que están tratando de replicar en otras partes del país y del mundo. Poder mantener esta estructura de pesca por más de 25 años tan activa y tan fuerte, muchas organizaciones se debilitan después de que entran otros actores en el campo. Haber garantizado la seguridad alimentaria de los pescadores que estaba en riesgo, convencerlos de cambiar artes y aparejos nocivos por amigables para el medio ambiente. Sacamos los trasmallos, chinchorros, atarrayas y todas las mallas y fue una iniciativa que nació desde el pueblo para fortalecernos. El protagonista es el pescador artesanal que se apropió de la preservación y conservación de este ecosistema y lo defiende a capa y espada porque le está dando un mejor nivel de vida.

 

Con un grupo de buzos de la región se socializó el sacar todas las mallas que hacen pesca fantasma en el fondo del mar de barcos de industria, de arrastre, de línea larga o de los mismos pescadores artesanales para que los ecosistemas de esos caladeros que ya estaban muertos se pudieran recuperar.

 

Al principio la concientización fue muy difícil porque creían que queríamos sacarlos del sistema pesquero, porque es muy difícil soltar un arte que usted siempre ha hecho que puede ser más fácil y traerle un dividendo rápido pero que a mediano y largo plazo lo va a dejar sin nada que comer y cuando la zona se fue recuperando y empezó a llegar más pescado y ellos empezaron a ver que ya desde la playa mucho más cerca y no tenían que consumir tanto combustible para poder traer una faena de pesca, que no tenían que trasnocharse tanto o ir tan lejos entonces se dieron cuenta de esa responsabilidad y que eso era bueno. También han trabajado muy bien las tallas mínimas de madurez de los peces.

Al principio los pescadores de trasmallos nos insultaban y nos trataban muy mal porque nos decía que les habíamos quitado el sustento de vida, nosotros poco a poco explicándoles durante 2-3 años para que ellos entendieran esa diferencia de que si sacábamos las mallas ellos podían ahí mismo dónde tiraban las mallas o ir con anzuelo a la playa y sacar su comida y pescar para vender y pasear y enseñarles a sus hijos desde el muelle o la playa a pescar. Los ancianos cuentan que en media hora-una hora podían coger lo que quisieran y que se redujo mucho pero que ahora ven que poco a poco se está recuperando todo ese ecosistema. La labor la hace el pescador artesanal, nosotros lo único que hacemos es ir a unas reuniones a apalancar lo que hace el pescador artesanal, nosotros somos los que los representamos pero el protagonista es el pescador artesanal.

 

Nosotros damos charlas por todo el país y vemos la tristeza de muchos pescadores que nos dicen “nosotros ya acabamos nuestros ecosistemas” “si hubiéramos pensado antes y haber hecho lo que ustedes hicieron seguro que todavía tendríamos esa seguridad alimentaria aquí cerca”. “Hay partes donde tenemos que salir 8 horas para poder sacar una producción”. Nosotros en cambio lo tenemos en la playa o cuando queremos mayores cantidades las encontramos a máximo 1 hora, pero en general con 15-20 minutos ya estamos cogiendo buena producción.

 

Queremos que nuestros hijos sigan en esta tónica y que cada vez se fortalezca más,  queremos garantizar ésta como una zona de pesca artesanal responsable para exportar el mejor producto fresco sostenible al interior del país y al mundo. Poder sacar camarón, angilas, calamares con nasa pero devolver el que está por debajo de la talla media de madurez. Poder mirar otras especies que están más allá de las 10, 12, 15, 20, 25 millas y poderla traer a puerto de una forma muy responsable, muy fresca y poderla vender con sellos verdes lo que nos garantizará que no tenemos que sacar ni 3, 5, 6 mil toneladas para poder tener una buena ganancia que a todos les quede, sino sacar un producto de menos cantidad pero mayor calidad que nos va a garantizar una venta a muy buen precio para fortalecer y dinamizar nuestra economía. Estamos en eso y creemos que podemos llegar en un mediano plazo.

 

Lo más importante es que los niños de las escuelas están aprendiendo y se están empoderando porque hemos hecho durante dos años un concurso de pesca artesanal, desarrollando temas de migración y otros programas para que aprendan a conservar, preservar y conozcan el trabajo que hacemos nosotros. Visibilizarnos no solo le beneficia a la zona norte del Chocó sino que le beneficia al Departamento, al país y al mundo. Tener esta zona de reserva va a ser algo único porque en este corredor del Pacífico no la hay.

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