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Pesca de tiburones, un reto con las comunidades

La medida anunciada por el presidente de la República sin duda tiene las mejores intenciones, pero representa un reto grande en su implementación. Los pescadores artesanales dicen que es una decisión “lamentable”.

La prohibición que anunció el gobierno nacional para la pesca de tiburones, tanto con carácter industrial como artesanal, busca proteger esta especie que está en la cima de su cadena alimentaria y sirve como reguladora de la buena salud de los océanos porque se alimenta de los animales enfermos y débiles, lo que evita epidemias en el mar.

 

Aunque en principio parece una muy buena iniciativa, esta medida tiene dos caras como las monedas. Por eso, algunos celebraron el anuncio, como Sandra Bessudo, directora de la Fundación Malpelo, quien dijo en algunos medios de comunicación que «es una decisión muy importante y la necesitábamos. Es importante que los colombianos entendamos que hay especies que no es conveniente consumir, que a partir de estudios se han demostrado altas concentraciones de mercurio en la carne y las aletas de tiburón».

 

Sin embargo, otras reconocidas organizaciones que trabajan por el medio ambiente manifestaron su preocupación por las comunidades costeras que ancestralmente han aprovechado la carne de tiburón para consumo local cuando algún animal termina en una red, producto de la pesca incidental.

 

El director de la Fundación MarViva, Jorge Jiménez, dice que la medida representa un paso importante en los esfuerzos por la conservación de la especie, pero advierte que “en el proceso de implementación de esta medida, vemos una serie de retos técnicos y sociales muy importantes que son necesarios de entender previamente, pues reconocemos que existe una pesca incidental cuya regulación es un reto técnico considerable”.

En el mismo sentido se expresó Fabio Arjona, director de Conservación Internacional Colombia, quien dijo que es necesario adoptar algunas medidas de protección para las pequeñas comunidades ancestrales, especialmente en La Guajira.

 

De esta preocupación es consciente el gobierno nacional. Así lo expresó el presidente Iván Duque en una alocución televisada: «como sabemos que esto trae efectos en algunos sectores de pesca artesanal, a través de un decreto, tomaremos medidas de compensación para atender a este sector y que todos nos unamos en la protección de esta importante especie».

 

En principio, Sandra Bessudo se manifestó segura de que las comunidades estarían a favor de la norma. «Los pescadores artesanales entenderán y entienden, pues venimos trabajando en eso desde hace mucho tiempo. A ellos no les interesa su captura», dijo. 

 

Sin embargo, no fue así. La Mesa Nacional de Pesca Artesanal, por medio de un comunicado público, rechazó la medida: “Es preciso decir que el gremio nacional de la pesca artesanal lamenta la decisión que usted ha tomado y en este caso en ningún momento se procuró ni siquiera la opinión del sector para analizar la sensibilidad del tema”.

 

La directora de la Mesa, Adriana Cadena, explicó que lo que existe en Colombia es una pesca incidental, pues eventualmente un tiburón puede caer en una red y es imposible desenredarlo porque el tiburón puede dar un mordisco letal y poner en alto riesgo la vida del pescador.

Según dijo, los pescadores colombianos no practican el aleteo, es decir, la pesca encaminada a la caza sistemática del tiburón para vender sus aletas. Para eso, dijo, no tienen ni las embarcaciones ni la tecnología necesarias. “No nos interesa la práctica indeseable del aleteo, pero la nueva medida nos produce el temor de que un tiburón se venga enredado en una red y las autoridades ambientales lleguen a hacer una verificación y un pescador pueda terminar incluso en la cárcel”.

 

Ampliando las declaraciones del presidente Iván Duque, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Correa, anunció que se el Ministerio ya empezó «a trabajar para estar en estas comunidades e iniciar con ellas programas de pagos por servicios ambientales». Esta figura, en otros casos que han sido exitosos, se ha utilizado para entregar unos recursos a las poblaciones a cambio de algunas actividades de protección al medio ambiente.

 

La iniciativa, sin embargo, no es viable según pescadores artesanales. “Es que nuestra pesca es incidental, no tiene sentido que nos paguen por no cazar tiburones pues nosotros no lo hacemos de manera industrial. La compensación por servicios ambientales sería una muy buena idea, por ejemplo, para las temporadas de veda, en las que los pescadores no pueden salir a hacer su trabajo, ahí sí tiene sentido, que nos ayuden con un pago a cambio de hacer tareas de limpieza de playas y reforestación en esas épocas en las que no tenemos otro sustento”, dijo Adriana Cadena, directora de la Mesa Nacional de Pesca Artesanal.

 

Para la fundación MarViva, para proteger especies como el tiburón es importante implementar “medidas orientadas a aumentar la selectividad de los artes de pesca para reducir las capturas incidentales, crear espacios protegidos en sitios de reproducción, continuar promoviendo la investigación de estas especies para entender su estatus y dinámica poblacional y eliminar las pesquerías dirigidas a estas especies, entre otros”.

 

Ahora viene una etapa definitiva y es que los ministerios de Ambiente y Agricultura deben establecer, por medio de un decreto, las medidas encaminadas a proteger a las comunidades costeras.

 

 

 

 

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