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La pandemia y sus efectos sobre el medio ambiente

El mundo ha vivido más de un año en medio de la pandemia. Aunque en un principio se pensó que esta situación global podría beneficiar al medio ambiente, la realidad es que las consecuencias han sido muy negativas.

Cuando comenzó la pandemia y como producto de las primeras semanas de confinamiento, la naturaleza dio algunas señales de recuperación. Algunos animales aparecieron en zonas en las que nunca se veían porque habitualmente estaban ocupadas por los seres humanos. Las reservas naturales se veían más verdes y las aguas de los mares, más limpias.

Los cruceros dejaron de navegar y los aviones se quedaron en tierra. La gran mayoría de los carros particulares y buses de servicio público se detuvieron. La calidad del aire mejoró y por unos días parecía que el planeta respiraba mejor.

Sin embargo, poco a poco se empezaron a reactivar las actividades cotidianas y el mundo volvió a retomar su ritmo, pero con una economía golpeada y algunas novedades en los hábitos de vida de millones de personas. El tiempo permitió ver que la pandemia no representó grandes beneficios para el medio ambiente y, por el contrario, sí trajo efectos adversos.

 

Consecuencias del covid-19

Una de las afectaciones adversas que deja el virus tiene que ver con el impacto que ha tenido sobre la economía mundial. Los gobiernos, especialmente en los países desarrollados, han destinado grandes cantidades de dinero en subsidios para sus habitantes al tiempo que han visto disminuidos sus ingresos por concepto de impuestos debido a la caída en la producción que se ha evidenciado en muchos sectores. Ante ese panorama, los fondos para proyectos de conservación se vieron significativamente disminuidos.

 

El portal Ágora presentó las conclusiones de un informe realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), según el cual “en África más de la mitad de las áreas protegidas se han visto obligadas a detener o reducir las patrullas de campo y las operaciones contra la caza furtiva, así como la educación y la divulgación para la conservación; y en Asia, un cuarto de las áreas protegidas ha informado que han visto reducidas sus actividades de conservación”.

 

De acuerdo con el informe, uno de cada cuatro guardabosques vio reducido su salario o lo recibió retrasado, y uno de cada cinco perdió su trabajo debido a recortes de presupuesto.

 

“Si bien la crisis de salud mundial sigue siendo una prioridad, esta nueva investigación revela cuán grave ha sido el impacto de la pandemia en los esfuerzos de conservación y en las comunidades dedicadas a proteger la naturaleza”, dijo Bruno Oberle, director general de la IUCN en un artículo publicado por la revista Parks, que es editada por la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la UICN.

 

Por otro lado, la humanidad se acostumbró a utilizar tapabocas como principal barrera para prevenir el virus, y en muchos casos guantes y caretas de materiales plásticos. La producción de tapabocas se incrementó en una proporción de magnitudes jamás imaginadas: las ventas pasaron de 660 millones de euros en 2019 a 137 mil millones en 2020, según ecoosfera.com. Este tipo de desechos, lamentablemente, no siempre tienen una disposición final adecuada.

 

Según cálculos de la organización ambientalista Ocean Asia, 1.560 millones de tapabocas terminaron en el mar el año pasado. Y el proyecto Libera calcula que la aparición de residuos médicos en áreas naturales creció en un 300%, según publicó Europa Press. El portal además calcula que en el mundo se están consumiendo mensualmente 129 mil millones de tapabocas desechables, que pueden tardar hasta 400 años en descomponerse.

 

Impactos en Colombia

 

Una afectación de grandes proporciones que ha dejado el confinamiento, producto de la pandemia, es un acelerado crecimiento de la pérdida de bosques. “Era claro que los deforestadores aprovecharían las circunstancias de la pandemia para impulsar con mayor fuerza la tala y la quema de la selva”, le dijo al periódico El Tiempo el director de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), Rodrigo Botero.

 

Un reporte del Ideam, conocido cuando había transcurrido 6 meses de la aparición del covid-19 en Colombia, indicaba que el crecimiento de hectáreas deforestadas era un 83% más alto que en el 2019.

 

Adicionalmente, el confinamiento disparó los domicilios y con ello, el uso de plástico. Un informe de la firma consultora Euromonitor Internacional, dice que los domicilios pasaron de representar el 18% del mercado en la categoría “Foodservices” en 2019, a un 45% al final de 2020.

 

Y el plástico por supuesto, genera una sensación de protección contra el virus pues se puede desinfectar con jabón o con alcohol. Por supuesto, las bolsas que se usan para los domicilios de comida o para empacar cualquier otro tipo de productos, se desechan inmediatamente como medida preventiva, es decir, solo se utilizan una vez. Asimismo, algunas iniciativas que buscaban reducir los plásticos de un solo uso quedaron aplazadas ante las urgencias lógicas que significó la llegada del covid-19.

La pesca ilegal también creció en el último año. En San Andrés, una incautación de más de 6 toneladas de pez loro, hecha por la Armada Nacional el 23 de octubre dentro de la reserva Seaflower, dejó en evidencia la problemática que se ha vivido en todas las zonas costeras del país. El covid-19 ha distraído la atención de las comunidades y ha despertado la ambición de quienes se dedican a la pesca ilegal a tal punto que mientras el país vivía la cuarentena más estricta en los primeros meses de la pandemia, se presentaron casos de pesca con dinamita en las Islas del Rosario y Bocachica, cerca de Cartagena, como lo denunció en su momento el representante a la Cámara Jorge Benedetti ante la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP). 

 

El reto de salud pública que ha planteado el covid-19 es inmenso. El reto económico no es menos preocupante. Pero el reto ambiental también está adquiriendo proporciones de pandemia y es necesario que todos tomemos medidas para reducir su impacto.

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