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La moda sostenible todavía tiene un largo camino por recorrer

Cada día más personas manifiestan su compromiso con la sostenibilidad. Para el sector de confección y moda este es uno de los mayores retos.

La expresión moda sostenible comenzó a circular en los pasillos de las empresas dedicadas a la confección a finales de la década de 1980 y principios de 1990. La primera conferencia sobre algodón orgánico se realizó en Visalia, California, en 1991, y fue patrocinada por las compañías Patagonia y ESPRIT, según cuenta el portal hisour.com.

Han pasado cerca de 30 años y a pesar de que el mundo ha avanzado significativamente hacia una conciencia colectiva que defiende la sostenibilidad, todavía hay mucho por hacer.

Un informe elaborado por Inexmoda recoge indicadores mundiales muy preocupantes. Dice, por ejemplo, que la industria textil es la más contaminante después de la industria del petróleo y agrega que, según la ONU, produce el 20% de las aguas residuales del mundo y el 10% de las emisiones de carbono, uno de los denominados gases de efecto invernadero que han generado el alarmante proceso de calentamiento global.

Y con respecto a la generación de basuras, el documento de Inexmoda asegura que la mitad de la producción fast fashion es residuo en menos de un año y se quema o se desecha un camión de textiles cada segundo”.

Todo esto se suma a la percepción, muchas veces sustentada, de que en muchos países con el modelo de maquila se explota a las comunidades locales por medio de modelos de contratación que resultan abusivos por las largas jornadas, la baja remuneración y las precarias condiciones que se ofrecen en las plantas de producción.

Empresarios comprometidos

En medio del preocupante panorama que se plantea, hay historias que resultan esperanzadoras porque demuestran un cambio en la forma de pensar de los empresarios.

Para Ana María Escobar, por ejemplo, se volvió casi una obsesión el no uso de materias primas vírgenes. Ella es la gerente de Ecohilandes, una compañía creada en 2012 que produce tres líneas: hogar (hamacas, delantales, manteles), material de empaque (bolsos de tela) y accesorios (capas, ponchos, etc.)

Las materias primas para Ecohilandes vienen en un 30% de la recuperación de botellas PET y en un 70% de algodón reciclado producto de los sobrantes de las mesas de confección, es decir, lo que las abuelas llamaban retazos.

Por otra parte, Maaji es una marca que también ha reiterado su compromiso. Carolina Restrepo cuenta que Maaji creó un área de sostenibilidad e innovación que no es común en las empresas de moda y menos en Colombia. Eso nos ha permitido poner una lupa para ver a profundidad temas que son relevantes para la sostenibilidad, como el uso más eficiente de los recursos, buscar alternativas de innovación en materiales y empaque, manejo de residuos, etcétera.

Otro caso interesante es el de Diana Ángel, una comunicadora social que creó una empresa que produce chaquetas con tela de jean y camisetas de algodón con la marca Wünn.

Sobre la expresión moda sostenible, piensa que, a veces, se usa a la ligera con el único fin de llamar la atención del público: hay marcas que dicen ser sostenibles, pero uno revisa sus procesos y encuentra que no lo son tanto.

En su caso, desde que comenzó con el proyecto tuvo la convicción de promover la sostenibilidad en el sentido integral de la palabra. Encontró una forma de hacer el lavado del denim sin usar permanganato y usando dos litros de agua por prenda, cuando lo común es que se utilicen 50 litros por prenda. Además, decidió trabajar solo con algodón orgánico, que inicialmente tuvo que traer de Perú pero que ahora busca en Colombia para reducir las emisiones en el transporte y todos los vehículos en los que transporta materiales y productos terminados dentro del Valle de Aburrá, son eléctricos.
  
Historias similares han llevado a muchas otras marcas a destacarse por su compromiso con la sostenibilidad, el uso de materiales reciclados y procesos menos contaminantes, como es el caso de Estivo, que el 95% de sus telas son ecologicas, también Fokus Green, Pretto, Biota Wear, Ocean Addicted, Maison Mahalo Paréntesis, Siento Ochenta, Renasce, Madre Tierra, entre otras.

Aunque muchos son esfuerzos individuales liderados por emprendedores que tienen una baja participación en el gigantesco mercado de la moda, hay que reconocer que los grandes fabricantes también están ajustando sus procesos.

Uno de los casos de éxito más reconocidos en la industria de los insumos es el de Enka de Colombia. En el año 2008 la compañía compró una máquina que tiene capacidad para procesar una tonelada de botellas PET para producir poliéster. Además, creó una red de recicladores en todo el país que ya reúne a 60 mil personas que se dedican a esta labor.

En 2013 Enka creó otra empresa, llamada EKO RED, que ahora se encarga de todo el proceso de reciclaje y transformación del plástico. Llegó una segunda máquina que puede procesar 2 toneladas para obtener insumos para la fabricación de nuevas botellas y pronto traerá una tercera máquina con capacidad para 3 toneladas más.

Inexmoda también destaca, por ejemplo, las iniciativas de Fabricato, que es una empresa que está produciendo el 100% de la energía que consume, recircula el 100% del agua que usa en el teñido y aprovecha el 97% de los residuos que genera en sus procesos.

Y hay muchas otras experiencias encaminadas a reducir los impactos negativos en la producción. Coltejer estableció un modelo en el que logra la recuperación de un alto porcentaje de las aguas que utiliza y está una planta de tratamiento propia; Indubotón creó una línea Eco de botones elaborados el 40% de los residuos sólidos industriales propios que antes iban a vertederos; y YKK hace cierres con material reciclado de botellas PET, fibras desechadas y restos de poliéster.

Sin embargo, Juan Carlos Gutiérrez, Gerente de EKO RED, considera que pese a todos los esfuerzos que se hacen desde la empresa privada, el impacto sigue siendo muy bajo: el país genera 12 millones de toneladas de basura al año y solo recicla el 17%, explica.

Según Ana María Escobar, todavía estamos en pañales en esta materia. Reconoce que hay más conciencia en los jóvenes por el consumo sostenible pero no hay mucho material en Colombia para producir de manera sostenible. Y el panorama en América Latina no es mejor. Brasil nos lleva mucha ventaja, pero en Chile tienen muy poco, en Perú no hay reciclaje y México apenas está empezando, mientras nosotros ya llevamos 12 años en esto y nos ha tocado muy duro, dice Ana María.

Para Juan Carlos Gutiérrez, de EKO RED, la clave está en la capacidad de reciclar y reutilizar. En cuanto a las botellas PET, en el país se producen 150 mil toneladas y solo se logra recuperar el 34%. Dos terceras partes de las botellas que salen al mercado terminan en un relleno sanitario, en los ríos o en los océanos. El PET tiene la característica de que es reciclable infinitamente, es decir, con este material es posible su aprovechamiento de forma indefinida siempre que se logre hacer el ciclo completo. Tenemos que pasar de una economía lineal a una economía circular”, concluye Gutiérrez.

Carolina Restrepo, directora de innovación y sostenibilidad de Maaji, plantea que todos debemos pensar de qué forma podemos comprometernos para disminuir las afectaciones al medio ambiente. Cada uno tiene que revisar cuál es el impacto de lo que hace porque muchas veces hacemos las cosas de manera inconsciente. Los grandes cambios surgen cuando todos, individualmente, cambiamos nuestros hábitos. Explica.

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