Por: Jorge Aubad, biólogo y doctor en Cambio Global y Desarrollo Sostenible.
Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera se han incrementado en más de un 40% desde el inicio de la Revolución Industrial y los océanos han absorbido cerca de un 28% del total de emisiones. Esta captura de CO2 por parte de los océanos ha servido para reducir considerablemente los efectos de cambio climático, pero con un costo muy alto para los ecosistemas marinos.
A medida que el océano absorbe dióxido de carbono de la atmósfera, aumenta la acidez del agua de mar. Es por esta razón que se hace imperativo monitorear la concentración de carbono en los océanos y la consecuente acidificación del mismo.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) define la acidificación oceánica como la reducción del pH oceánico en un periodo extenso de tiempo, al menos una década. Se estima que, de seguir la misma tendencia, para final de siglo la acidificación podría aumentar en un 150% con respecto a los niveles preindustriales, lo que tendría consecuencias sobre las especies marinas, especialmente aquellas calcificadoras como ostras, erizos, corales y muchas formas de plancton, las cuales son la base de la cadena alimenticia del océano. Cabe recordar que la pérdida de los arrecifes de coral afecta la pesca, el turismo y las economías locales, y expone a las comunidades costeras a los fuertes efectos de las tormentas.
¿Quiénes monitorean la acidez?
Diferentes agencias se encargan del monitoreo de la acidez marina, entre las que se encuentran el programa de monitoreo de la acidificación (OAP), perteneciente a la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) de los Estados Unidos; el programa Copernicus, perteneciente al servicio de monitoreo ambiental marino de la Unión Europea, que ha monitoreado la acidificación marina desde el año 2001; y la Red Global de Observación de la Acidificación Oceánica GOA-ON, que promueve el estudio de la acidificación marina en todo el mundo.
A nivel regional, se encargan la Red Latinoamericana de Acidificación del Océano (LAOCA), de la cual hace parte el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Colombia (Invemar). Tiene acciones prioritarias relacionadas con encontrar vacíos científicos, de acuerdo con el Plan de Acción Regional sobre Acidificación de los Océanos para América Latina y el Caribe.
Esta red busca la estandarización regional de métodos, desarrollar y obtener equipos, instalaciones, recursos y financiamiento; ofrecer datos, disponibilidad de modelos, integrarse con los sectores prioritarios, promover el contexto de investigación en el mundo real, y perfeccionar y utilizar tanto las redes regionales como globales para la observación de la acidificación de los océanos.
Por medio de boyas de dióxido de carbono amarradas cerca de los arrecifes de coral, la NOAA de Estados Unidos busca mejorar la comprensión de los impactos de la acidificación de los océanos en los arrecifes y las especies que dependen de ellos. Cada boya recopila datos sobre el dióxido de carbono del agua de mar superficial y de la atmósfera, así como datos sobre la temperatura del agua, la salinidad, el pH, el oxígeno y la clorofila. Esto se complementa con el monitoreo a largo plazo que un equipo de científicos realiza en los arrecifes de coral circundantes.