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Es alarmante la deforestación

Elsa Matilde Escobar, directora de la Fundación Natura, es una defensora de los bosques. Con ella hablamos de deforestación, restauración y bosques urbanos.

Como directora de la Fundación Natura, que se dedica a la conservación, uso y manejo de la biodiversidad en Colombia, Elsa Matilde Escobar es una abanderada de la protección de los bosques. Para ella son alarmantes las cifras de deforestación en Colombia, problema que atribuye principalmente a la falta de políticas claras por parte del Estado. 

Precisamente para llamar la atención de los colombianos sobre este tema y promover la siembra de árboles, desde el 2015 la Fundación viene realizando en Bogotá la Carrera Verde y, por primera vez en Medellín, este domingo 23 de abril de 2017. 

La meta es sembrar en la ciudad tres árboles por cada corredor, pues es claro que Medellín necesita reverdecerse, no solo para mejorar el aire que se respira sino la calidad de vida en general. 

Sobre deforestación, restauración ecológica y bosques urbanos hablamos con Elsa Matilde:

Hay una cifra muy preocupante del 2015 que habla de 124 mil hectáreas de bosque arrasadas en Colombia durante ese año. No es muy alentadora…

Sí y porque la cifra ha aumentado seguramente con las que vamos a tener del 2016, alrededor de 140 o 145 mil hectáreas, o sea, son unas cifras demasiado altas cuando estamos haciendo tan poco por la restauración. Realmente las cifras de restauración se quedan muy atrás. En la Fundación Natura hemos restaurado muchas hectáreas, pero uno no ve que haya un esfuerzo importante por parte del gobierno. Hay un plan nacional de restauración que no se ha puesto en marcha y no se está trabajando con las empresas para ver que la compensación que tienen que hacer sea realmente en restauración ecológica en áreas de gran impacto. El Ministro de Ambiente habló de 20 millones de hectáreas que deben ser restauradas en el país y el compromiso es un millón de hectáreas. No creo que lo vayan a lograr.

También hay un debate sobre si el posconflicto puede ayudar a frenar la deforestación o, por el contario, agravarlo. ¿Usted qué opina?

El dato

Colombia deforesta al año un área equivalente al departamento de Quindío.

Han salido varios artículos que aseguran que la consecuencia de la paz va a ser la deforestación. Yo creo que la deforestación es la consecuencia de no tener estrategias claras, definidas e implementadas para parar esa deforestación. Hemos venido preguntando a Parques Nacionales, a la Alta Consejería para el Posconflicto y al Ministerio, cuáles son esas estrategias. Todo el mundo sabe que en los países donde ha habido procesos de paz las áreas con mayor vulnerabilidad son esas que están reservadas porque están cubiertas, son bosques. Sin ninguna estrategia, en el momento en que se acaba el conflicto, lo que van a hacer es llegar y tumbar sobre todo en un país donde la gente está buscando alternativas, donde no es una economía equitativa sino que los recursos están en manos de unos pocos. Entonces la gente se rebusca y se va a abrir monte. Hay otra falacia y es decir que el conflicto ha sido el gran conservador de los bosques y tampoco. La coca se disparó dentro de los parques nacionales, está la voladura de los oleoductos que contaminaba los cuerpos de agua, los químicos utilizados para la aspersión de la coca y todo el mercurio de la minería ilegal, que en buena parte está o estaba en manos de a guerrilla. El aumento de la deforestación es porque no tenemos estrategias, por nada más.

Cuando se habla de la deforestación y sus causas, pareciera inevitable poder frenarla. Las mismas obras de infraestructura, como las vías o las represas, están destruyendo bosques. ¿Qué se puede hacer?

Este desarrollo económico, querer hacer parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y todas esas cosas que buscan estas economías, llevan a mucha destrucción, pero creo que también hay maneras de hacer las cosas de forma que la destrucción se pueda aminorar un poquito. En el caso de la agricultura, si tú la haces de manera sostenible, que conserve los suelos, que genere los ingresos necesarios, que tenga unas barreras vivas, que haga unos paisajes resilientes hacia el cambio climático, entonces no hay necesidad de ampliar frontera agrícola. La otra cosa es la agroindustria que tampoco tiene políticas claras. Yo no estoy diciendo que no se vaya a cultivar, hay que hacerlo para alimentar a un montón de gente, pero hay que hacerlo bien hecho. Hay que mantener los bosques. No se puede pensar en agroindustria destruyendo todo y haciendo la economía mucho más inequitativa. El modelo de la agricultura colombiana hay que revisarla y el primer acuerdo de paz es agrícola. Si se va a implementar el acuerdo de paz pensando en el tipo de agricultura que hace Colombia, va a ser nefasto para el medio ambiente y en lo social.

Otro de los temas críticos que la Carrera Verde ha planteado es el de los bosques urbanos y más en una ciudad como Medellín que tiene un déficit de 700 mil árboles. Desde la institucionalidad dice que no tenemos espacio para sembrar.

El dato

El Valle de Aburrá tiene un déficit de 700.000 árboles.

Yo creo que las ciudades grandes como Bogotá y Medellín necesitan plantear soluciones integrales. No arreglar un pedacito aquí y dañar el otro allá, como pasa generalmente con las políticas del gobierno. Hacemos una política para conservación de la biodiversidad y hacemos diez leyes que favorecen su destrucción. Yo soy una abanderada de los bosques urbanos y uno ve los países que tienen bosques urbanos, no cuatro arbolitos en un round point, sino bosques urbanos significativos en Londres, Berlín, Nueva York. Allí han hecho unos estudios de cómo estos bosques recogen las partículas, regulan el aire, el agua y la temperatura. Aquí la propuesta de manzanas que se pueden cambiar a lo verde sí se podría hacer y parar la tala. Es muy importante el arbolado urbano y tener arbolitos regados por todas partes, pero los servicios ambientales de un bosque hecho con el sistema de restauración ecológica, con multifunciones, son unas ganancias increíbles para la ciudad. Uno mira esos cerros del occidente de Medellín, con toda esa cantidad de edificios o de pastos, y piensa: ¿por qué no se hace un bosque allí? Para eso se necesita voluntad política y no la hay. Y tampoco planificamos para el futuro.

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