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«En las manos de los gobernantes no están las soluciones», Jack Farine

Muchas críticas se conocieron al final de la COP27 porque, en opinión de algunos especialistas, las decisiones fueron muy tímidas para el momento que vive el planeta. Algunos plantean una visión fatalista, otros creen que hay una opción y no llegaría propiamente de un acuerdo entre presidentes.

Cada año, el mundo entero parece esperar que en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se tomen decisiones trascendentales sobre los recursos naturales y la forma de detener la evidente crisis ambiental que afronta el planeta. Pero para los ambientalistas ha sido recurrente terminar con más frustraciones que esperanzas.

Recientemente se desarrolló la versión número 27, que tuvo como sede a Egipto, y nuevamente los análisis resultaron ser desesperanzadores. En la página web de WWF se habla concretamente de “los fracasos de la COP27” y se asegura que “La COP27, la conferencia intergubernamental más importante de cambio climático terminó sin avances proporcionales a la urgencia que hay de evitar una catástrofe climática”.

La comunicadora social, actriz y especialista en manejo integrado del medio ambiente, María Isabel Henao, propone un escenario desolador: “Concentrémonos en lo importante. Ya la ONU ha señalado que la falta de ambición climática de los países nos tiene encaminados a un panorama de fin del mundo con un alza de 2.5°C más en la temperatura media global para finales de siglo. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU ha alertado que los GEI deben disminuir un 45% para 2030 para no rebasar los 1.5° C. Eso es en siete años, y no hay acuerdos decisivos ni rutas claras para llegar a esa meta”. 

Foto: Pixabay/kmarius

Jack Farine, uno de los más reconocidos conservacionistas del país, quien alcanzó notoriedad en los medios por su trabajo como productor ejecutivo del documental “Expedición Tribugá”, estuvo presente en la COP27 y encontró un entorno amable y positivo, pero muy diferente a lo que muchos imaginan. 

“Para mí, es una feria más, es una feria comercial de medio ambiente. Allá los países muestran lo que están haciendo y empresas como ISA o Ecopetrol, para nuestro caso, sostienen reuniones bilaterales con cooperantes internacionales, fondos, con comercializadoras de pagos por servicios ecosistémicos”, cuenta.

Tal vez lo más destacado de la Conferencia realizada en Egipto fue la aprobación de un fondo de pérdidas y daños para países vulnerables, pero la verdad es que no se definió su monto ni sus fuentes de financiación, escasamente se conformó una comisión para que estudie su operatividad y lleve una propuesta a la reunión del próximo año. Mongabay, un portal de periodismo ambiental aseguró que “el fondo es un avance simbólico, pero hasta ahora no es más que una declaración”. WWF llegó más lejos, lo llamó “el fondo para el fin del mundo”.

María Isabel Henao propone una forma simple pero desgarradora de entender lo que pasó: “Seamos pragmáticos, usted qué pensaría si le dicen: oye, no voy evitar que te inundes / no voy a evitar la sequía/ no voy a evitar que se te incendie la casa/ no voy a evitar que tu tierra se vuelva árida… porque mi negocio necesita prosperar, pero tranquilo que te voy a pagar cuando estés en la inmunda. Algo así como mamacita déjese pegar que yo después le arregló la cara”. 

Jack Farine, quien acompañó a la delegación de Colombia pagando el viaje con sus propios recursos, como todos los empresarios y ambientalistas que participaron, destacó la participación del país en la COP27. “Colombia ha tomado la decisión de ser un abanderado de la descarbonización de la economía, aunque el impacto de nuestro país es mínimo comparado con los países grandes, ya que el 20% del planeta se consume el 80% de los recursos naturales”.

Foto: Naciones Unidas acción por el clima

Sobre la COP27, Farine dice que “sentí que era una reunión de negocios, no un espacio de toma de decisiones. Hubo muchas reuniones bilaterales, la ministra y el viceministro de Colombia tuvieron encuentros con otros países y con cooperantes para propósitos como salvar la Amazonía, así que soy positivo con lo que vi”.

Jack Farine, es administrador y tiene, entre muchos otros títulos, una maestría en estudios ambientales. Al ser consultado por la ADM sobre la posibilidad de un cambio global de paradigmas, que permita cortar con el espiral de degradación por el modelo energético extractivo, Farine plantea una idea disruptiva: “al planeta solo lo puede salvar el capitalismo”.

El análisis va más allá. “No veo a los líderes del mundo con ganas de hacer un cambio muy rápido. No pienso que los países estén dispuestos a renunciar a su crecimiento económico como solución, y ante un mayor crecimiento, mayor demanda de recursos y mayores emisiones. Estados Unidos es el mayor emisor del mundo, pero China e India vienen creciendo a una velocidad absurda y van a demandar recursos naturales en esa proporción. Cuando los recursos naturales empiecen a escasear, se agote el petróleo y los productos suban de precio por efectos de oferta y demanda, ¿qué vamos a hacer en América Latina o en África? ¿qué vamos a hacer cuando no tengamos con qué comprar esos recursos naturales ni siquiera si los sacamos de nuestro propio suelo?”, se pregunta Farine.

WWF considera que las decisiones de la COP27 son claramente insuficientes para combatir el problema que vivimos. Según dice en su portal web, “un reciente informe de las Naciones Unidas para el Cambio Climático señala que, hasta ahora, los esfuerzos para no aumentar la temperatura mundial en 1,5 grados centígrados para finales de siglo no están dando resultado, pues para lograrlo se tendrían que reducir en 45 % las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el 2030. Por el contrario, con los compromisos actuales de los gobiernos, con relación a las emisiones de GEI, el planeta podría alcanzar los 2,5 grados centígrados de aumento de temperatura para el fin del siglo”.

Foto: Naciones Unidas acción por el clima

Más allá de las miradas pesimistas que muchos tienen, y que generan frustración ante la falta de compromisos de los encuentros internacionales sobre temas ambientales, Jack Farine sostiene que, por paradójico que parezca, el poder del capitalismo es la única esperanza que nos queda.

“El modelo económico, es decir el capitalismo, fue el que destruyó el planeta, y solo el capitalismo lo puede salvar”, sentencia con absoluta convicción. No cree que la voluntad política de los países sea un camino que ofrezca los resultados que muchos esperan.

“Yo no creo que en las manos de los gobernantes del mundo estén las soluciones para el planeta, al planeta lo va a terminar salvando el modelo económico si el capitalismo es capaz de volcarse a lo ambiental, si eso no pasa, el planeta está perdido”, dice.

Según Farine, el modelo capitalista neoliberal incentivó la aceleración de las prácticas extractivistas y la generación de emisiones, por eso es ese modelo el único que puede recuperar el equilibrio: “El capitalismo salvará al planeta en el momento en el que las cosas ambientales y el mercado ambiental se vuelva rentable, solo en ese momento el mundo entero se va a volcar sobre la sostenibilidad”.

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