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Emocionantes primeros pasos en el buceo

Controlar la flotabilidad, dominar maniobras y aprender a llenar la bitácora. Eso y más incluye una certificación de buceo básico.

Y llegó por fin el día: bucear por primera vez en el mar, después de terminar la teoría y las clases en piscina. La meta: certificarse en buceo básico. El cielo está radiante en la isla de Tintipán y el mar ofrece excelentes condiciones de visibilidad. Una comida ligera, la charla del instructor y todos listos para armar el equipo…

A este grupo de buzos de Medellín le llegó la hora de poner en práctica lo aprendido en piscina, solo que esta vez será en la inmensidad del mar azul, en el Caribe colombiano. Hay un poco de ansiedad, pero todo saldrá muy bien. ¡En un mínimo de cinco inmersiones, durante tres días, estarán certificados en buceo básico!

“Un buen entrenamiento en piscina, cuando la persona ya ha asimilado maniobras y las tiene mecanizadas, es clave para una certificación exitosa”. Lo dice el instructor Juan Gabriel Suárez, de Tritones Buceo, quien acompaña a este grupo en su proceso de certificación. Entre las maniobras que menciona están el vaciado de la careta cuando se llena de agua, la respiración compartida cuando el compañero de buceo se queda sin aire, el inflado y desinflado del chaleco y muchas otras.

Agrega Suárez que si en piscina los buzos adquieren buenas destrezas en dichas maniobras, en el mar podrán enfocarse en otros igualmente importantes: la igualación de presión (para evitar dolores en el oído), el desplazamiento con las aletas y todo lo que implica el inmenso mar: las olas, las corrientes, la fauna… y por supuesto, los propios temores.

Para Juan Gabriel, en su experiencia de más de 30 años como instructor, lo más difícil para los estudiantes de buceo básico es lograr estabilizar su flotabilidad, dado que esta es el resultado de diferentes variables tales como el lastre, el manejo del chaleco y sobre todo, la propia respiración.

Es el caso de Juan Sebastián Estrada, uno de los aprendices en Tintipán, quien logró mejorar su flotabilidad durante el proceso de certificación: “En mi caso yo flotaba mucho en piscina y se me hizo difícil, pero en mar fue fácil porque uno se pone un buen lastre y lo soluciona de manera fácil”.

No obstante, lo más difícil para él fue el efecto de la presión del agua: “Al principio no supe regular bien y los oídos me estaban doliendo un poquito, pero después lo solucioné”. En todo caso, el balance final para él fue bastante satisfactorio: «Claro que quiero seguir. Me gustó mucho», afirma este joven de Medellín. Su próxima meta es certificarse como buceo avanzado en Gorgona, el próximo mes de agosto, y para el 2018, bucear con tiburones blancos en Sudáfrica. 

Los demás miembros del grupo también están felices: aprendieron lo básico bajo el agua, e incluso a llenar la bitácora luego de los inmersiones. Aprendieron reglas claves como la respiración lenta, profunda y continua, y a bucear siempre con el compañero. Lo demás será cuestión de práctica y de volver al mar, testigo de su «graduación» como buzos básicos. 

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