Carrito de la compra

No hay productos en el carrito.

El oxígeno, el mejor amigo del buzo

En el buceo se usa el oxígeno como único gas respiratorio o como parte de las mezclas que respiramos. Se usa con fines médicos y también como una forma de desnitrogenización del cuerpo de un buzo después de haber realizado una inmersión prolongada o cuando presente signos o síntomas de una enfermedad por descompresión.

Por: Doctor Gustavo Alberto Mauvecin, Buceo y Salvamento – Armada Nacional de Colombia

El aire de vital importancia para la vida y si nos adentrarnos en las profundidades, para los buzos no es la excepción; este está compuesto esencialmente por dos gases: el oxígeno y el nitrógeno.

En el buceo se usa el oxígeno como único gas respiratorio o como parte de las mezclas que respiramos. Se usa con fines médicos y también como una forma de desnitrogenización del cuerpo de un buzo después de haber realizado una inmersión prolongada o cuando presente signos o síntomas de una enfermedad por descompresión.

Lo que idealmente se pretende hacer es rodear las burbujas de nitrógeno que se han formado en la sangre y en los tejidos del buzo con un ambiente muy rico en oxígeno. Cuando se forma una burbuja, esta estará compuesta casi exclusivamente de nitrógeno, siempre que se respire aire y si la rodeamos de un ambiente 100% de oxígeno, el nitrógeno de la burbuja saldrá hacia el entorno que es pobre en nitrógeno; de acuerdo con la ley de Dalton, la salida del nitrógeno hacia afuera de la burbuja va a estar controlada principalmente por la diferencia de presiones parciales: cuanto mayor sea esta diferencia en el exterior y el interior de la burbuja, la salida de la difusión del nitrógeno será mucho más rápida.

Por otro lado, es importante que el oxígeno terapéutico solamente puede ser suministrado por personal competente que posea entrenamiento adecuado que tenga los conocimientos, las habilidades y la capacidad de juicio para tomar las decisiones clínicas en relación con la administración de oxígeno, que desde ahora lo tendremos que considerar un medicamento.

Esencialmente hay tres tipos principales para el suministro de oxígeno: los cilindros de gas comprimido que todos conocemos y que se ven frecuentemente, el oxígeno líquido en recipientes criogénicos o termos y finalmente, los concentradores de oxígeno para uso médico.

En el caso por el que ahora nos vamos a detener, es en los cilindros que contienen casi un 100% de oxígeno. La concentración que va a respirar el buzo va a depender del sistema que utilicemos para suministrarselo.

En buceo, la clave para tener éxito y efectividad con una víctima que ha sufrido un accidente descompresivo, radicará en la administración de un mayor porcentaje posible de oxígeno y que tenga una duración lo suficientemente prolongada. Al finalizar este escrito les aseguro que se llevarán un concepto muy claro de la necesidad en iniciar el tratamiento de un buzo que sufrió un accidente descompresivo con oxígeno puro, con el o los dispositivos más adecuados, y cuáles son los mecanismos por los cuales el oxígeno tiene indicación de primera línea en el manejo de un accidente por descompresión.

Una vez finalizado el buceo el buzo asciende a superficie, en donde se asocia tanto la disminución de la presión ambiental y su efecto en la disminución de las presiones parciales de los gases respiratorios. El nitrógeno que estaba disuelto en los tejidos migrará hacia la sangre para ser transportado de regreso a los pulmones, pero si la presión del gas disuelto en un tejido excede significativamente la presión ambiental, se convierte en una condición que conocemos como “súper saturación”, el gas podrá formar burbujas en el espacio extravascular o dentro de los capilares de los tejidos.

Estas burbujas se consideran la causa principal de una lesión que conocemos como accidente por descompresión y es sabido por todos los buzos que ante la presencia de las manifestaciones clínicas de un accidente por descompresión, se indica respirar una alta concentración de oxígeno, esto va a generar un mayor gradiente de difusión entre la sangre y los tejidos corporales, y entre la sangre y los alvéolos, de modo que más gas inerte pasa del tejido a la sangre y de allí a los pulmones para luego ser exhalado. Este suministro temprano de oxígeno acelera la eliminación del gas inerte en el cuerpo y la oxigenación a los tejidos hipóxicos, es por esto que afirmo que el oxígeno es el mejor amigo del buzo accidentado.

Básicamente un accidente descompresivo se expresa de dos maneras: la enfermedad por descompresión que corresponde la formación de burbujas del gas inerte que estuvo respirando el buzo tanto en los tejidos como en los capilares.

Por otro lado es el aero embolismo gaseoso arterial, que es la irrupción de burbujas del gas que respiró el buzo en la circulación arterial; además debemos recordar los barotraumas, que no son más que lesiones producidas por los cambios de volumen del gas contenido en las cavidades con contenido gaseoso en su interior, tales como el oído medio, los senos paranasales, las vísceras huecas y por otro lado la sobre distensión pulmonar, que generará un barotrauma pulmonar con ruptura de la membrana alveolocapilar y la inyección de gas en los tejidos capilares pulmonares que llevarán al aero embolismo arterial gaseoso.

El accidente por descompresión se va a generar por una obstrucción vascular no solo mediada por las burbujas, sino que va a generar la activación de una parte de los glóbulos blancos “los macrófagos” que actuarán sobre el endotelio de los capilares, desencadenando lo que se conoce como cascada proinflamatoria.

Por otro lado, las plaquetas se activarán y se facilitará así su agregación que también conlleva a la formación de coágulos de fibrina que, en definitiva, en forma conjunta, lleva a la isquemia o la mala oxigenación de los tejidos y finalmente a la muerte celular. Los accidentes por descompresión se manifiestan por dolores articulares de distinta intensidad, sensaciones en la piel como hormigueo o aumento en la sensibilidad, también cansancio mucho más intenso que el que correspondiera a la actividad del buceo, adormecimiento de la piel, cefalea y dificultad para caminar entre algunas otras manifestaciones.

De acuerdo con diferentes trabajos retrospectivos se pudo determinar que casi el 40% de las manifestaciones clínicas del accidente por descompresión aparecerán dentro de la primera hora después de haber finalizado el buceo. El 60% aparecerá dentro de las tres horas, un poco más del 80% se manifestarán en las primeras 8 horas y cerca del 98% de los síntomas aparecerán dentro de las 24 horas de haber llegado a superficie. Si un buzo tiene alguna manifestación más allá de las 24 a 36 horas debemos considerar otro diagnóstico además del accidente por descompresión. En un análisis realizado por la Diver Alert Network (DAN) de 2346 casos de accidentes por descompresión, casi el 60% de las manifestaciones corresponden a dolor y a alteraciones de la sensibilidad, el resto corresponden a sintomatología menos frecuente de acuerdo con el estudio de 1998 a 2004. Entonces qué es lo que le ocurre íntimamente, es decir en su interior, a un buzo con manifestaciones de haber sufrido un accidente por descompresión; por supuesto que habrá obstrucción vascular, activación de los leucocitos, agregación plaquetaria, hemoconcentración, va a tener una cantidad importante de gas inerte disuelto en los tejidos; además de la presencia de burbujas tanto en los tejidos como en la circulación.

El oxígeno va a jugar un papel importante en el tratamiento inmediato del accidente descompresivo, ya sea frenando la activación entre los leucocitos, corrigiendo la isquemia de los tejidos, aumentando la eliminación del nitrógeno disuelto en los tejidos y disminuyendo el tamaño de las burbujas, tanto circulantes como las que se han formado en los tejidos. El equipo de oxígeno que debemos utilizar para asistir a un buzo con manifestaciones de haber sufrido un accidente descompresivo debe reunir ciertas condiciones particulares:

• Debe tener una concentración del 95% al 100%.

• Debe permitir que sea suministrado a un flujo o caudal de 10 a 15 litros por minuto.

• El dispositivo que entre en contacto con el buzo debe asegurar un cierre lo más estanco posible, a fin de que el porcentaje inspirado sea de por lo menos del 75 al 80%

• Finalmente, debemos contar con una cantidad suficiente de oxígeno que nos permita asistir al buzo y poder trasladarlo al centro de mayor complejidad para que reciba su tratamiento definitivo.

 En el mercado hay diferentes tipos de dispositivos a ser utilizados como para suministrar oxigenoterapia al buzo; los hay de concentración variable y de concentración fija. Los primeros son las cánulas oronasales, las máscaras tipo de Venturi, las que tienen bolsas de reservorio, o también llamadas de no reinhalación. Las de concentración fija son la válvula a la demanda. Otros son los sistemas de circuitos cerrados, con canister de cal soda para retener el anhídrido carbónico exhalado por el buzo y con una cámara de volumen, y finalmente, el que queda es el tubo o cánula endotraqueal.

Tanto la cánula nasal como la máscara con sistema tipo Venturi arrastran una fracción grande de aire lo que hace de que la concentración de oxígeno que le llega al buzo accidentado sea de entre 25 y 50 %, por lo que no son adecuados para la oxigenoterapia que debe recibir el buzo. Lo que hace al dispositivo de máscara con tres máscaras y bolsa de reservorio, como la máscara con válvula a la demanda, estas dos le ofrecen al buzo una concentración de oxígeno suficientemente elevada como para poder asistirlo correcta y efectivamente. Uno de los beneficios que tiene el oxígeno en un buzo accidentado, es el denominado ventana de oxígeno o vacante de gases sin aire, que se da por los valores de la presión parcial de diferentes gases en la atmósfera, en el alvéolo, en las arterias y en las venas después de que dejaron el oxígeno en las células y transportan anhídrido carbónico hasta los pulmones mientras respiramos aire.

Gran parte de contenido de gases en los diferentes compartimentos lo constituye el nitrógeno, en ese ingreso al alvéolo, la cantidad de oxígeno va disminuyendo hasta llegar a las venas; sin embargo, el nitrógeno prácticamente disminuye muy poco y en la vena, vemos que la sumatoria de todos los gases, comparado con la presión atmosférica, es de escasamente 54 milímetros de mercurio.

Este es el espacio o ventana de oxígeno o vacante de gas inerte que queda, para que sea ocupado por el nitrógeno disuelto en los tejidos y pueda ser transportado a los pulmones. Ahora veamos qué es lo que pasa si nuestro buzo respira oxígeno al 100%; el nitrógeno desapareció, ya no hay nada.

En la atmósfera que respira, solamente tenemos oxígeno. Cuando llega al alvéolo se agregan el vapor de agua y el anhídrido carbónico. Al alcanzar la vena, gran parte del oxígeno ya quedó en los tejidos que difundió del lugar de mayor presión parcial al de menor; es decir, de las arterias hacia las células y la sumatoria de los gases en las venas comparado con la presión atmosférica, ahora es de alrededor de unos 520 ml de mercurio, generando una vacante de gas inerte muy grande que será ocupada por el nitrógeno que estaba disuelto en los tejidos, permitiendo de esta forma que el nitrógeno se elimine mucho más rápidamente que cuando el buzo respiraba aire.

Este es el concepto conocido por muchos como ventana de oxígeno. Con el fin de poder determinar el tiempo que le lleva a una burbuja formada en los tejidos para desaparecer en un tiempo determinado, ya hace unos cuarenta años el M.P. HALASTA LA AND L.E. FARHI y colaboradores, publicaron un trabajo en el cual estimaron el tiempo que le lleva a una burbuja de un milímetro en el radio desaparecer por completo. Este tiempo por supuesto que va a depender del tamaño inicial de la burbuja, de la perfusión que tenga en el tejido donde se encuentre la burbuja y del gas inerte que la componen.

En el caso de la burbuja, que la burbuja sea de nitrógeno y el buzo esté respirando oxígeno al 100%, desaparecerá en un tiempo que oscila entre 100 y 250 minutos dependiendo de la perfusión del tejido. Cuanto más perfundido, más rápido desaparecerá. Mientras que, si el buzo respira aire, el tiempo de desaparición se multiplicará por diez; es decir, entre mil y dos mil quinientos minutos. Vale que el decir, que de acuerdo con aquel gas inerte es el componente mayoritario dentro de la burbuja, también va a variar la velocidad de desaparición de esta. El helio es mucho más rápido que el nitrógeno.

En lo que se refiere a la evolución de los síntomas en los buzos que recibieron el tratamiento con oxígeno antes de la recompresión en cámara hiperbárica, J.M. LONGPHREÅ y colaboradores realizaron un análisis retrospectivo de un total de 2231 buzos con manifestación de haber sufrido un accidente descompresivo; 1045 recibieron en algún momento, antes de la recompresión, oxigenación normobárica.

Casi el 15% de los buzos manifestó que los síntomas desaparecieron por completo. Alrededor del 50% presentaron franca mejoría, el 25% manifestaron no haber notado ningún cambio y el 5% de los síntomas mejoraron temporalmente y el otro 5% restante, los síntomas empeoraron. En lo que hace referencia a la resolución completa de los síntomas después de haber realizado el primer tratamiento recompresivo, en el grupo que recibió oxígeno, casi el 65% manifestó que los síntomas se resolvieron por completo. Mientras que la resolución completa fue reportada en un 50% en aquellos buzos que no habían recibido oxígeno previo a la compresión.

En referencia a la necesidad de realizar más de un tratamiento recompresivo para resolver los síntomas, el 50% de los buzos que no recibieron oxígeno, necesitó de más de un tratamiento, comparado con solamente el 33% de los buzos que sí recibieron oxígeno antes de pasar a las cuatro primeras horas después de la aparición de los síntomas.

Para ir finalizando, un tema a tener siempre presente es el riesgo de fuego y explosión cuando se manipulan mezclas hiperoxigenadas u oxígeno al 100%. Aquí les traigo dos ejemplos:

• Uno es un recirculador que utiliza oxígeno puro en el botellón de la derecha.

• Otro es un botellón de aluminio utilizado para proveer primeros auxilios con oxígeno.

No debemos olvidar el triángulo de fuego: para que se produzca fuego necesitamos oxígeno, una fuente de calor y un elemento combustible. En estos dos casos, tenemos el oxígeno, el elemento combustible puede haber sido cualquier cuerpo extraño que haya ingresado inadvertidamente al circuito de oxígeno, hasta incluso una pequeña partícula que se puede haber desprendido de la pared del botellón, y la fuente de calor tranquilamente pudo haberse producido por un aumento muy brusco de la presión en el circuito lo que genera un aumento de la temperatura suficiente como para encender fuego, es lo que se conoce como compresión adiabática. Para finalizar, debemos recordar que, con la oxigenoterapia normobárica, producimos:

1. Hiperoxigenación, ya que aumentamos la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos, corrigiendo la hipoxia de estos.

2. Generamos contradifusión de gases entre el gas dentro de la burbuja muy rico en nitrógeno, y en el exterior de esta, enriquecido en oxígeno.

De esta manera, el oxígeno difunde hacia el interior de la burbuja y luego será metabolizado por el organismo, mientras que el nitrógeno sale hacia el tejido de la sangre y luego será eliminado por los pulmones. Esta forma se denomina desnitrogenización normobárica, todo esto lleva a la disminución del tamaño de la burbuja.

Correo de Ultramar

Suscríbete a nuestro Correo de Ultramar

y recibe información mensual sobre deportes náutivos, turismo, medio ambiente, ofertas y mucho más…

Al dar clic en SUSCRIBIRME aceptas nuestros Términos y condiciones

Conoce

Nuestros aliados

Suscribirme

Recibe información cada mes sobre deportes náuticos, turismo, medio ambiente y aprovecha los descuentos que tendrás en nuestros productos.