La conectividad es fundamental para la salud de los arrecifes coralinos, ya que permite el intercambio de larvas, nutrientes y organismos entre diferentes áreas arrecifales. Este flujo genético y ecológico es crucial para mantener la diversidad biológica y la resiliencia de estos ecosistemas ante amenazas como el cambio climático, la contaminación y la sobrepesca.
La conectividad asegura que los arrecifes más dañados puedan recibir larvas de arrecifes en buen estado, facilitando su recuperación. Además, los peces y otros organismos marinos dependen de la conectividad para migrar y encontrar hábitats adecuados para su crecimiento y reproducción, que además va más allá que los arrecifes y conecta todos los ecosistemas marinos.
Proteger los corredores marinos y establecer áreas marinas protegidas interconectadas son estrategias clave para garantizar esta conectividad. La investigación y monitoreo continuo de los patrones de conectividad ayudan a desarrollar mejores prácticas de conservación y manejo, asegurando la supervivencia a largo plazo de los arrecifes coralinos y los beneficios ecológicos y económicos que proporcionan.
Áreas de conectividad de larvas de coral para el gran Caribe: entre más cercanos los colores entre sí (p. ej. Rojos – naranjas – amarillos) más conectadas las poblaciones. Entre más lejanos (p. ej. Azul rojo) más separadas –no conectadas.
- Hasta 100 km es la distancia que pueden viajar las larvas de corales antes de asentarse, permitiendo la repoblación de arrecifes dañados con larvas de arrecifes saludables.
- Acropora palmata ha mostrado patrones de conectividad genómica entre arrecifes coralinos de diferentes regiones del Caribe.
- Conectividad: permite la migración de muchas especies de peces y otros organismos marinos entre ecosistemas para completar sus ciclos de vida y que haya un flujo de energía entre ecosistemas, influyendo en el mantenimiento y buena salud de estos.
- Los peces loro (Scaridae) utilizan arrecifes de coral para reproducirse, y sus larvas pueden dispersarse a arrecifes lejanos, contribuyendo a la recuperación y diversidad de estos.
Esta imagen muestra cómo las especies usan los diferentes ecosistemas durante su ciclo de vida, y, además, cómo esta conexión tiene un impacto en el flujo de energía. En este estudio se encontró que en aquellos sitios donde estaban los tres ecosistemas conectados (manglares, pastos marinos y arrecifes coralinos) la biomasa de peces loros aumentaba considerablemente. La recomendación (que se enlaza con las AMPs) es que se protejan las áreas que tienen estos tres ecosistemas para asegurar el flujo de energía y poblaciones más saludables.