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Así se vivió el desove de coral en Isla Fuerte

Es como una lluvia o una nube de esferas. Un momento efímero y a la vez bello y emocionante. El instructor de buceo de Isla Fuerte Ecolodge, Juan Carlos Tobón, nos relata este espectáculo de la naturaleza.

Por: Juan Carlos Tobón Trujillo, Isla Fuerte Ecolodge & Dive Center / Narval Buceo

No hay una palabra precisa en nuestro idioma para definir este maravilloso proceso biológico del pólipo coralino.

Este pequeño celenterado, el organismo con mayor capacidad de construcción del planeta, se sincroniza con los de su misma especie y colonia, para expulsar al agua, al unísono, sus paquetes de células sexuales, que luego flotando en el mar se fecundarán dando origen a una larva que será arrastrada por los movimientos marinos hasta depositarse, con suerte, en un lugar que tenga las características de sustrato, luminosidad, salinidad y temperaturas requeridas para establecer una nueva colonia coralina.

Así los arrecifes coralinos del planeta aumentan su cobertura.

Este suceso, llamado en inglés spawning, mal haríamos en llamarlo en español eclosión o desove porque ninguno sería correcto.

Sin importar el término, el suceso es fascinante. La poca información recopilada por la comunidad científica y sus colaboradores durante los últimos 11 a 15 años y las predicciones que de ellas se derivan son las herramientas con las que anualmente se pretende planear monitoreos del arrecife que conlleven éxito. Este es un suceso que lleva poco tiempo de ser estudiado y aún no se tiene certezas del por qué, del cómo y del cuándo sucede.

Las pocas predicciones anticipan que puede suceder en los meses de agosto, septiembre y octubre (en cada mes son solo ciertas especies de coral las que lo hacen) siendo septiembre en el que más especies tienen probabilidad de hacerlo.

Como muchos de los ciclos naturales de nuestro planeta, este también se rige por el calendario lunar: seis noches después de la luna llena de cada uno de estos meses comienza a presentarse, siendo el octavo día el de mayor probabilidad.

La hora también es un misterio y como el hecho en sí solo toma unos segundos, se requiere planear inmersiones con el mayor tiempo de fondo posible. Así que nos disponemos a bucear por cuatro noches consecutivas desde las 8:00 de la noche.

La recopilación de datos y pronósticos aumentan la expectativa de los ya emocionantes buceos nocturnos. Además, aprendemos también que en estas noches no solo se reproducen los corales sino también otros organismos como equinodermos (estrellas, erizo y pepinos de mar), esponjas y gusanos, que esperamos poder también apreciar.

Previamente, en charlas apoyadas por vídeos y fotos, los buzos que participan en el monitoreo reciben la información acerca del evento y de cómo identificar tanto las especies de coral con mayor probabilidad de ser vistas, como las señales previas al suceso que nos avisan que está próximo a ocurrir.

Llegando la fecha esperada zarpamos para el sitio de buceo previamente elegido, el cual cumple con las condiciones de profundidad (máximo 10 metros), cobertura coralina y movimientos del mar propicios para la observación.

La época del año (septiembre) en el mar Caribe añade, con la calma y transparencia del mar junto con cielos despejados y estrellados, más belleza al entorno de la operación.

Desde la navegación en el bote se comienzan a percibir cambios poco comunes como un notable aumento en el plancton bioluminiscente. Al descender se nota una actividad inusual de ofiuros de mar, gusanos y crustáceos.

A diferencia de un buceo normal, en este monitoreo los buzos han de permanecer muy estáticos mirando fija y detenidamente las colonias de las especies probables y los cambios en ellas que nos anuncian que está próximo el clímax.

Con mucho cuidado podemos ver cómo los pequeños pólipos van ensanchándose y dejando ver en su interior las pequeñas esferas que ya pronto arrojarán al agua.

El momento en sí es efímero, de 2 a 5 segundos, pero tan bello y emocionante como el salto de una ballena, una estrella fugaz o tantas otras maravillas que nos regala la naturaleza.

Las pequeñas esferas, una vez expelidas, permanecen por pocos segundos cerca, muy cerca de la superficie de la colonia; luego comienzan a ascender en la columna de agua formando una preciosa “lluvia”. La nube de esferas es dispersada luego por los movimientos marinos.

La reproducción sexual del arrecife coralino es a su vez una oportunidad de alimentación para otros habitantes del arrecife y atrae singular actividad a él. También, en este frenesí reproductivo, podemos ver estrellas de mar de brazos frágiles (ofiuros) apareándose para lograr su fecundación externa. Algunos erizos también están presentes en la partes altas del coral expeliendo sus células sexuales. Cantidad de larvas, gusanos, moluscos y algunos peces de hábitos nocturnos aprovechan esta oferta de alimento.

En la noche del 19 de septiembre, a las 9:58 p.m., a una profundidad de 7 metros, con una temperatura del agua de 29º centígrados, fuimos testigos de la primera liberación de células sexuales del coral. En esta oportunidad fue el coral masivo conocido vulgarmente como coral tejado (Montastraea/Orbicella Faveolata) quien lo hizo. A las 10:06 p.m. en el mismo sitio vimos al coral Montastrea/Orbicella cavernossa.

Esta noche otros corales hemisféricos, como los llamados cerebro, ya mostraban señales de su próxima reproducción.

Sin embargo, la noche del viernes 20 de septiembre nos ofreció el fenómeno en todo su esplendor.

En el Bajo Alicia, a las 10:06 p.m., a 3,5 metros de profundidad y con una temperatura de 29º centígrados, las grandes colonias de Montrastaea faveolata, Montastraea cavernossa, Siderastrea siderea liberaron sus gametos dejándonos presenciar el fenómeno en toda su magnitud. La liberación fue continua en muchas colonias y se prolongó por 20 minutos.

La sensación es de un júbilo indescriptible, mezclado con agradecimiento y humildad ante la magnificencia del la naturaleza y del majestuoso mar.

Para Isla Fuerte Ecolodge & Dive Center es un privilegio poder planear y llevar a cabo, toda la logística necesaria que han permitido, al mayor número de personas posibles, estar presentes en los monitores de estos últimos cinco años (2015-2019).

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