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30 años: pasado y futuro de la Agenda del Mar, décadas de océanos

Los próximos 10 años serán claves para descifrar no solo los retos científicos que los océanos nos imponen sino que a la vez será el último período en el que muchos de sus ecosistemas puedan ser rescatados.
Andrés Fernando Osorio Arias Director Ejecutivo CEMarin / Profesor titular Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Paula Andrea Zapata Ramírez Investigadora asociada CEMarin / Profesora asistente, Líder Nacional del Foco Agua, Alimentación y Territorio. Universidad Pontificia Bolivariana (UPB).

La ciencia oceánica es amplia: abarca disciplinas de ciencias naturales y sociales, locales y conocimiento tradicional, incluye las interfaces ciencia-política y ciencia-innovación, así como tecnología e infraestructura. La comprensión del valor del océano puede fomentarse mediante esfuerzos de alfabetización oceánica entre diversos grupos de interesados. Así es, como durante los últimos 30 años, la Agenda ha contribuido a acercar el conocimiento de nuestros océanos al público general, cada vez con contenidos más especializados y pertinentes para una comunicación efectiva sobre la importancia de este valioso recurso en nuestra vida diaria. Las pasadas ediciones nos han llevado a través de un viaje con contenidos inspiradores, con sabores y aromas de mar, con informes devastadores y desafíos futuros y complejos durante cada año desde sus primeras ediciones.

La celebración de los 30 años de la Agenda, no podría ser menor y viene acompañada del inicio de la Década de los océanos (2021-2030) de la Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. El comienzo de esta Década proporciona un marco para la acción transformadora que se basará en los logros y avances existentes y permitirá llevar a cabo acciones a diferentes escalas, disciplinas y generaciones. En un contexto global los océanos cubren más del 70 % del globo, pero apenas hemos explorado menos del 5 %. Uno de los retos de esta década es explorar esta nueva frontera ya que juega un rol importante en nuestro planeta. Para lograr esto se requiere una agenda de ciencia, tecnología e innovación importantes, para lo cual se requieren recursos, plataformas de investigación, tecnologías satelitales, vehículos submarinos, sistemas de cómputo, laboratorios ultra especializados, el desarrollo biotecnológico, la implementación de estrategias de economía circular, entre otros. De ser esto posible, el decenio generará los datos, la información y los conocimientos necesarios para políticas sólidas basadas en la ciencia e interfaces científico-políticas más fuertes a nivel mundial, regional, nacional e incluso local, lo que conduciría a una mejor gestión integrada de los océanos y el desarrollo de una economía oceánica sostenible en el camino a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su agenda al 2030. Sin embargo, todavía son pocos los recursos que se disponen en esta materia en comparación con lo que se invierte para la exploración en tierra o incluso en el espacio.

 

Colombia tiene particularidades de biodiversidad y todo el potencial para convertirse en ejemplo de investigación y desarrollo sostenible de los recursos marino-costeros. Es un país mega-diverso, con niveles de presencia de especies extraordinariamente altos en diversidad y endemismo, con una vasta biodiversidad marina en una variedad de ecosistemas a lo largo de las costas del Pacífico y el Caribe, así como alrededor de islas oceánicas y en mar abierto. Además, con la posibilidad de convertirse en referente latinoamericano. Estos ecosistemas y sus especies asociadas proporcionan servicios ecosistémicos esenciales para cientos de miles de personas, particularmente en comunidades costeras.

Sin embargo, la mayoría de los ecosistemas y especies marinos son amenazados por presiones antrópicas locales, regionales y globales. La Agenda del Mar ha dejado memoria historia en estos últimos 30 años de hitos globales como el calentamiento global de los océanos que no ha disminuido desde la década de 1970, con una duplicación de la tasa de calentamiento desde principios de los años 90 con un aumento continuo de la frecuencia de las olas de calor marinas. Estos eventos se han visto exacerbados por la acidificación del océano y se prevé que el continuo calentamiento a las escalas actuales conllevará a la desaparición a gran escala de los corales y otros ecosistemas altamente productivos que son fundamentales para proporcionar la seguridad alimentaria y medios de vida de millones de personas en el mundo. Por tanto, la protección y uso sostenible de este capital natural se está convirtiendo en una prioridad en Colombia. En particular, la pérdida de biodiversidad marina y recursos biológicos, la creciente destrucción de los hábitats costeros por la agricultura no sostenible, industria y turismo, así como las influencias adversas del cambio climático han aumentado durante mucho tiempo la preocupación de los científicos, los políticos y el público en general. Estas amenazas refuerzan la necesidad de una poderosa y eficaz estrategia de investigación y desarrollo de las ciencias y las tecnologías del mar y para eso se requiere una estrecha colaboración entre investigadores. En este contexto surge El Centro de Excelencia en Ciencias del Mar–CEMarin-, con 10 años de trabajo colaborativo en red y con más de 100 investigadores referentes de las ciencias del mar en Colombia en alianza con universidades europeas que ha marcado un mapa de ruta con visión internacional y con pertinencia nacional.

 

Algunos elementos identificados en el pasado por la comunidad científica nos marcan el futuro de la investigación para la década de los océanos y más allá –30 años de Agenda del Mar y los próximos 30 años de la agenda de investigación del mar-. Por tanto, hoy y en el futuro, la ciencia exitosa y visible tiene que cumplir con distintos criterios: tiene que ser interdisciplinaria, transdisciplinaria, basado en trabajo en red internacional, centrada en campos emergentes, y vinculante entre la ciencia básica con la solución de problemas complejos (particularmente socio-económico y socio-ecológico). A pesar de ser una «nación científica emergente», Colombia se ha quedado atrás de otros países latinoamericanos (por ejemplo, Brasil, Argentina, Chile o México) en el desarrollo de programas de colaboración de investigación marina debido a la logística y a limitaciones financieras.

 

Como respuesta, la comunidad de investigadores marinos debemos apuntar a una estrategia de ciencias del mar con visión global, pero destinada a resolver problemas con implicaciones regionales en Colombia, particularmente la protección y el uso sostenible de los recursos. Adicionalmente, el país debe integrarse de manera efectiva al programa de los océanos comunes, donde se concentran esfuerzos en las áreas fuera de la jurisdicción nacional, también llamadas aguas internacionales, que cubren el 40% del planeta y comprenden casi el 95% del volumen de los océanos.

 

Para dar respuesta a estas necesidades e iniciativas, el CEMarin en alianza con otras instituciones de referencia científica en Colombia proponen una agenda de investigación que se enmarca en tres (3) grandes temáticas: (1) Los cambios ambientales sobre los sistemas marino-costeros, (2) Los recursos marinos (donde se incluye la bioprospección, la acuicultura, la pesca responsable y la energía marina, entre otros) y (3) Océano y sociedad. Esta agenda científica se alinea con la visión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS14 – Vida Submarina, ODS13 – Acción por el Clima, ODS11 – Ciudades y Comunidades Sostenibles, ODS7 – Energía asequible y no contaminante, ODS6 – Agua Limplia y Saneamiento, ODS4 – Educación de Calidad, ODS2 – Hambre cero y ODS1 – Fin de la pobreza) y la “Década de la Ciencia Oceánica para el Desarrollo Sostenible (2021-2030)”  proclamada por las Naciones Unidas nos pone en primera línea el océano como una parte fundamental del planeta y absolutamente necesario para el modo de vida de los habitantes del planeta.

 

El Decenio movilizará recursos y fomentará la innovación tecnológica en las ciencias oceánicas que necesitamos para obtener resultados claves que beneficien a la sociedad. Por lo tanto, los científicos del mundo han declarado esta Década alrededor de seis grandes visiones del “océano que queremos”.

 

 

  • Un océano limpio en el que se identifiquen las fuentes de contaminación y se eliminen
  • Un océano seguro en el que las personas estén protegidas de los peligros naturales relacionados con el océano
  • Un océano saludable y resiliente en el que se cartografíen y se protejan los ecosistemas marinos
  • Un océano productivo que se explote de forma sostenible garantizando la provisión de alimentos
  • Un océano predecible en el que la sociedad tenga la capacidad de entender las condiciones oceánicas actuales y futuras
  • Un océano transparente con acceso abierto a datos, información y tecnologías

 

 

El objetivo mundial de UN es movilizar a la comunidad científica, pero también a los políticos, a las empresas y a la sociedad civil en torno a un programa común de investigación y de innovación tecnológica. Una de las prioridades durante estos diez años será «reforzar y diversificar las fuentes de financiación”. En la actualidad los países dedican a las ciencias oceánicas entre el 0,04 % y el 4 % del dinero invertido en investigación y desarrollo (I+D). Sin embargo, hay casi 3.000 millones de personas que dependen de la biodiversidad marina y costera para su subsistencia y los océanos absorben casi un tercio del dióxido de carbono generado por los seres humanos y atenúan así el impacto del calentamiento global. (citado de: https://news.un.org/es/story/2017/12/1423492)

 

Finalmente y en línea con el contexto de la pandemia mundial que acabamos de vivir, esta agenda de investigación deberá estar alineada con una visión mundial donde prime la vida, los ecosistemas marinos como proveedores de salud y el bienestar humano, que es más que desarrollo económico. Se deben definir umbrales de explotación de los recursos y repensar el modelo económico para el mundo, pero especialmente para las zonas marino-costera e insulares, ya que son sistemas altamente frágiles. Surgen entonces las recomendaciones de la “misión de sabios”, el documento onpes de Colombia como potencia bio-oceánica y el manifiesto por los océanos liderado por el CEMarin, la Comisión Colombiana del Océano y Conservación Internacional en alianza con la Agenda del Mar y la Fundación Malpelo, donde se ha resaltado el compromiso a futuro por parte organizaciones empresariales, estatales, académicas, ambientales y comunitarias con el fin de trabajar en pro de los océanos. Por lo tanto, te invitamos a que a lo largo del año recuerdes los restos de investigación y compromisos del manifiesto. 

 

•          Abordar los retos de manera intersectorial e interdisciplinaria para implementar acciones de recuperación de la calidad ambiental marina y fluvial, protección basada en infraestructura verde y la prevención de desastres. Todo en un contexto de adaptación y mitigación al cambio climático.

 

•          Gestionar una regulación clara sobre las actividades de alto impacto que afectan los recursos hidrobiológicos y el fondo marino.

•          Desarrollar un modelo económico sostenible basado en investigaciones científicas, que afiance la solidaridad y el intercambio de productos dentro de las comunidades costeras, y el buen uso de los recursos.

•          Actualizar los planes de ordenamiento de zonas de pesca incluyendo el conocimiento científico para potenciar territorios sostenibles y evitar artes destructivas y contaminantes.  Fortalecer los modelos de pesca artesanal y su cadena de valor.

•          Contemplar el transporte marítimo, los puertos, la conectividad y la seguridad marítima integral para el desarrollo marino-fluvial responsable con el medio ambiente y las comunidades costeras.

•          Impulsar las actividades  económicas marinas incluyendo el sector astillero, las energías no convencionales, la acuicultura sostenible, el turismo responsable y la bioprospección como herramienta para fortalecer la industria del país.

•          Fortalecer la educación, ciencia, tecnología e innovación de manera interdisciplinar, por medio de la adecuada dotación de recursos económicos, humanos y de infraestructura.

•          Garantizar la transparencia y coordinación en la toma de datos oceánicos y costeros, para su acceso gratuito.

•          Priorizar la gestión de residuos (incluyendo biosanitarios) con la Economía Circular.

•          Implementar el Índice de Salud de los Océanos a cargo de la CCO, como una herramienta para medir la adecuada gestión política, biológica, física, económica, cultural y social de nuestros océanos.

 

 

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