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El mundo de Octopus

Hola, mi nombre es Octopus vulgaris, al menos así es como me llaman los humanos. Aunque mi especie tiene amplia distribución a lo largo y ancho de nuestro planeta, yo nací, específicamente, en el mar Caribe, en un hermoso arrecife de coral.

Por: Jorge Herrera

Vine a este maravilloso mundo gracias a mis padres, en especial a mi madre, que dio su vida, literalmente, para que yo y miles de mis hermanos pudiéramos nacer. Es un proceso verdaderamente fascinante, un ejemplo de cuidado y sacrificio maternal poco visto en la naturaleza. Una vez se dio “aquel” encuentro entre mis progenitores y se dio la fertilización, ella se puso en la tarea de cuidar cada unos de los miles de huevos fertilizados que, con habilidad, colgó del techo de su madriguera. A partir de ese momento, dejó de alimentarse y se dedicó, única y exclusivamente, a cuidar de ellos, esto es, retirando, con sus brazos o tentáculos, residuos de sedimento y lanzando chorros de agua para oxigenarlos; sin detenerse, día y noche. Una vez nacimos mis hermanos y yo, nuestra madre, antes de morir, dio su último esfuerzo lanzando chorros de agua para ayudarnos a salir de la guarida.

El tiempo de mi desarrollo embrionario (dentro del huevo) puede variar según la temperatura del agua; yo, como soy del Caribe (agua tibia – 28°C), me desarrollé en algo más de 20 días. Llegado el día de mi nacimiento, al romperse la membrana que recubre mi huevo, fui liberado al agua, junto con mis hermanos. Quiero aclararte que adquirir mi apariencia definitiva de pulpo tardó aproximadamente 30 días más, y mientras tanto, formé parte del zooplancton, constituido principalmente por larvas de muchas otras especies marinas. Durante este tiempo, fui muy vulnerable a los depredadores y en muchas ocasiones estuve a punto de terminar en el estómago de otras criaturas mucho más grandes que yo; pero como pueden ver, la logré; hoy soy un ejemplar adulto de Octopus vulgaris. Aunque también, durante ese periodo, fui el terror de las larvas de crustáceos, mi alimento preferido. Una vez terminado completamente mi desarrollo, me dirigí al fondo del arrecife donde adquirí mi apariencia final de pulpo. Debido a mi muy pequeño tamaño, no más de un centímetro, me mantuve escondido de mis depredadores bajo las rocas o entre los corales, haciendo gala de mi capacidad de camuflaje, pero de eso te contaré con más detalle, más adelante.

La naturaleza dotó a mi especie con un crecimiento rápido y a los 6 meses de haber nacido ya alcancé un tamaño de unos 6 cm. de longitud. A partir de ese momento, no paré de crecer y hoy puedo sentirme orgulloso de medir casi un metro de longitud. Hay algo que no me gusta mucho y es que, al parecer, mi rápido crecimiento está relacionado con mi corto periodo de vida, no mayor a 2 años. Es por esto que en año y medio de vida ya alcancé mi madurez sexual, es decir, ya estoy en capacidad de buscar una hembra que me guste y que yo le guste (claramente) para unirnos en pareja y procrear… que será lo último que ella y yo haremos en nuestras vidas. ¡Sniff!

Pero bueno, dejemos la melancolía para después, porque durante este corto periodo de tiempo, he tenido una vida excitante, llena de emociones y peligros, he conocido a muchas otras criaturas del arrecife, he visto y me han contado cosas maravillosas. Además de cumplir la misión de perpetuar mi especie, no quiero irme de este mundo sin contarte un poco más sobre mí y sobre las grandes habilidades que poseo, además de la fascinante vida en un arrecife de coral.

Quizás te interese leer la segunda parte aquí

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